• El ecólogo y doctor en biología es el primer chileno en ingresar a la prestigiosa Academia Americana de Artes y Ciencias como miembro internacional.El científico destaca que el apoyo de CONICYT fue fundamental para llevar adelante su carrera.

Una mordedura de lagartija cuando niño fue el primer acercamiento de Pablo Marquet (54) con la ciencia. Muchos años después, en su ejercicio profesional, bautizó al reptil atacante como Liolaemus tenuis. El investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), financiado por CONICYT, fue incorporado a la Academia Americana de Artes y Ciencias (AAAS), una de las más antiguas y connotadas, fundada en 1780 con el fin de impulsar el desarrollo de estas disciplinas en beneficio de la sociedad. Tuvo en sus filas a Albert Einstein y Stephen Hawking. 

El doctor Marquet, quien también es director del Departamento de Ecología de la Pontificia Universidad Católica de Chile y presidente del Instituto de Sistemas Complejos de Valparaíso (ISCV), además se convirtió en miembro honorario internacional de la Academia Nacional de Ciencias (NAS), creada por Abraham Lincoln y conformada por cerca de 250 ganadores del Premio Nobel, entidad cuyo propósito es proveer un consejo científico y tecnológico al Gobierno estadounidense para ayudar a la adecuada formulación de políticas públicas en torno a esta disciplina. 

“Este reconocimiento es un gran honor para mi carrera y para la ciencia chilena. En Chile hay una gran profundidad de saberes, hacemos las cosas bien, somos serios y tenemos grandes científicos, solo nos falta más sentido de comunidad para reconocer y alegrarnos de los éxitos de los otros, porque cuando a alguien le va bien, ganamos todos”, dice el investigador del IEB. 

El académico y director del Departamento de Ecología de la Universidad Católica rememora que las principales dificultades que encontró en su camino fueron la falta de financiamiento y de bibliografía para iniciar las investigaciones, pero reconoce que no fueron obstáculos finales. “Siempre busqué y encontré una solución y eso deben hacer las próximas generaciones. Continuamente se puede ser creativo y hallar la manera de hacer las cosas, aunque sea sin dinero, las barreras más importantes son las que se pone uno mismo. Hay que creerse el cuento y ahí los buenos maestros son importantes, porque han pasado por lo mismo y te ayudan a descubrir el camino hacia tu propia manera de hacer y decir”, manifiesta.  

Marquet destaca que el apoyo de CONICYT resultó fundamental para poder llevar adelante la carrera que lo hizo conocido internacionalmente.Cuenta que su primer proyecto Fondecyt (Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico) lo obtuvo en 1989, y pudo estudiar los pequeños mamíferos del desierto de Atacama. El científico también destaca el aporte recibido a través del Fondo de Financiamiento de Centros de Investigación en Áreas Prioritarias (Fondap), lo que permite patrocinar el instituto en el cual desarrolla sus investigaciones. “Sin duda, esto ha sido un empujón fundamental. He sido un usuario muy favorecido por CONICYT, que es y ha sido una gran institución para la ciencia en Chile”, manifiesta.

Tras la naturaleza de todo lo vivo

El ecólogo, se ha esforzado en determinar cómo funciona la naturaleza de todo lo vivo, integrando en sus investigaciones diversos ámbitos de la ciencia como la biología, la antropología, la filosofía, la arqueología, las matemáticas, la medicina e, incluso, el arte, haciéndolo merecedor de la nominación antes mencionadapor parte de un colega estadounidense. “Vivimos en la lógica de las divisiones pero al final todo está unido por la biología. El fenómeno humano es donde residen los grandes problemas y donde están las soluciones. Si no nos entendemos a nosotros mismos y aceptamos la complejidad de nuestra propia existencia no progresaremos hacia mejores formas de gobierno, de política, de ciencia, ni re-conceptualizar nuestra relación con los ecosistemas del planeta”, explica.

Una de las aristas innovadoras que ha trabajado el científico es la metástasis del cáncer, entendiéndola como un fenómeno que implica diversos procesos evolutivos, donde puede extenderse por todo el cuerpo de manera muy rápida o mantenerse alojada solo en una zona específica. “Esta enfermedad es otro sistema ecológico más y es fascinante poder entender la dinámica de su avance en el ecosistema del cuerpo. Estamos recién percibiendo qué hace que unos cánceres sean muy especialistas y otros muy generalistas en relación a los sitios donde forman metástasis. Si logramos encontrar qué factores contribuyen a esto y si se asocia a la probabilidad de aparición, podríamos crear nuevas terapias preventivas, pero estamos recién empezando”.

El investigador, además, en un paperde modelos matemáticos publicado en la revista Natureen 2012 anunció una crisis en la biósfera y la humanidad para el 2050, si no se realiza un cambio en los hábitos de consumo, plantación y conservación de áreas marinas y silvestres. “Estamos un poco perdidos. Siempre hemos buscado la certeza de nuestra existencia en la religión, la política y, ahora, en el consumo, pero no hemos sido capaces de abrazar el misterio de nuestra presencia. Estamos embarcados en el crecimiento económico, crear más consumidores y que crezca la economía, pero pareciera que no existe real preocupación por lo humano y, en esta lógica miope, somos incapaces de distinguir que es parte de la naturaleza y que sin ella no hay futuro”, dice.