Al momento de evaluar los cambios en los viajes de ciclistas que se han generado en Santiago durante los últimos años, es posible apreciar que hoy la mayor parte de ellos se producen en las zonas centro y oriente de la ciudad, lo que indica que el perfil del ciclista santiaguino ha cambiado. Mientras que en el pasado estos eran trabajadores de bajos ingresos, que posiblemente ocupaban este vehículo debido a su bajo costo, hoy se han sumado velocipedistas mujeres, jóvenes, con más años de estudios y de ingresos altos.
“La bicicleta estaba relegada a sectores de ingresos más bajos. A pesar de que siguen siendo estos grupos los que más la usan, hoy se nota fácilmente en la calle que los grupos más acomodados también están optando por este modo de transporte”, dice Tomás Rossetti, uno de los investigadores principales del proyecto del CEDEUS.
El estudio de este Centro de Investigación de Excelencia, financiando por CONICYT, a través de su Fondo de Financiamiento de Centros de Investigación en Áreas Prioritarias, Fondap, indica que el sector oriente, conformado por las comunas de Ñuñoa, Providencia, Las Condes, Vitacura, La Reina y Lo Barnechea, pasó a agrupar el 26,2% (195.740 viajes) de traslados en bicicletas, aumentando en más de seis veces los generados en el último periodo. Mientras que, la macrozona sur mantuvo una alta participación, pero bajó a 19,5% (145.685 desplazamientos) de los trayectos.
Si bien existen aproximaciones a nivel cuantitativo, que estiman el número de biciclistas en la ciudad, son pocos los esfuerzos por levantar información que indique quiénes son éstos. El estudio “Caracterización socioespacial de los ciclistas urbanos de Santiago”, indaga en la construcción de un perfil. La investigación se realizó en base a un análisis de las encuestas origen-destino del año 2001 y 2012 (últimas disponibles) y a un cuestionario de elaboración propia, que fue contestado por 2.606 pedaleros. En términos generales, son “hombres, adultos jóvenes y con estudios superiores”, sin embargo, no se puede hablar de un único modelo de ciclista santiaguino.
Respecto a las macrozonas de la ciudad que congregaban la mayor cantidad de traslados, en 2001 las comunas periféricas del territorio sur eran las que más concentraban movimiento en días laborales. En el sur, se generaban un 26,4% de los viajes en bicicleta de la ciudad, equivalentes a 80.230 desplazamientos; mientras que la zona oriente, sólo alcanzaba un 10,1% de los recorridos (30.694 viajes).
No obstante, durante los siguientes diez años, el origen de los traslados cambió de manera sustantiva, puesto que la macrozona oriente pasó a generar la mayor cantidad. Según indica Tomas Rossetti, este cambio se podría explicar por múltiples razones, una de las tesis, es que existe una tendencia de los capitalinos a vivir más cerca de su trabajo y se están trasladando al sector centro y oriente, lo que incentiva mucho el uso de la bicicleta. Por otra parte, estas comunas cuentan con más recursos municipales como para invertir en infraestructura urbana, orientada a ciclistas y esto, también, motiva el uso de este medio de transporte.
Ha habido ciertas políticas públicas en la ciudad que inciden en el uso de este transporte. Ciertamente, el aumento de ciclovías y la disponibilidad de bicicletas públicas, que incrementan el acceso y facilitan la conexión con viajes intermodales, impactan en su uso. También, se produce el fenómeno “safety in numbers”, como explica Rosetti: “se ha demostrado que entre más ciclistas hay en la calle, la cantidad de accidentes, de mortalidad, va disminuyendo, porque los usuarios de la ciudad se van adaptando a este vehículo, que es un poco incómodo para los peatones porque van muy rápido; pero también, para los autos, porque van muy lento y por lugares donde a veces no son muy visibles. Entonces, en general, entre más ciclistas hay, se genera una masa que hace que vayan más seguros, todos”.
En relación a la distribución de la muestra, las mujeres se encuentran representadas por el 37%. Por otro lado, un 53% son adultos jóvenes (18 a 30 años), 35% son adultos (31 a 50 años), 6% tienen entre 51 a 65 años y 1% tienen más de 65 años. La ocupación mayoritaria es ‘empleado’, con un 55%, seguido por ‘estudiante’ con un 28%. La composición por nivel de estudios indica que 3% posee escolaridad incompleta, 10% estudios escolares completos, 27% estudios universitarios o técnicos incompletos, 44% estudios universitarios o técnicos completos y 15% está realizando o tiene estudios de posgrado.
El estudio indica, además, que el ciclista tiende a pedalear cerca de cinco veces en la semana, en viajes que se estiman de más de seis kilómetros de distancia. En cuanto a hábitos, los expertos indagaron en el uso de casco y tránsito por la vereda o calzada. Para lo primero, se presentaron diferencias asociadas a la experiencia: los ciclistas que llevan más de un año pedaleando, optan por no usarlo. Respecto al lugar por donde transitan, personas mayores y mujeres prefieren pedalear por la vereda, debido a que existe menor riesgo.