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Octubre se ha instaurado en Chile como el mes de la ciencia, albergando una gran cantidad de actividades que la destacan. Tal es su raigambre en nuestra cultura, que decenas de establecimientos educacionales escogen este periodo para realizar sus ferias científicas escolares, las cuales inundaron la zona sur oriente con los más variados tópicos.
Estos eventos, donde estudiantes luego de meses de investigación exponen sus resultados, se han vuelto verdaderas celebraciones que fomentan a la cultura científica. Tal es su popularidad que inclusive la Encuesta Nacional de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología en Chile 2016 logró visualizar su aceptación en la población, señalando que un 50% de los encuestados estaría dispuesto a participar activamente en ellas.
Producto de este interés, más de 30 muestras lideradas por científicos escolares se llevaron a cabo en este mes. De estas, 19 se realizaron en modalidad interescolar, eventos donde los establecimientos abren sus puertas a la comunidad, recibiendo la visita de apoderados, vecinos, estudiantes de otros colegios, diversos centros de investigación y destacados científicos y científicas nacionales; celebrando juntos la generación de conocimiento.
Contribuyendo a la alfabetización científica de la comunidad Buscando reducir la brecha entre los avances científicos y el conocimiento del público, a mediados de los años ’40 surgen en Estados Unidos diversas iniciativas para fomentar la cultura científica en la población. Medios especializados, clubes de ciencia y competencias científicas escolares comenzaron a cobrar vida, llegando estas últimas a Chile en los años ’60. Según Marlins Villanueva, encargada del Programa de Apoyo a Ferias Científicas del PAR Explora de CONICYT Sur Oriente, las ferias científicas han logrado posicionarse poco a poco en el inconsciente colectivo, siendo parte ya del proceso formativo de muchas generaciones de estudiantes. Sin embargo, aún para algunos de ellos la ciencia es lejana, transformando estas muestras en una oportunidad para cuestionar conceptos científicos. Buscando potenciar esta particular cualidad que caracteriza a gran parte de los proyectos de la zona sur oriente, este programa decidió realizar a comienzos del 2016 capacitaciones docentes en metodología indagatoria. El fin fue propiciar que los proyectos escolares surgieran de preguntas realizadas por los estudiantes y fueran respondidas a través del método científico, potenciando la experimentación y ese espíritu crítico manifestado. Adicional a este apoyo, la iniciativa durante todo el año ayudó a gestionar estos eventos en cada establecimiento, aportando en su organización con muestras científicas itinerantes y contactos con organizaciones científicas como el Centro para el Desarrollo de la |
Nanociencia y la Nanotecnología (Cedenna) y el Museo Nacional de Historia Natural (MNHN), quienes dictaron charlas buscando que los estudiantes logren percibir la ciencia de lo cotidiano. “Somos primates curiosos. Todo lo que está acá es resultado de 40.000 años de sucesiones de hombres y mujeres. Por eso participó en estas ferias. Creo que es importante fomentar la curiosidad, ayudar a los chicos a reflexionar y maravillarse con los fenómenos”, destacó David Rubilar, jefe de paleontología del MNHN, quien dictó la charla “Dinosaurios y el origen de las aves” en el Colegio Obispo Alvear. “Queremos promover la capacidad de comunicar de forma eficiente lo aprendido a otros, fomentando de paso el pensamiento crítico de todos sus participantes y que estas muestras pasen a ser una celebración dentro de los establecimientos, que los chicos esperen y exijan año a año”, expresa Villanueva. |
Democratizando el acceso al conocimiento Horas en el laboratorio, en el taller o en la casa de un compañero van forjando a estos científicos escolares, quienes después de muchas pruebas logran un experimento exitoso, surgiendo ahora un nuevo desafío: comunicar eficientemente y a diferentes tipos de público su investigación. “Los niños ensayan mucho antes de presentar su experimento, porque quieren estar preparados para las preguntas de sus visitantes. Este es un gran avance, que se nota en sus exposiciones que son cada vez menos de memoria y más comprensiva, demostrando una mayor capacidad de entendimiento del fenómeno”, rescata Matías Sagredo, encargado de Proyectos de la Escuela Básica y Especial Likan Ray. Esta vivencia compartida logró visibilizar conceptos científicos y tecnológicos ayudando a la comunidad invitada, a veces conformada de preescolares, vecinos, apoderados y científicos escolares de otros establecimientos; a apropiarse de los mismos, democratizando el acceso al conocimiento. “Esta fue la primera vez que abrimos la feria a los apoderados, porque queríamos incentivar su apoyo como agentes influyentes en el futuro de los estudiantes. Sin embargo, no pensamos en la fascinación que la muestra podría provocar en ellos, quienes no podían creer que eran sus hijos quienes les estaban explicando”, señaló Marcia Quintana, profesora del Colegio Puelmapu. La experiencia de Katherine Hernández, apoderada de segundo básico de la Escuela Básica y Especial Likan Ray, demuestra el impacto de estas muestras en la comunidad. “Mi percepción de la |
ciencia desde que comencé a asistir a estas ferias es distinta. Nunca me involucré mucho con la ciencia, ni hacer experimentos ni nada. Ahora me gusta la ciencia, he aprendido bastante y me he entretenido aún más”. Esta modalidad, cada vez más adoptada por la diversas instituciones, ha logrado demostrar los efectos positivos de la integración de más actores sociales en estas muestra, logrando estimular aún más las indagaciones de niños, niñas y jóvenes, embajadores de una nueva forma de ver la ciencia, más cercana y dispuesta a servir a las necesidades de la ciudadanía. Como señaló Ignacio Pizarro del Colegio El Sembrador “no tiene gracia no divulgar la inf |
Aprendizaje más allá del conocimiento Este actividad extraprogramática no es sino la culminación de un largo proceso de aprendizaje, donde docentes y estudiantes van mutando su manera de percibir el mundo a medida que van desarrollando sus proyectos en busca de dar respuestas a inquietudes que surgen de la observación de su entorno. “Los estudiantes esperan todo el año esta actividad. Tal es su impacto que los estudiantes de básica realizaron muchas peticiones para participar con sus proyectos”, cuenta orgullosa Roxana Palma, coordinadora de Enseñanza media del Colegio Extremadura. Según Constanza Villavicencio, profesora del Colegio Antilhue, esto puede deberse a que “los niños están más interesados por conocer qué está pasando a su alrededor. Además, les motiva saber que la ciencia va cambiando a través del tiempo y que ellos pueden contribuir con su granito de arena al hacer sus investigaciones”. Gracias a esto, según los docentes, estudiantes que aparentemente no tienen interés por estas disciplinas “en la feria logran resaltar, satisfaciendo su curiosidad”, destacó Carolina Blanco, profesora del Colegio San Pablo, situación respaldada por Víctor Venegas, profesor del Centro Educacional Municipal Horacio Aravena Andaur, quien indica que “los chiquillos del PIE, el Programa de Integración Escolar, son los que más han participado. Así se demuestra que su supuesto déficit atencional está más asociado con problemas de motivación, donde la ciencia puede entregar herramientas para trabajar ese aspecto”. |
Es así como la la ciencia se vuelve desafiante, surgiendo los primeros experimentos, los que en muchas ocasiones fallan. Para Carlos Donoso, encargado del Departamento de Ciencias del Colegio Merryland, es justamente estos momentos de fracaso los que resultan ser los más enriquecedores, ya que “se transforman en una oportunidad para volver a analizar el problema, sacando de ese instante de ‘angustia’ nuevas enseñanzas que van modelando mejor su conocimiento científico”. |
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