Cuando recién nos estábamos familiarizando con esto de la biomimética hablamos con Fernán Federici, investigador y académico en la Facultad de Ciencias Biológicas de la UC y la Universidad de Cambridge (UK), y nos lanza este concepto de ‘biomimetismo reverso’ y ahí quedamos…

Federici es Ph.D. en Ciencias Biológicas, su área de investigación es la biología sintética y con su grupo del laboratorio de biología sintética UC acuñaron, un poco en broma, el concepto de ‘biomimetismo reverso’ donde en lugar de imitar y sacar metáforas de la naturaleza y llevarlo a un sistema no viviente, la biología sintética está facilitando un tipo de aplicación que se enfoca en llevar aplicaciones desde lo artificial a lo natural.

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¿Qué es la biología sintética? 

La Biología Sintética es una disciplina bastante emergente, no tiene más de 15 años, es una ingeniería que trabaja en la intersección entre las ciencias biológicas, la ingeniería electrónica, la computación, la física y las matemáticas, es un campo multidisciplinario que busca establecer abstracciones, modelos y formalismos para hacer ingeniería del sustrato biológico. 

De la misma manera en que hacemos ingeniería de sistemas eléctricos u otros tipos de ingenierías, la biología sintética busca establecer modelos y formalismos para poder programar el sustrato biológico, las células.

Desde tu área de investigación, ¿cuáles son los aspectos de la biomimética que más destacarías? 

Me parece súper interesante el trabajo sobre la imitación y la abstracción de metáforas dinámicas, no sólo de formas, sino que de la dinámica en la que se comporta, por ejemplo en la biología, el caso de quienes investigan los mohos tratando de extraer modelos de como conectar ciudades, o proyectos similares donde lo que se busca es tratar de acceder a cuáles son los mecanismo de computación de la biología, cómo la naturaleza computa, cómo las células toman decisiones y llegan a soluciones óptimas dentro del contexto evolutivo en el que se encuentran. 

Yo creo que lo más interesante que ofrece la biología sintética, respecto al biomimetismo, es lo que en el laboratorio denominamos un poco en broma como “biomimetismo reverso”, donde en lugar de imitar y sacar metáforas de la naturaleza y llevarlo a un sistema no viviente, la biología sintética está facilitando un tipo de aplicación que se enfoca en llevar teorías y modelos generados en otros ámbitos, como la ingeniería electrónica, y llevarlo a lo biológico, entonces es un poco como llevar desde lo artificial a lo natural.

¿En qué aplicaciones concretas has vinculado la biomimética con la biología sintética?

Básicamente nuestros proyectos se relacionan tanto con modelos que provienen de los sistemas naturales, de lo que las células ya hacen, y también provienen de sistemas no naturales, o generados por el hombre, y en esa combinación es donde se encuentra el campo, tratando de implementar modelos y principios que corresponden a estas dos grandes áreas que son lo bio y lo no bio. 

Con David Benjamin, de la Universidad de Columbia, trabajamos en un proyecto que surgió a partir de una invitación de un programa internacional que buscaba juntar ingenieros, científicos, artistas, diseñadores y arquitectos para desarrollar proyectos de interacción, planteando hacía donde apunta la biología sintética a largo plazo, como lo de tener células que resuelvan problemas humanos que computen soluciones para el humano de la misma manera que otros dispositivos.

Esto permitiría no sólo identificar enfermedades, sino que también procesar información como por ejemplo decir ‘estoy frente al virus A y no ante el B, entonces voy a tomar la decisión de actuar frente a este virus’, es como diseñar ingeniería, crear autonomía en el procesamiento de información y respuesta, dentro del sistema mismo.


Desde la biología sintética,  ¿cuál es para ti la importancia de la divulgación de las ciencias?

Es importante acercar no sólo el conocimiento científico a las personas, sino que también las herramientas y los recursos tecnológicos, tratando de empoderar a la sociedad, no sólo informarla sobre lo que se hace en los laboratorios, sino más bien facilitar el uso de estas tecnologías y acercarlas a la sociedad, volverlas más democráticas como ya sucede  con los movimientos makers. 

La biología sintética es promotora de este tipo de enfoques, con una visión de que en 20 años la gente pueda por ejemplo, producir sus propias moléculas en un laboratorio comunitario,  de hecho ya hay proyectos que buscan hacer insulina en forma abierta y tenemos tecnología para producir diferentes tipos de moléculas.