La principal causa del cambio climático es el calentamiento global, lo cual ha generado sequía y degradación de los suelos, aumentando el área desértica y acelerando el posible desabastecimiento de recursos en alimentación para el año 2050. Los avances biotecnológicos pueden ser una solución para afrontar esta problemática, ya que permiten crear y modificar productos con el fin de mejorar sus propiedades o hacer más eficiente su producción, utilizando para ello organismos vivos (como bacterias, microorganismos, etc.) o sus derivados.
En este sentido, el equipo de PAR Explora RM Norte, conversó con la bioquímica Claudia Stange, profesora de la Universidad de Chile e investigadora CONICYT que se ha dedicado por más de 10 años al estudio de la biología molecular vegetal; y con el doctor en ciencias biológicas con mención en genética molecular, Miguel Sánchez, Director Ejecutivo de ChileBio ̶ asociación sin fines de lucro, dedicada a informar y educar sobre Biotecnología Agrícola ̶ quienes explicaron el uso de las plantas modificadas genéticamente como alternativa para apaciguar el desabastecimiento alimenticio.
“No solo se trata de disminuir la crisis alimentaria, sino que también es importante considerar que para el año 2050, se debe aplicar una agricultura sustentable, produciendo un 70% más de alimentos con menos impacto en el ambiente”, explicó Miguel Sánchez. Destacando que para que sea realmente sustentable, se deben evitar los desechos de los cultivos, debido a que, actualmente un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano se pierde a nivel mundial, según información suministrada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Por otra parte, Claudia Stange se refirió a las plantas modificadas genéticamente, conocidas como transgénicos, como parte de una posible solución al problema alimenticio. Los científicos, a través de la biotecnología, han mejorado estos organismos con el objetivo de otorgarle un atributo que antes no tenían: haciéndolos más tolerantes –por ejemplo- a diversas consecuencias del cambio climático, tales como menor acceso al agua, alta salinidad de los suelos, bajas y altas temperaturas y la variabilidad en el clima. “Podemos mejorar los cultivos, de tal manera que puedan ser tolerantes a la falta de agua, por ejemplo, hacer un palto que requiera menos agua ahorraría este recurso para otros cultivos y para los seres humanos” explica Stange.
Aunque actualmente existe controversia con respecto al uso de los transgénicos, hay que tomar en cuenta que todos los alimentos vegetales que consumimos, de alguna u otra forma han sido mejorados por el ser humano. Sin embargo, cuando se habla de mejoramiento genético, independiente de la técnica que se utilice, “estamos hablando de genes y proteínas. No hablamos de químicos sintéticos, ni de sustancias raras” aclara el director de ChileBio. En este contexto, ambos especialistas concuerdan que son más los aspectos positivos que generan este tipo de cultivos, que los negativos.
“Estamos hablando de genes y proteínas. No hablamos de químicos sintéticos ni de sustancias raras”, aclaró el director de ChileBio con respecto a los cultivos transgénicos.
Según los bioquímicos, no existen estudios con validez científica que demuestren que estos productos generen daños. Sin embargo, Miguel comenta que en la ciencia siempre hay riesgos, pero las probabilidades son bajas, debido a que todos los cultivos transgénicos deben pasar por altos estándares regulatorios que demuestren que no afectarán de manera negativa la salud humana, animal ni al medio ambiente.
Un estudio realizados por ChileBio afirma que las plantas transgénicas son los cultivos más estudiados de la historia y que a pesar de que cada país posee sus propias normativas, estos deben superar regulaciones que demoran años. Además de ser evaluados exhaustivamente desde las empresas que los desarrollan, universidades, instituciones gubernamentales y comunidad científica internacional.
No obstante, Miguel aprovechó la oportunidad para aclarar que en Chile aún tenemos desafíos con respecto a los avances en biotecnología. Por una parte, no se tiene clara la legislación con respecto a los transgénicos y, por otra, se debe acabar con la desinformación sobre los cultivos transgénicos. “Al hablar con personas de otras áreas, estas afirman desconocer sobre el tema pero ya tienen ideas preconcebidas ̶ son malos, producen alegrías, no es sano ̶ sin conocer realmente los avances científicos del tema, es por ello que mi principal rol es informar y educar verazmente”.
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Avances actuales
Con más de una década de experiencia en la Facultad de Ciencia de la Universidad de Chile, la científica Stange explica que su línea de investigación ̶ financiada por CONICYT y CORFO ̶ se basa en la construcción de una nueva manzana que tenga coloración más atractiva, sea más nutritiva, alargue su tiempo de oxidación y sea más tolerante a la salinidad. “Esto puede representar una nueva variedad chilena resistente al cambio climático y nueva oportunidad de exportación y consumo a nivel global” aclaró Claudia.
Además del estudio en manzanas, Claudia se encuentra trabajando en síntesis de carotenoides en plantas. “Son pigmentos naranjos, rojos o amarillos, precursores de la vitamina A y muy buenos antioxidantes” explicó. El objetivo de este estudio es entender por qué la zanahoria produce estos pigmentos en su raíz que crece bajo tierra, considerando que en el resto de las plantas éstos se producen en zonas expuestas a la luz.
Además de estos estudios realizados por Stange, en Chile existen otros investigadores que están trabajando desde la biotecnología para abordar el cambio climático. Como lo es el caso de las investigaciones del doctor Patricio Arce, quien, desde sus laboratorios en la Pontificia Universidad Católica logró desarrollar cítricos tolerantes a la salinidad. En esta línea, en la Universidad de Talca, el doctor en ciencia mención Biología Molecular, Simón Ruiz, junto con sus estudiantes, generaron un maíz transgénico que también es tolerante a la sequía.