En el Foro “Neuronas espejo: expresión de lo colectivo” se unieron las disciplinas que dan vida al proyecto teatral de Santiago High Tech, sentándose a la mesa la Ciencia y el Teatro para establecer un diálogo enriquecedor.
Por una parte estaban los directores del montaje teatral, Francisco Krebs y Fernando Ocampo, por otra estaba el investigador del Instituto de Neurociencia Biomédica, Dr. Pedro Maldonado; y el tema que los reunió fue la manifestación de las neuronas espejo en las formas de interactuar de las personas, junto con una visualización de un futuro hiperconectado y una sociedad evolucionada; proyección plasmada en la obra Stgo High Tech.
El encuentro se desarrolló el pasado 28 de agosto en el Centro Cultural Gabriela Mistral y fue organizado por el Área de Educación del GAM en conjunto con el PAR EXPLORA RM Norte.
Neuronas espejo
Hace poco más de un par de décadas, unos científicos italianos se encontraban investigando cómo funcionan determinadas partes del cerebro al momento de ejecutar movimientos, entonces pusieron sensores cerca de las células en la corteza cerebral de un mono y observaron cuando estas neuronas realizaban descargas.
Cada vez que el animal tomaba la recompensa, las neuronas que se encontraban monitoreando descargaban un impulso eléctrico, sin embargo lo interesante sucedió cuando uno de los investigadores se acercó a tomar la recompensa y la neurona del mono realizó exactamente la misma actividad que la vez anterior, cuando fue él quien realizó la acción.
Cada vez que el experimentador tomaba la recompensa y no el animal, la célula del animal también mostraba una actividad intensa durante la extracción. A eso se le llamó neuronas espejo, porque de alguna manera estas neuronas no solamente se activan cuando un organismo hace una acción sino que también cuando ve que otro la realiza.
Finalmente se concluyó que estas neuronas de alguna manera representan abstractamente la acción motora más que el acto propiamente tal y el Dr. Pedro Maldonado simplificó la definición en: “Las neuronas espejo son estas neuronas que descargan un impulso eléctrico cuando otros hacen cosas de la misma manera como yo las haría”.
El cerebro y la empatía
Durante el desarrollo de la conversación, el Dr. Maldonado fue enfático en precisar que esta vinculación que se la ha dado a las neuronas espejo con el desarrollo de la empatía o la formación del lenguaje aún no está muy claro y la información es aún controversial.
Sin embargo, destacó la función biológica principal del cerebro, la cual es mantenerse vivo y para cumplir esta tarea es muy importante moverse en un ambiente donde se reconozcan las circunstancias que van cambiando, desde detectar situaciones de peligro que atenten contra nuestra integridad hasta, en el caso de los humanos al ser seres sociales, reconocer la intención y la emoción del otro, por lo tanto durante miles de años el cerebro ha tenido mecanismos que le permiten reconocer esas cosas para seguir vivo.
Por lo cual señaló: “De manera que es algo natural, no tiene nada de extraordinario que sintamos empatía, de hecho muchos animales también la sienten y son capaces de ayudar a otro individuo de su misma especie que se encuentre en peligro”.
En cuanto a la aplicación de este conocimiento para el desarrollo de la convivencia basada en la inteligencia emocional, el Dr. Maldonado señaló: “Desafortunadamente la neurociencia hoy en día conoce tan poco de los mecanismos neurobiológicos que operan en el cerebro, que la mayoría de las respuestas relacionadas a la aplicación de este conocimiento al comportamiento de las personas vendrán más desde la psicología y la sociología, que estudian las conductas desde el punto de vista de la experiencia social y no desde el mecanismo neurobiológico directo”.
El montaje teatral y la configuración de la realidad
Stgo High Tech muestra una realidad en la que las personas se desenvuelven con una extrema racionalización de las emociones, permitiendo al espectador observar como los personajes analizan la intencionalidad desplegada por otro personaje en escena, mostrando personas con una alta capacidad de percepción.
Para situar este nivel de interacción en una ciudad del futuro, los directores del montaje apostaron, tal como señaló Francisco Krebs, en desarrollar una estética proveniente de los videojuegos, anulando incluso el uso de escenografía, reemplazándola por un cubo donde se proyectan animaciones en sus diferentes caras y al interior del cual los actores realizan la actuación.
Otra de las particularidades en este sentido fue la comentada por Fernando Ocampo, director creativo del montaje, quien destacó la inclusión en este proyecto de distintas disciplinas como el diseño digital, en 3D, de videojuegos y de aplicaciones en dispositivos móviles, estrategias conducentes además al acercamiento a las y los jóvenes, que son el público objetivo de la obra.
En cuanto al concepto de realidad desde la neurociencia el Dr. Maldonado señaló: “Desde el punto de vista de la neurobiología, la realidad no existe. La realidad común es un invento, algo que cada uno construye en su propio cerebro, esto que experimentamos como el mundo es un invento de nuestros propios cerebros y se parece entre nosotros porque tenemos cerebros más o menos parecidos, pero no es exactamente la misma”.
Durante el montaje teatral se puede experimentar la angustia que proviene de la extrema racionalización de las emociones, ayudada por la vertiginosidad de los avances tecnológicos y la hiperconectividad que éstos atraen, mostrando una sociedad utópica en la que si bien se naturalizan muchos tipos de interacción, se genera también un vacío existencial.
Sin embargo el Dr. Pedro Maldonado mostró una perspectiva mucho menos fatalista al señalar: “Si uno mira la historia del ser humano, vemos que el cerebro se las ha arreglado perfectamente durante miles de años con cambios tecnológicos y con el mismo cerebro desde hace 100 mil años, de manera que yo sería más bien optimista en cuanto a que el cerebro podrá lidiar con esos cambios, no veo por qué algunos cambios tecnológicos más vayan necesariamente a no permitirnos continuar con lo que el cerebro sabe hacer muy bien, que es relacionarnos como seres humanos”.