Un grupo de investigadores encontró en el desierto de Atacama meteoritos que superan los dos millones de años, los más antiguos del mundo. Este descubrimiento ayudaría a comprender de dónde vienen estas piedras y cómo podría haber llegado la vida a nuestro planeta.
Una roca densa, oscura, no más grande que una mano humana, cubierta de grietas como venas que la recorren entera. No es una roca cualquiera, claro: es una que viajó millones de kilómetros por el espacio, hace millones de años atrás. Probablemente perteneció a un asteroide o quizás a una estrella de otra galaxia. Lo cierto es que ahora está en nuestro planeta: es uno de los 388 meteoritos recolectados en el desierto por un equipo chileno-francés —en el que participaron investigadores del Instituto Milenio de Astrofísica—, en una zona donde abundan las rocas extraterrestres llamada El Médano. En el interior de estas piedras caídas del cielo podría estar uno de los misterios más grandes que la ciencia aún no logra descifrar: el origen de la vida en la Tierra.
—Hay muchas dudas sobre cómo llegó la materia orgánica a nuestro planeta —explica la geóloga Millarca Valenzuela, una de las líderes de la investigación, de la que también fueron parte científicos de la Universidad Aix-Marsella—. El estudio de los meteoritos nos permite entender mejor la formación del sistema solar y los planetas y, al mismo tiempo, entender cosas de la Tierra: cómo es posible que tengamos agua líquida y materia orgánica, la razón por la que hay vida en la Tierra.
De los casi 400 meteoritos hallados en El Médano, 54 fueron elegidos para ser estudiados en detalle. Luego de varios procesos de clasificación, análisis y caracterización, cuenta la geóloga antofagastina, descubrieron que la colección de rocas extraterrestres sería una de las más antiguas del mundo —algunas tuvieron dataciones de hasta dos millones de años de antigüedad—, como publicaron en la revista The Geological Society of America.