• En la región de Magallanes se alcanzó una cifra récord del 43% en cuánto a las mujeres que lideran proyectos de investigación científica. Adriana Bastías, nos entrega su visión de esta situación. 

A partir de la llegada del Instituto Antártico Chileno (INACH) a Magallanes y de la creación del concurso anual de proyectos, con evaluaciones y estándares de calidad internacionales, se confirmó un crecimiento constante, que ha repercutido en el incremento de proyectos encabezados por mujeres en la región donde, según la última cuenta pública del organismo, destaca un 43% de científicas como investigadoras principales, superando a la media nacional de un 31%.

Adriana Bastías, bioquímica y doctora en Ciencias Mención Ingeniería Genética Vegetal, trabaja actualmente en la Universidad Autónoma y se desempeña como docente investigadora, bajo la línea de investigación “Generación de marcadores moleculares para la identificación de plantas del género Atriplex”.

La científica, durante su carrera, ha obtenido diversos fondos de investigación de CONICYT, como Fondecyt, en algunos de los cuales fue investigadora principal. Además, nació en Puerto Natales, Región de Magallanes, y su familia está repartida entre Punta Arenas, Natales y Dorotea, por lo tanto, además de ser una destacada investigadora nacional y dirigir la RedI, tiene una cercanía especial con la región.

Dentro de los principales factores que considera necesarios para que la cifra del 43% de Magallanes se extienda a nivel nacional, está que aumente el porcentaje de mujeres que decida dedicarse a la investigación, ya que ese valor es muy cercano- según la Política de Género de CONICYT 2017-2025- a la tasa de chilenas que obtienen el grado de doctor. “En el caso del 31% de las mujeres que lideran proyectos -27% de ellos son Fondecyt o Fondef-, se debiese aumentar la inserción, respecto de las que se dedican a investigar, luego de obtener el doctorado, que entre las mujeres llega al 44%, pero ocupan el 31% de las plazas en las universidades chilenas. Es decir, existe un porcentaje que se pierde y corresponde a una gran cantidad de personas cuya formación fue financiada con fondos públicos y, por lo tanto, no nos podemos dar el lujo de desperdiciar este capital humano avanzado”. 

En ese sentido, ¿cómo considera que es el aporte que hace CONICYT?

CONICYT cuenta con una política de género, pero no todos los programas poseen incorporada esta política en sus instrumentos. Por lo que se debiese transversalizar el enfoque de género en todos los programas e ir avanzando para la incorporación de las mujeres en investigación con acciones afirmativas.

Bastías comenta que, entre los principales obstáculos que le ha tocado sortear en su carrera han sido conjugar las labores del hogar con su carrera profesional. “Sin duda, lo más difícil es compatibilizar con el trabajo no remunerado que uno efectúa en la casa y el cuidado de los niños, pero es algo que es transversal a todas las mujeres que se desempeñan fuera de la casa. Es lo que a mí personalmente, más me cuesta. Me encanta la investigación y no me veo haciendo otra cosa. Claro que está la contradicción de que mientras muchas de nosotras visibilizamos los problemas que existen en la academia para el avance de las mujeres, no estamos ‘produciendo’. Esperamos que vengan cambios y que este sea un periodo solamente”, dice.

Ante esto, considera que el principal desafío a nivel país para superar esta brecha, es “entender que no se puede hablar de meritocracia, mientras la cancha no esté pareja. Mientras la corresponsabilidad no sea real, deben considerarse los periodos de embarazo, lactancia, el cuidado de los hijos y, cada vez más, de nuestros padres ancianos, ya que todo esto recae mayoritariamente en las mujeres. Además, temas como el acoso sexual y laboral son necesarios de abordar, debemos investigar en ambientes seguros. Los 200 años calculados para que ocurran esos cambios culturales pueden disminuir con la legislación adecuada y la voluntad de generarlos. Se requieren políticas de género institucionales asociadas a medidas concretas con acciones afirmativas”.

¿Más iniciativas como la Red de Investigadoras podrían ser útiles tal vez?

Creo que sí, por ahora como Red hemos colaborado en la propuesta de una ley que prevenga y sancione el acoso sexual en contextos educativos. Además, tenemos una propuesta de “Equidad de Género en el nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación”, que esperamos seguir desarrollando para presentarla y, por supuesto, trabajando para contar con el apoyo necesario para que se concreten estas ideas.

¿Si tuviera que hacer un llamado a que las mujeres se atrevan más a postular a los diversos fondos de investigación de Chile, qué les diría? 

Actualmente, existe un sesgo en la ciencia e investigación chilena, pero no podemos bajar los brazos, sino seguir postulando porque muchas veces, tenemos una perspectiva y desarrollamos ideas diferentes, porque no podemos desperdiciar el 50% de los talentos chilenos, que son tan necesarios para el desarrollo sostenible y sustentable del país.