Chile tiene alrededor de 3.000 volcanes a lo largo de la cordillera de Los Andes, y cerca de 150 de ellos están activos. Posee recursos geotérmicos ilimitados; sin embargo, todavía no ha conseguido desarrollar este potencial. Un experto en Ciencias Geológicas explica cómo el país puede convertirse en un modelo regional.
La situación chilena resulta especialmente paradigmática porque se estima que el potencial geotérmico es de 16.000 MW, 1.2 veces más que la capacidad energética instalada en el país actualmente. Lo desconcertante es que Chile posee una fuente inagotable de energía que puede ser extraída de la Tierra, pero depende energéticamente de otros países.
Diego Morata, Dr. en Ciencias Geológicas, director del Centro de Excelencia en Geotermia de Los Andes (CEGA) y miembro del directorio de la International Geothermal Association, afirma que existen una serie de elementos que precisan ser articulados. Identificar el recurso geotérmico del país; contar con recursos humanos cualificados, poseer un financiamiento sostenido, tener una base legal así como capacidades técnicas y analíticas son elementos clave para poner a Chile en el escenario regional de la energía geotérmica.
Según el investigador, la historia de la geotermia en Chile está marcada por cinco hitos principales. En 1923, una comitiva de científicos italianos realizó la primera exploración geotérmica y, posicionó al país como un sitio de interés. Luego, en la década de los sesentas, el Estado desarrolló un programa de geotermia en los Geiser del Tatio, pero la exploración se paralizó en 1979. En 1995, el Estado impulsó la investigación y abrió vías de financiamiento hasta que en 2000 se aprobó la Ley de Geotermia N° 19.657, con la finalidad de normar el uso del recurso otorgando concesiones de exploración y de explotación. Sin embargo, las cosas no salieron como se esperaba: Si inicialmente habían 15 empresas haciendo exploración, hoy sólo quedan dos.
La debilidad de la ley es que se pensó para proyectos eléctricos de alta entalpía y no para proyectos de aprovechamiento a menor escala, puntualiza el científico. A esto se suma, las altas exigencias para proyectos geotérmicos de baja entalpía, y plazos de concesión muy bajos. Hoy en día, el Ministerio de Energía trabaja en una nueva legislación.
Investigación geotérmica
El Dr. Morata lidera un Centro Fondap dedicado a la investigación geotérmica y, aspira a que este conocimiento permita el uso sostenible del recurso y que sea económicamente competitivo para aportar a los requerimientos energéticos de Chile y Latinoamérica.
Comenzó sus labores en 2011, donde consiguió consolidar un equipo de trabajo motivado por la formación de capital humano especializado. Este año ha iniciado una nueva etapa de financiamiento, donde aspira a posicionar el concepto de la geotermia de uso directo de baja temperatura, es decir, geotermia para la sociedad. Su proyecto más emblemático lo ha realizado en Aysén, específicamente en Coyhaique, la ciudad más contaminada de Chile por la quema de madera verde. “Con mis colaboradores postulamos y ganamos un Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) para determinar el potencial geotérmico de la región. Si bien no es una zona típicamente geotérmica como para generar electricidad, tiene el potencial para desarrollar un secadero de leña para afrontar el tema de la contaminación. “Un proyecto es rentable o no dependiendo de cómo se mire. Cuando planteas el tema de la energía, muchos consideran que no es rentable, pero no se toma en cuenta el gasto en salud que supone quemar madera o el gasto ecológico de talar los bosques para usos poco eficientes”, concluye Morata.
Ahora, a esperar hasta 2017, cuando empiece a operar la primera Central Geotérmica Cerro Pabellón.