Conoce los corazones más raros del reino animal

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  • 24 septiembre, 2020

Existen músculos de más de 181 kilogramos y otros que funcionan 15 veces más rápido que el del ser humano; te invitamos a dar un vistazo a los órganos más fascinantes de la naturaleza. 

Desde enormes máquinas de bombear que pesan más que el promedio de los seres humanos, hasta pequeños músculos responsables de movimientos que engañan al ojo, el mundo animal ha evolucionado adaptándose a su entorno creando algunos de los corazones que parecen sacados de un libro de ciencia ficción. 

 

Desde el más rápido al más lento ¿cómo influye el porte del corazón a los mamíferos? 

La musaraña etrusca es el mamífero más pequeño del mundo, que mide 5,4 centímetros y pesar sólo 2 gramos en su etapa adulta. Su pequeño corazón late 1.200 veces por minuto, lo que equivale a 15 veces del ritmo del corazón humano, el cual bombea sólo 80 veces por minuto. 

Su rápido sistema cardíaco acorta su esperanza de vida, la que no supera los 16 meses. Sin embargo, si equiparamos el trabajo del sistema circulatorio de la musaraña etrusca al del ser humano, sus contados días equivaldrían a 20 años humanos – ya que es el tiempo en que nuestros músculos cardíaco se demoraría en latir la misma cantidad de veces que la del pequeño mamífero. 

Por otra parte, el corazón del mamífero más grande del planeta, la ballena azul, es una máquina de bombear sangre de 181 kilogramos que late un promedio de 13 veces por minuto. Pero, ¿por qué mientras más grande el animal, más lento es su sistema cardíaco? 

“En los mamíferos el tamaño del animal es inverso a su frecuencia cardíaca. Por ejemplo, en un ratoncito, que pesa 30 gramos su corazón late a más de 400 latidos por minuto. En un conejo que pesa entre 1 y 2.5 kg, su corazón late en torno a 200 latidos por minuto”, afirma Marcelo Andia, director alterno del Núcleo Milenio de Resonancia Magnética Cardiovascular (Cardio MR).  

“Nosotros los humanos, con un peso promedio de 70 kg, tenemos un corazón que en reposo late aproximadamente entre 60 y 75 veces por minuto. En un elefante, que pesa por sobre los 4.000 kg, su corazón late a 30 latidos por minuto.”, agregó Andia. 

El experto asegura que esto se explica básicamente por la necesidad de los mamíferos de mantener una temperatura constante. La capacidad de producir calor es proporcional a nuestro volumen corporal, y nuestra capacidad de perder calor depende de nuestra superficie corporal. 

“De esta manera la relación entre generación de calor versus pérdida de calor favorece a los mamíferos grandes que por lo tanto tienen una tasa metabólica proporcionalmente más baja que la de los mamíferos pequeños, lo que explica que los mamíferos grandes tengan una frecuencia cardíaca más baja”, concluyó Andia. 

 

¿3 corazones? 

Los pulpos tienen 3 corazones; uno que hace circular su sangre por todo el cuerpo y dos pequeños a sus costados que bombean un fluido rico en cobre llamado hemocianina a sus branquias. Esto les permite distribuir eficientemente el oxígeno que necesitan para mover sus cientos de miles de músculos. 

 

Un corazón que se regenera 

Y siguiendo con la temática marina, podemos hablar del pez cebra, el cual es capaz de regenerar su corazón cuando está dañado. 

Te preguntarás ¿pero no todos los órganos se reparan a sí mismos? La verdad es que no, cuando el corazón de un mamífero sufre una herida o un ataque, unas células especiales llamadas cardiomiocitos mueren, dejando al músculo cardíaco con cicatrices que disminuyen su función. 

Es por esto que diferentes académicos han publicado, a través de la revista científica Stem Cell Research, métodos teóricos para aprovechar la habilidad regenerativa del pez cebra en tratamientos para corazones humanos infartados o dañados. 

 

El más grande y el más pequeño

Si consideramos que la relación del tamaño del órgano con la del cuerpo del animal, el corazón más grande de todo el reino animal pertenece al colibrí garganta de rubí. Pesando solo 5 gramos y midiendo  8,5 centímetros, su corazón equivale al 2,5% de su cuerpo, en comparación al corazón humano que equivale aproximadamente al 0,4%. 

Diego Peñaloza, vocero del Colegio Médico Veterinario (Colmevet), afirma que “el récord del corazón más pequeño del mundo lo posee un pez carpa (Paedocypris progenetica), descubierto en Indonesia, este ejemplar llega a medir máximo unos 8mm; y su corazón se puede apreciar sólo a través de microscopios”

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