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Tres mujeres miran quietas a través de un cristal. Pensativas, observan una figura de trapo que se distingue a lo lejos por sus colores estridentes y cosido irregular. Lo que observan es un soporopo, muñeco de lana, tela, algodón y botones, cuyo rostro (siempre sonriente) está pintado a mano.
Los soporopos fueron un símbolo de expresión de afecto de las presas políticas de la dictadura chilena para sus hijos y familiares. Hoy, muchos de ellos se encuentran dentro de la colección estable del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, que cada año es visitado por miles de personas.
Parte de esta importante historia pudieron conocer adultas mayores de la comuna de Padre Hurtado, en una actividad organizada por la iniciativa Ciencia Abierta del Proyecto Explora Sur Poniente, en conjunto con la Mesa por un Territorio Inteligente y Sostenible. La visita a este centro dedicado a la memoria, se enmarcó en un recorrido histórico cultural por la Avenida Matucana, que incluyó distintos puntos de este icónico eje de la capital.
Así como esta, en 2022 hubo diversas actividades de la programación de Ciencia Abierta dedicadas a relevar el patrimonio cultural e intangible del país.
“Para nosotros/as es muy importante abarcar todo tipo de conocimiento, no solo científico, sino también proveniente de distintas áreas. Por eso, hemos hecho alianzas con diversas instituciones para resaltar el patrimonio cultural de las 22 comunas que componen nuestro territorio”, indica Marianela Cofré, encargada de la iniciativa.
Memoria, patrimonio vivo
Este enfoque ha permitido incorporar los saberes colectivos como herramienta válida para construir conocimiento y reescribir los relatos populares. Ejemplo de ello fue la actividad “(Re) Construyendo nuestra memoria sísmica: Experiencias colectivas de los terremotos de Chile central”, realizada en el Centro Cultural Tío Lalo Parra de la comuna de Cerrillos.
En este conversatorio, el investigador del Centro Avanzado de Tecnología para la Minería (AMTC), Sergio León, se desmarcó del formato clásico de una exposición científica para plantear una nueva dinámica: El público sería protagonista de la charla.
Comenzó invitando a los casi 60 adultos y adultas mayores presentes a recordar tres terremotos que marcaron la historia de Chile. Valdivia de 1960, Santiago de 1985 y Maule de 2010. Los recuerdos empezaron a aflorar, y las cifras complementaron cada una de las anécdotas.
Fue así como, casi intuitivamente, las y los asistentes fueron describiendo tipos de movimientos, duración y características de los sismos, que vivieron en la niñez, juventud y vejez.
“La memoria colectiva se construye a partir de eventos que marcan a una sociedad, y en ese sentido, los terremotos, sobre todo los de gran magnitud, caen dentro de esa clasificación. Entonces, hablar de ellos, sobre todo con quiénes vivieron estos eventos en primera persona, ayuda a (re) generar conciencia, compartir aprendizajes y no olvidar que siempre tenemos que estar preparados para enfrentar un terremoto”, puntualiza Sergio León.
Conocimiento para tod@s
Otro de los hitos que destacó en el transcurso de este año fue la visita al Archivo Nacional, ubicado en la comuna de Quinta Normal. A este lugar llegaron cerca de 30 adultas mayores, que conocieron por primera vez este gran acervo documental.
Pero, ¿por qué es relevante que el público acceda a estos espacios? Para José Fernández, encargado de Extensión y Educación del Archivo Nacional, “es significativo para que la ciudadanía pueda apreciar la importancia del acceso a la información que resguardan los archivos y su importancia para la historia, la memoria, el patrimonio y el acceso a la información como un derecho humano y como elemento esencial de una sociedad democrática”.
Además, destaca que “en el Archivo Nacional de la Administración encontrarán el patrimonio documental del país, que son los archivos de la gestión de la administración del Estado del siglo XX en adelante, los fondos notariales y de conservadores de bienes raíces, comercio y minas, así como también documentación que se ha decidido sea conservada en nuestro Archivo por importante para la historia y memoria de nuestra sociedad”.
Cabe destacar que ésta y las demás actividades realizadas en el marco de Ciencia Abierta fueron totalmente gratuitas, con el fin de acercar el conocimiento a distintos públicos y territorios.
Así lo describe Marianela Cofré, quien espera continuar esta senda durante 2023: “Fueron actividades muy gratificantes. Poder acercar la ciencia a personas que están alejadas de estos conocimientos es muy positivo porque permite seguir compartiendo experiencias”.
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