En la imagen, dos planetas orbitan alrededor de una estrella roja. Una voz en off relata una historia: “El 22 de febrero de 2017, los astrónomos anunciaron el descubrimiento de siete planetas del tamaño de la Tierra, que orbitan alrededor de una estrella roja conocida como TRAPPIST-1. Al menos dos de ellos reúnen las condiciones necesarias para albergar agua líquida y con ellos, vida”, se escucha.
La escena ocurre el 22 de marzo de 2018, en la Estación Quinta Normal del Metro de Santiago, durante la celebración del Día de la Astronomía. Mirando esa imagen, está la Orquesta Juvenil de Pudahuel, creada en 2003 y compuesta por músicos de entre 14 y 19 años. Observándolos a ellos, hay una multitud de personas, que ha llegado hasta allí para ver a los jóvenes interpretar un concierto que mezcla la música clásica con la astronomía, en una obra compuesta especialmente para conjugar ambas disciplinas.
—Les voy a pedir a los músicos que miren la imagen e improvisen lo que quieran —les dice Sebastián Pérez, astrónomo, músico, y uno de los creadores de la obra. Y los jóvenes comienzan a sonorizar el sistema planetario. Se conectan con lo que han aprendido de astronomía previamente gracias a Pérez, y se forma una melodía que tocan para unos astros que están a 39 años luz de distancia. Los interpretan.
—Nosotros venimos trabajando en este proyecto desde 2014, cuando se nos ocurrió hacer converger la música con la astronomía, pero de una manera intuitiva —explica Pérez. El astrónomo y músico recuerda que ese año, mientras se preparaba la presentación de la Orquesta Juvenil de Pudahuel, en el cierre de la Escuela de Temporada de la Universidad de Chile, conversó con Jorge Cornejo, el director de la orquesta, y junto a Kimball Gallagher, destacado pianista estadounidense que estaba de visita en Chile, se sumaron al grupo para interpretar una canción de Víctor Jara. —Se dio una convergencia muy bonita entre los tres y, después del concierto, con Jorge Cornejo decidimos agregarle una componente astronómica —recuerda Pérez.
Y para que la convergencia fuese más honesta, decidieron crear una pieza musical que estuviese basada en las leyes fundamentales del Universo. El astrónomo, entonces, le pidió a Anna Yermakova, una investigadora rusa con estudios en bioquímica e interpretación musical, que se hiciera cargo de la composición de la obra. El resultado fue único. Una pieza cuya partitura mezcla la notación de música estándar con una partitura gráfica, en base a datos astronómicos.
—La música contemporánea permite partituras más interpretativas, que no necesariamente se tocan nota por nota. Acá, por ejemplo, entremedio aparecen imágenes que tienen un significado, como la radiación cósmica del Big Bang, que los músicos tienen que tratar de comprender y tocar de acuerdo a lo que les genera—dice.
Pérez agrega que no es una obra simple, que hay partes muy estandarizadas, que suenan siempre igual, y otras que a propósito no están definidas, por lo que su interpretación siempre varía. Y para que esto fluyera, recuerda, fue necesario hacer un proceso de discusión con los músicos, donde hablaron del origen del cosmos y la formación de estrellas, entre otras cosas, para que ellos pudiesen conectarse con el Universo.
—Esta es una obra bastante plástica en ese sentido. Hay mucho espacio para la libertad interpretativa. La recepción de los músicos ha sido muy buena, porque son muy abiertos a probar este tipo de cosas. Nosotros hicimos entrevistas con ellos y muchos dijeron que era primera vez que se sentían interpretando de manera real.
El concierto “Cielos de Chile”, por tercer año consecutivo, se realizará el próximo 20 de marzo en el marco de la celebración del Día de la Astronomía, en la Estación Quinta Normal. Se trata de una actividad gratuita y abierta a todo el público, donde la Orquesta Juvenil de Pudahuel interpretará una pieza llamada Rapsodia Andina. En esta oportunidad, el Sol inspirará los relatos de los científicos participantes: Margarita Canio, Luis Chavarría y John Ewer. Ellos abordarán, a través de sus charlas, la relación de esta estrella con el pasado, su influencia en las distintas sociedades y cómo podría afectar biológicamente a los humanos vivir en un planeta con días más largos.
Texto: Jorge Rojas
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