Sucedió el 20 de agosto de 2018. Ese día, la adolescente sueca de 15 años, Greta Thunberg, decidió no asistir a su escuela en Estocolmo, fue hasta la sede del Riksdag, el parlamento sueco, y se sentó afuera. Lo hizo durante varios días, sosteniendo un cartel. En él, se leía: “Huelga escolar por el clima”. Un mes antes, las temperaturas más altas de la historia de Suecia habían causado severos incendios en el país, y Thunberg exigía a las autoridades que disminuyeran las emisiones de carbono. Su protesta, que duró hasta septiembre, la convirtió en una activista reconocida, fundadora de los Fridays for Future, el movimiento estudiantil más grande sobre cambio climático en el mundo, cuya primera marcha —en marzo de este año— se realizó en más de mil ciudades a lo largo del mundo.
—Los jóvenes hoy tienen una sensibilidad distinta —dice Roberto González, jefe del Departamento de Educación Ambiental del Ministerio del Medio Ambiente—. En ellos hay una búsqueda por mejorar las situaciones, construir una sociedad más armoniosa. Y hoy el cambio climático los convoca a ser un aporte, a contribuir para detenerlo.
Inspirados en la convicción que están demostrando los jóvenes de todo el mundo por proteger el futuro de nuestro planeta —y, de paso, a todos quienes vivimos en él—, el Ministerio de Medio Ambiente, en conjunto con el Programa Explora de CONICYT y el Centro Fondap de Ciencia del Clima y la Resiliencia de la Universidad de Chile (CR2), acaban de elaborar Tras la huella del cambio climático, una guía de actividades para promover la investigación científica escolar en torno a este fenómeno, dentro de las propias salas de clases. La idea, justamente, es que la búsqueda de soluciones para conservar la salud de nuestro planeta no se limite a los laboratorios, sino que también se desarrolle en los ámbitos donde estén los jóvenes, que son quienes vivirán ese futuro. Macarena Troncoso, coordinadora del proyecto e investigadora del CR2, lo explica así:
—Siempre solemos hablar del futuro, pero tenemos que pensar en los cambios que hay que hacer hoy. En ese sentido, los niños tienen que sentirse capaces, a la edad que tengan, de tomar medidas contra el cambio climático. No tenemos que seguir esperando a que sean grandes. Esto es una cadena y ellos son la base —dice Troncoso, quien es parte del grupo de comunicación científica del CR2, RedLama—. Con esta guía queremos derribar mitos, entregar definiciones y proponer actividades que permitan desarrollar investigación científica en las propias comunidades y con los problemas que hoy enfrentan.
Natalia Mackenzie, directora del Programa Explora —encargado de coordinar el trabajo entre las distintas instituciones— explica que la iniciativa nació a raíz del interés que hay entre los estudiantes por el cambio climático y sus consecuencias, y de lo importante que es para el país que en las salas de clases se discuta sobre acciones para mitigarlo. Por eso, concluyeron que debían entregar una serie de herramientas pedagógicas y científicas que permitieran formular buenas preguntas y llegar a posibles soluciones.
—Este trabajo tiene dos objetivos fundamentales: generar una coordinación no sólo interministerial, sino también con los centros de investigación, con el objetivo de llegar a la mayor cantidad de personas e involucrar a los niños y niñas —dice Mackenzie—. Eso es algo crucial. Siendo Chile un país tan vulnerable a los cambios del clima, es fundamental que aportemos a que las nuevas generaciones tengan conciencia del cuidado de su entorno.
La guía será complementaria a la asignatura de Ciencias Naturales, e incluye tres ámbitos claves: una introducción al cambio climático —qué significa, por qué Chile es vulnerable a él, cómo se está afrontando—; un acercamiento a las amenazas que puede generar en nuestro planeta y a nuestra capacidad de adaptación frente a esos escenarios; y, por último, una serie de ideas de investigación científica al respecto, y un llamado a crear nuevos proyectos que den soluciones a los cambios que estamos viviendo.
—Esta guía trata de ir más allá de sólo percepciones o temores —dice Roberto González, del Ministerio de Medio Ambiente—. Hoy los jóvenes están muy interesados en este tema. Por eso, hay que entregarles una fundamentación clara y motivarlos a generar intervenciones, porque el tiempo se agota. Ellos están en el momento preciso de defender nuestro mundo.
Desde este mes, la guía estará disponible para los estudiantes y docentes de todas las regiones del país, a través de los Proyectos Asociativos Regionales (PAR) del Programa Explora de CONICYT. Puedes descargarla en este enlace: Tras la huella del cambio climático.