En el mundo, más de 300 millones de adultos padecen esta enfermedad que mata a cerca de 2,6 millones de hombres y mujeres. Con relación a los niños, alrededor de 42 millones de menores de cinco años tienen sobrepeso.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), caracteriza la obesidad por “una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud”. Camilo Aburto, nutricionista y académico de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Andrés Bello, agrega que es una enfermedad crónica de origen multifactorial prevenible “que conlleva hipertrotrofia general del tejido adiposo en el cuerpo”, y que principalmente obedece al almacenamiento que se genera entre la ingesta de alimento y el gasto calórico.
La manera de establecer el sobrepeso y la obesidad es a partir del índice de masa corporal o IMC, que es el peso en kilogramos, dividido por el cuadrado de la estatura en metros. Así, a modo de ejemplo, para establecer el IMC de un individuo que pesa 75 kilos y mide 1.60 mt., se debe realizar el siguiente cálculo: 75/1.60 al cuadrado. El resultado es un IMC de 29,30, es decir se trata de una persona con sobrepeso.
Para la OMS, una persona adulta con sobrepeso tiene un IMC igual o superior a 25. En un individuo que sufre de obesidad, este índice es igual o superior a 30.
La obesidad, además de generar distintos malestares como dolores articulares asociados a la recarga de peso conlleva una serie de patologías asociadas, como problemas cardiovasculares o diabetes mellitus, entre otros.
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