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La doctora en Matemáticas, Salomé Martínez Salazar (45), fue invitada a exponer en el Encuentro Mundial de Mujeres Matemáticas (WM2) del 31 de julio en Río de Janeiro, Brasil, en el marco del congreso internacional de esta disciplina, instancia catalogada como la más importante del mundo porque en ella se entrega la Medalla Fields, homologable al Premio Nobel.
En la oportunidad participaron sólo tres latinoamericanas -Martínez era la única chilena- y ella pudo presentar su línea de investigación en el área de ecuaciones diferenciales y cómo permiten modelar el entorno, así como la importancia de la econología con respecto a las estrategias y formas de movimiento de las especies, ligándolo con la forma en que las mujeres se distribuyen en las diferentes carreras de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile.
“Las profesoras acá solo representamos un 17%, por esto me parece muy interesante asistir a este gran encuentro donde la idea es conocernos y visibilizar el poder de la mujer en la matemática. Crear redes, que es algo súper importante, discutir aspectos de género y el rol de esta disciplina en la sociedad”, detalla la académica.
Salomé recuerda que una persona que influyó en su decisión de estudiar matemáticas fue su padre, Servet Martínez,el connotado matemático nacional, y Premio Nacional en Ciencias Exactas 1993, a quien siempre vio muy involucrado con su trabajo. “Tener su ejemplo fue algo muy importante, siempre me ayudaba a estudiar, estuvo presente y fue clave para graduarme como la mejor ingeniera de mi generación”, comenta.
Sin embargo, su interés por esta disciplina académica recién surgió mientras estaba en el Liceo 7 de Niñas de Providencia, cuando eligió los electivos de matemáticas, pero reconoce que, hasta ese momento, se definía como humanista. Explica que “para que me gustaran (las matemáticas) tuve que profundizar en ellas. Después, estudiar ingeniería me abrió los ojos al darme cuenta de que se establece una verdad y que no siempre hay que seguir una regla o fórmula en específico de memoria”.
Una nueva forma de ver los números
La doctora Martínez investiga desde el Centro de Modelamiento Matemático, CMM cómo cambiar la forma en que se enseña matemáticas, mediante el desarrollo de dos proyectos financiados por el Ministerio de Educación: “Formación inicial de docentes en el área de matemática en la carrera de pedagogía básica” y Mejor Matemática I y II, en los que elabora material y recursos de apoyo para profesores de enseñanza básica, diseñados luego de entrevistas a académicos y estudiantes. Además, en esta misma línea, entre 2014 y 2016 llevó a cabo un proyecto Fondef titulado “Herramientas para fortalecer la formación de profesores de educación básica basadas en experiencias de enseñanza de la matemática en aula”.
“Trabajamos en eso porque hay posibilidades de incidir en la vida de muchos niños y niñas, para que aprendan las matemáticas de manera diferente. Esta asignatura tiene mucho de creatividad, pensamiento analítico para resolver problemas, representación de conceptos y conexión con la vida cotidiana. Además, es bonita y tiene un gran componente estético; la puedo ver y dibujar”, explica.
En este sentido, Martínez además investigó el sesgo de género en la formación docente y descubrió que los profesores tenían menos expectativas sobre el desempeño femenino en esta asignatura versus el de los varones. Actualmente, desde el CMM están desarrollando “Alicia en el país de las probabilidades”, un libro que busca acercar a los niños, de entre seis y ocho años, a este mundo desde un contexto lúdico, interactivo y visual, el que además tendrá enlazada una aplicación de juegos.
“Aquí, Alicia va a la tierra donde todos juegan y se aprende a razonar de manera muy empírica. Con esta historia clásica acompañada de ilustraciones, niños y niñas tendrán una aproximación a la matemática, y estas últimas podrán también identificarse con la protagonista femenina. Creo que si nos ingeniamos en diseñar nuevos mecanismos, podremos hacer que los estereotipos se acaben”, señala.
Pionera en la academia y la disminución de la brecha de género
La carrera de esta destacada científica ha tenido diversos hitos que la han transformado en una mujer sobresaliente en esta disciplina y un ejemplo a seguir en el camino hacia la equidad de género. En 2012 recibió el premio de excelencia científica Adelina Gutiérrez, otorgado a investigadoras jóvenes menores de 40 años; y en julio de 2017 se convirtió en la primera profesora titular del Departamento de Ingeniería Matemática de la Universidad de Chile, donde por años fue la única mujer entre 49 investigadores del CMM. Actualmente, son sólo dos investigadoras, mientras que en el departamento las mujeres alcanzan solo un 7% de representación.
En 2012 fue parte de la primera Comisión de Igualdad de Oportunidades de Género de esta casa de estudios y de un comité específico en la misma facultad al año siguiente, desde donde nació el Programa de Equidad de Género (PEG), que promueve el ingreso a la universidad de mujeres mediante cupos especiales. Esto ha generado, por ejemplo, que en la Facultad a la que pertenece Salomé un 17% de las académicas sea mujeres, mientras que el número de estudiantes ha crecido a un 28%.
Martínez cree que hay mucho sesgo: “muchas veces las científicas quedamos fuera porque manejamos otros códigos, y hay un montón de dinámicas que van en contra de la diversidad. Las universitarias tienen menos redes y, por ejemplo, pocas postulan a ser profesoras auxiliares porque no tienen información de los procesos dado que existe una barrera cultural. Muchas veces me sentí no tomada en serio y creo que es porque hay mucha flojera en el ambiente para generar acciones concretas que involucren a las mujeres”.
¿Qué mensaje entregaría a las niñas que están interesadas en la ciencia para que se atrevan a estudiar alguna de sus disciplinas?
Que la ciencia es para hombres y mujeres, y se pueden hacer muchas cosas distintas. He trabajado en problemas de econología, educación con profesores, he ido a escuelas, abordado temas de género, y he viajado por el mundo. Las invitaría a integrarse porque las mujeres no tenemos por qué excluirnos de estas aventuras tan entretenidas, ya que la ciencia no es una sola cosa, son muchas.
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