Vino de pronto y fue casi imperceptible. Felipe Quezada —36 años, diseñador digital de la Universidad de Las Américas— dice que nunca supo qué golpeó la rueda de su moto en 2016, mientras recorría las carreteras aledañas a la pequeña ciudad donde nació: Yungay, 67 kilómetros al sur de Chillán. Ese accidente, que le dejó un brazo inmóvil y un dolor desesperante, lo obligó a cumplir la orden de los médicos: seis meses de rehabilitación.
Él lo intentó: paseó por distintos centros de rehabilitación privados y públicos, en Santiago y Concepción, donde hacía flexiones, movimientos cortos y repeticiones. Tres meses después, cansado de hacer siempre lo mismo, pensó en abandonar su tratamiento. Entonces se preguntó por qué esos ejercicios eran tan aburridos. Eso le trajo una nueva idea.
—Decidí crear un juego que hiciera la misma terapia que me enseñaban los kinesiólogos, pero de forma entretenida, ganando puntos, mejorando con puntajes, volviéndolo desafiante —dice, al teléfono desde su oficina en Concepción.
Quezada, que hasta ese momento se dedicaba a diseñar animaciones 3D y videojuegos, obtuvo 20 millones de un fondo de CORFO para crear un primer prototipo de su invento, junto a un equipo de terapeutas ocupacionales, médicos y kinesiólogos. Así nació Kinemotion, una plataforma interactiva que utiliza realidad virtual para rehabilitar pacientes con movilidad reducida.
—Ya había hecho videojuegos con esa tecnología, pero en esa oportunidad quise utilizar la captura del movimiento, a través de un sensor, para hacer los ejercicios de rehabilitación —cuenta—. El primer juego consistió sólo en trabajar el codo: si yo lo flexionaba bien, el dibujo animado avanzaba. Hoy sirve para todo tipo de pacientes. Quise evitar lo que me pasó a mí y le ocurre a mucha gente: desisten de la rehabilitación y nunca se recuperan del todo.
En uno de los juegos el objetivo es recolectar manzanas, colocarlas en una máquina y hacerlas girar, como machacándolas para preparar chicha de manzana, uno de los tragos típicos del sur de Chile. Para eso, el paciente debe mover sus brazos y sus piernas, en una serie de ejercicios que buscan recuperar la memoria corporal de los músculos.
Hoy utilizan Kinemotion unos 200 pacientes, principalmente de tercera edad, repartidos entre el Hospital San Borja, en Santiago, y los CESFAM de Concepción. En 2018, gracias a su invento, Quezada fue destacado por el MIT Technology Review entre los 30 mejores innovadores sub-35 de la región, y en septiembre de 2019 recibió el Premio Chileno del Año —en la categoría Innovación— junto a celebridades como el astrónomo José Maza y la cantante Mon Laferte.
Jonathan Zavala, kinesiólogo del área músculo-esquelética del Hospital San Borja y uno de los profesionales que ha aplicado Kinemotion en sus pacientes, realizó un estudio comparativo entre los beneficios de la plataforma de Quezada y la Wii, la consola de Nintendo que también utiliza sensores de movimientos. Durante un mes, estudió cómo influía el juego en 27 pacientes, entre 58 y 70 años. Cuenta que si bien ambos mejoran el balance del cuerpo y sus funciones, Kinemotion retroalimenta al jugador sobre cómo moverse, cómo poner el tronco e incluso hacia dónde mirar, lo que puede reducir notoriamente el tiempo de rehabilitación.
—El mismo sistema, sin necesidad de que el profesional esté siempre ahí, te va diciendo cómo hacerlo, siempre desde situaciones cotidianas —explica el kinesiólogo—. En pueblos chicos, la rehabilitación es difícil: los pacientes tienen que ir a las grandes ciudades para comenzar los tratamientos. Kinemotion esta pensado para eso: no reemplazamos al kinesiólogo, ni al terapeuta, ni al médico, pero sí lo apoyamos para que avance más rápido y atienda más pacientes.
Texto: Carolina Sánchez