Es uno de los fundadores del Departamento de Astronomía de la Universidad de Concepción, y uno de sus investigadores más prolíficos, donde su pasión por la escritura, la poesía y la fotografía, es el motor de su producción científica, y al mismo tiempo, el vehículo para difundir este conocimiento.
En el Día de la Astronomía, que desde el 2014 celebra CONICYT a través de su Programa Explora, el doctor en Física Ronald Mennickent, reflexionó sobre el corazón de su obra, tanto científica como artística, una unión que para él es indivisible e inherente al ser humano. Tema central de su charla “Arte y Astronomía, un encuentro inesperado”, que dictará este 20 de marzo en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM).
El director del Departamento de Astronomía de la Universidad de Concepción -quien obtuvo el reconocimiento de CONICYT a la Divulgación de la Ciencia y la Tecnología Doctor José Tohá Castella (2005)- estudia la evolución estelar y las estrellas binarias, principalmente. Este quehacer científico lo transforma en fotografías, libros, poemas y cuentos infantiles, como “Rocío y los planetas que hablaban” y “Camila y Sombra exploran la Galaxia”. E-books que relatan de forma lúdica las aventuras de niñas y niños en el Sistema Solar y la Vía Láctea, respectivamente.
No sólo incursiona en la literatura infantil, también publicó el libro de difusión astronómica “Estrellas variables. Estrellas que cambian su luz en el tiempo” (UDEC, 2009). El primer astrónomo graduado en Chile, quien fue reconocido por su ciudad natal con el Premio Municipal de Ciencias en 2014, es también investigador asociado del Centro de Excelencia en Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA), sustentado por el Programa de Financiamiento Basal de CONICYT.
Ud. dedica gran parte de su tiempo a la difusión científica a través del arte ¿por qué lo escogió como vehículo para este fin?
Porque permite llegar con el conocimiento tocando la emocionalidad de las personas y evitando el sofisticado lenguaje científico. Conmover es importante, ya que la emocionalidad forma parte de la naturaleza humana, y también del proceso científico.
Desde niño tuve una fuerte curiosidad científica, especialmente, por todo lo relacionado con la física, matemática y astronomía, pero también, mirando hacia atrás, me doy cuenta que tenía una sensibilidad particular, que me hacía receptivo a lo que denominamos arte. Poder encauzar ambas disciplinas ha sido muy gratificante.
Para usted, ¿cómo se unen el arte y la ciencia?
Ambas caracterizan al ser humano, son parte de nuestra naturaleza. La ciencia permite interpretar racionalmente el cosmos, asumiendo causalidad entre fenómenos y aludiendo a leyes fundamentales. Mientras que el arte, hace posible interpretar emocionalmente la realidad. Así, los dos procesos los realiza el cerebro humano en respuesta al estímulo exterior. Sus objetivos son diferentes, pero uno y otro, involucran la creatividad, esa cualidad que permite traer a la existencia lo nuevo, lo que nunca antes existió.
Por ejemplo, pensemos en las leyes de Newton, son expresiones creativas del intelecto para interpretar racionalmente el movimiento de los planetas. Por otra parte, las grandes corrientes artísticas han partido de genios creativos, como el cubismo de Picasso, el impresionismo de Monet y otros, por mencionar algunos casos.
Además de la creatividad, veo otro vínculo entre arte y ciencia: la simbología. Las ecuaciones de la Relatividad General son símbolos para un físico, entidades abstractas que representan un fenómeno de estas características. Mientras que el uso del color, de la forma, del espacio, de la textura se convierte en simbología para el artista. Son elementos que representan emociones o un mundo interior que él quiere simbolizar.
¿Cómo ha sido la recepción del público a su trabajo artístico de divulgación?
La respuesta del público ha sido muy positiva. En una exposición de fotografías y poemas que realicé en Concepción, las personas se mostraron muy interesadas. Además, algunos de mis escritos han aparecido en cápsulas de la radio de la universidad y recibido buenos comentarios. También al postear mis poemas en Facebook he obtenido críticas favorables. En todo caso, entiendo que la percepción del arte es muy subjetiva.
Por otra parte, cuando en mis charlas muestro la canción “Luna Tucumana” como ejemplo de intersección entre música y astronomía, percibo mayor recepción en las personas de más edad, que conocen mejor al autor Atahualpa Yupanqui y a la intérprete Mercedes Sosa. Por el contrario, cuando presento el video de Cygnus X-1 (una fuente muy brillante de rayos X ubicada en la constelación del Cisne) con música de Rush, resuena mejor en los oídos de aquellos que gustan del rock de los 70 y 80.
¿Cómo ha influenciado en su quehacer científico, su trabajo en el arte?
Me permite navegar en otras aguas, relajarme, conectarme con la belleza y con el sentido de una manera diferente. Al regresar al trabajo científico vuelvo más activo, con una mente más clara, con una mejor disposición para enfrentar la metodología y el rigor de la ciencia. Veo ambas disciplinas como un medio de expresión.
Desde la vereda de los artistas, muchos han encontrado inspiración en la ciencia, ¿qué le parece que tomen el conocimiento como musa para sus obras?
El arte puede ayudar a imaginar mundos invisibles al ojo humano, como la fusión gravitacional de dos estrellas de neutrones, por ejemplo. Me parece estupendo que artistas se inspiren en el conocimiento científico, es una conexión necesaria y enriquecedora y puede dar lugar a un diálogo arte-ciencia que permita ayudar al entendimiento de ambos mundos.
Tanto artistas como científicos podemos hacer un esfuerzo para entender y valorar estos campos paralelos, entendiendo que ambos son expresiones valiosas del espíritu humano, en medio de un cosmos que aún estamos explorando y conociendo.