Carlos González es ingeniero civil eléctrico de la Universidad de Chile y miembro del equipo que puso el primer nanosatélite chileno en el espacio: SUCHAI. De esa experiencia, de las lecciones tras su creación, puesta en órbita y operación, les habló a niñas y niños de las zonas rurales de la Región de O’Higgins, donde él creció, gracias a su participación en 1000 científicos 1000 Aulas, del Programa Explora de CONICYT.
“Quise mostrar el trabajo que se requiere para lanzar satélites en Chile, pero desde una perspectiva más humana. Deseaba que los muchachos se dieran cuenta que para lograr grandes cosas hay que esforzarse y dedicarse harto, incluso durante años. El mensaje era que en la ciencia no hay genios, sino gente muy esforzada y perseverante”, dice el investigador.
Sin duda, la astronomía es una de las ciencias que más captura el interés de las personas, porque el cielo es visible para todos, sin discriminación alguna. Al mismo tiempo, reúne las preguntas fundamentales de la humanidad, como el origen de la vida o si estamos solos en el Universo. Este enganche, aseguran los científicos, es muy beneficioso para dar a conocer otras ciencias, como la física, química o la biología y que están íntimamente ligadas.
En este contexto, el 23 de marzo se desarrollará la quinta versión del Día de la Astronomía, una celebración a nivel nacional, impulsada por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, CONICYT, que contará con múltiples actividades como exposiciones, conversatorios, conciertos y charlas inclusivas, durante toda la semana.
“Se trata de una excelente iniciativa, porque a lo largo de las charlas he podido notar que el espacio motiva muchísimo a grandes y chicos. El ser humano se hace preguntas y esta ciencia ofrece un camino para buscar esas respuestas. Todos queremos saber de dónde venimos, dónde estamos y qué misterios hay en el cielo”, agrega González.
La vida extraterrestre también es atractiva para distintas generaciones, traspasando incluso la barrera de la ciencia y alcanzando el estatus de cultura popular. ¿Hay seres inteligentes en el universo? Eso quiso responder Nicolás Troncoso, estudiante de postgrado del Departamento de Astronomía de la Universidad de Chile (DAS), en su paso por establecimientos educacionales del país.
“A todos nos llama la atención escuchar sobre alienígenas, su existencia y saber si nos han visitado. Usualmente, quienes abordan estos temas son comunicadores de sucesos paranormales, sin embargo, son quienes estudian la vida (biólogos) y el Universo (astrónomos) quienes podemos hablar con autoridad sobre qué sabemos realmente y qué nos falta por descubrir”, explica el investigador del DAS. Quien valora además, la celebración del Día de la Astronomía, pues permite visibilizar y concentrar la atención de la comunidad científica y del público general en torno a una fecha particular.
La fascinación que provoca el estudio del cosmos permite, además, fomentar el pensamiento crítico. “Debemos aprovechar la respuesta emocional que produce la astronomía, para desarrollar el razonamiento, evitar la pseudociencia y la especulación mágica, que tanto se ve en los medios de comunicación. Dar a conocer que en Chile estamos realizando ciencia de primer nivel permite a los niños seguir modelos y soñar con ser científicas y científicos”, explica el doctor Juan Carlos Beamin, del Instituto de Física y Astronomía de la Universidad de Valparaíso, (IFA).
El investigador también ha participado en la celebración del Día de la Astronomía y este 2018 estará colaborando en actividades en Santiago y Valparaíso. “Me encanta, ya que se logra una cobertura que no se puede conseguir con iniciativas atomizadas por nuestros grupos de difusión, se pone en el tapete nacional y miles de personas se benefician de dichas actividades. Afortunadamente, he estado involucrado en varias actividades cada año y he podido comprobar de primera mano como científicos, estudiantes y visitantes se favorecen con dicha iniciativa”, asegura el profesor Beamin.
Investigadores de hoy con los científicos del mañana
El contacto directo entre escolares e investigadores que promueve 1000 Científicos 1000 Aulas genera una interacción favorable. Los primeros conocen el quehacer científico nacional en voz de sus protagonistas y encienden su curiosidad; mientras que los segundos recargan fuerzas, se sorprenden con las preguntas y vuelven a trabajar con más motivación.
“Ver lo entusiastas que son los muchachos cuando piensan en el espacio, percibir las preguntas que surgen y lo curiosos que son los niños, me dejó lleno de esperanzas sobre el futuro científico de Chile. Sirve de inspiración, sales con nuevas ideas y con energías renovadas”, explica el ingeniero del SUCHAI.
Con esta idea coincide el investigador postdoctoral de la Pontificia Universidad Católica y que recibe patrocinio de Fondecyt, Germán Gómez, quien visita escuelas con estudiantes en riesgo social para acercarles la ciencia. “Quiero dejarles recuerdos imborrables que causen un impacto en sus vidas. Los más pequeños, incluso párvulos, me hacen preguntas súper interesantes que luego me quedan resonando en la cabeza por semanas, como quién hizo el universo o cuál es su tamaño. Me ha dado mucha estimulación a nivel personal para seguir trabajando”, asegura.
Los expertos concuerdan en que hablarle a niñas, niños y adolescentes sobre estas disciplinas es muy relevante también para incentivarlos en seguir carreras científicas. “Es importante motivarlos a investigar, innovar y crear desde que son pequeños, para que, en el futuro, Chile sea una sociedad basada en el conocimiento. Las economías basadas netamente en la producción de materias primas no pueden ofrecer el nivel de desarrollo que vemos en otros países”, indica Carlos González.
“Les hablo de rayos gamma cósmicos porque, aparte de trabajar en el tema, en Chile se construirán muchos telescopios en los próximos años, entre ellos, uno que permitirá detectarlos. Así que además de la difusión, tengo un doble propósito: reclutar a los próximos científicos chilenos”, comenta Gómez.