La tercera, y última sesión, del ciclo de talleres “Astronomía para párvulos”, culminó con un recorrido por la historia astronómica de nuestro país en el Observatorio del Cerro Calán.
Una vez en la cima del cerro, Víctor Salinas, monitor y divulgador de contenidos del Departamento de Astronomía de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, dio inicio a la actividad recordando que “Chile no solo es conocido por su vino, también por su astronomía. De hecho, el equipo multidisciplinario que aquí trabaja logró descubrir en agosto del año pasado un exo planeta, el más cercano a la Tierra”.
Otro dato que destacó Víctor, es que la Astronomía en nuestro país se remonta a 1860 y que el Observatorio antiguamente se encontraba ubicado en el cerro Santa Lucía, en lo que por entonces era la periferia de Santiago, y desde donde se podía observar la solemnidad del cielo nocturno sin contaminación lumínica.
Durante el transcurso de la jornada, se recorrieron cuatro instalaciones que albergan la misma cantidad de telescopios. El primero, un proyector de madera hecho a mano, en donde incluso las manchas que el astro más grande del sistema solar presenta, se hicieron visibles. Por su parte, los telescopios gigantes Heyde y Gautier, se impusieron con la majestuosidad y la experiencia que solo pueden entregar los años. Finalmente, el Goto cautivó por su pequeño tamaño, en comparación a los otros, y también, por su ingeniería japonesa.
En cuanto a su participación en los talleres, las educadoras parecían niñas mientras se divertían con las actividades. “Las tres sesiones me parecieron espectaculares. Fueron interesantes, prácticas y de fácil comprensión, debido a su carácter teórico y luego práctico. La calidez y disposición de los profesores logró que se generara una conexión”, contó Evelyn Loo, educadora en la Escuela Luis Galdames en Independencia.
Por su parte, educadoras con capacidades distintas también se pudieron integrar a las sesiones, pero con algunas dificultades. Así lo explica Karina Díaz, participante con discapacidad auditiva de la Escuela Básica Especial Santiago Apóstol ubicada en Santiago Centro: “Me sirvió para entender contenidos que no había visto en básica o media. Lo malo es que estos mismos contenidos no siempre estaban adaptados para personas sordas, por ejemplo, no pude ver los videos porque no había intérprete ni subtítulos. Aun así, me sorprende que se hayan hecho otro tipo de adecuaciones para mi, ya que no tengo dominio completo del español escrito y eso lo agradezco”.
Al término de las sesiones, las educadoras fueron sometidas a un test de alternativas en donde su aprendizaje fue puesto a prueba. Posteriormente y para desestresarse, se unieron a una pequeña convivencia, en donde pudieron compartir sus experiencias en torno al desarrollo de las actividades.