Así de importante es nuestra estrella más cercana, esencial para el desarrollo de la vida en nuestro planeta. Es por ello que el Programa Explora de CONICYT y su Consejo Asesor, compuesto por once académicos expertos en diferentes áreas, ha proclamado el 2019 como el Año del Sol. “Este año tendremos la posibilidad de experimentar un fenómeno excepcional. En nuestro país ocurrirá un eclipse de Sol que, durante unos minutos, nos expondrá a la oscuridad total”, dice Natalia Mackenzie, directora del programa. “Es una invitación a reflexionar sobre la importancia del Sol, su gran influencia en nuestra vida, y una oportunidad para vincular un elemento cotidiano con las diversas ciencias que lo estudian”.
El eclipse total de Sol ocurrirá el 2 de julio de 2019 y cruzará la región de Coquimbo y una parte de la región de Atacama, en donde brindará un espectáculo asombroso, transformando el día en noche durante un par de minutos. También será visible, de manera parcial, desde todo el territorio nacional. Este evento ocurre cuando la Luna pasa justo entre la Tierra y el Sol; en ese momento, la sombra de la Luna se proyecta sobre la Tierra, bloqueando parcial o totalmente la luz del astro.
“Nos pareció interesante que junto con un fenómeno tan impactante, que todas las personas en el país serán capaces de vivir en algún grado, pudiéramos darle relevancia al Sol como fuente de vida, necesaria para la salud”, dice Mackenzie. “La idea es que el eclipse despierte el interés de la ciudadanía en saber más respecto de este tema.”
Con esa idea en mente —el Sol como gran dador de vida—, Explora diseñó un plan de actividades educativas relacionadas con el astro, que serán desarrolladas durante eventos como la Semana Nacional de la Ciencia, el Día de la Astronomía y los Campamentos de Educación en Ciencias. Luis Michea, doctor en Ciencias Biomédicas, investigador de la Universidad de Chile y miembro del consejo de CONICYT, cree que es muy relevante que la población entienda las múltiples formas en que el Sol determina nuestra biología. “La exposición a la luz solar permite regular nuestros ritmos de actividad biológica, los ciclos del sueño y de la vigilia”, dice. “Incluso existen trastornos de ánimo por privación de luz solar. En Chile la población tiene menos síntesis de vitamina D de lo aconsejable, porque pasamos mucho tiempo bajo techo, con poca actividad outdoor. Estas cosas afectan directamente la calidad de vida, y tienen derivadas en el desempeño laboral, el estado afectivo y el crecimiento”.
Los cuatro ejes temáticos del Año del Sol, que engloban los puntos de vista astronómico, tecnológico, biológico y social, son el Sol como estrella, la energía solar, el Sol y la vida, y los pueblos originarios y el Sol. “Este último eje es importante, porque CONICYT no sólo promueve las ciencias naturales y exactas, sino también a las ciencias sociales”, agrega Mackenzie.
El pueblo mapuche, por ejemplo, estudió los cambios de posición del Sol y otros astros, y las variaciones que estos producían en su entorno y en la tierra. Esa comprensión les permitió reconocer el comienzo y fin de cada año, y estructurar jornadas de trabajo, así como tiempos de cosecha y plantaciones. Asimismo, le daban al astro una significación mística, pues lo consideraban una de sus principales deidades. Por eso, cuando sucedía un eclipse total de Sol, que llamaban Lai Antü —literalmente “la muerte del Sol”—, se hacían rogativas durante días, pues este evento presagiaba la muerte de un cacique respetado.
El siguiente Lai Antü, luego del que observaremos este año en el norte, podrá verse el lunes 14 de diciembre de 2020 en las regiones de La Araucanía y de Los Ríos. También seremos privilegiados con un tercer eclipse total de Sol el sábado 4 de diciembre de 2021 en la Antártica Chilena. En esas tres oportunidades podremos sentir durante algunos minutos la oscuridad, que no es otra cosa que la ausencia del Sol, fundiéndose sobre nuestro planeta.