*Nueva ciencia también podría ayudar a palear crisis energética.
“El cambio climático vino para quedarse”, “en 80 años la temperatura podría subir hasta 6° Celcius, con lo que moriría el 80% de la población”, “de seguir así, pronto tendremos una crisis energética por la falta de petróleo”, son sentencias que escuchamos a menudo, y no sabemos si creer o no.
Hay hechos indesmentibles, los niveles de contaminación y el calentamiento global, nos están afectando seriamente. Ecología y sustentabilidad son nuevas terminologías que han surgido como alternativas a estos cambios; a esto se suma la “permacultura”, una nueva ciencia, creada a fines de los años ’70 por los australianos Bill Mollison y David Holmgren.
La permacultura nos enseña cómo podemos aplicar la ciencia y la tecnología vivir dentro de la capacidad regenerativa de la biósfera, al buscar el equilibrio entre los requerimientos energéticos del hombre y la sustentabilidad.
En Chile, uno de sus defensores es Felipe Moreau, técnico en Agricultura Ecológica y Diseño de Permacultura, quien explica más en detalle su alcance; “es una ciencia de diseño de asentamientos humanos sustentables, a través de una ética del uso de la tierra, que integra distintas estructuras y tecnologías con plantas y animales.”
Por ejemplo, un grupo de personas que habiten en un terreno urbano o rural, en donde se aplique esta ciencia de diseño, debería ser capaz de generar su propio alimento, maximizar el uso eficiente del agua, abastecerse de combustible, energía calórica o eléctrica (usando fuentes alternativas como energía solar, eólica, leña seca) y reutilizar sus desperdicios (lo que bota uno le sirve al otro y así sucesivamente).
“De esta manera se disminuye la dependencia del petróleo, reduce las emisiones de Dióxido de Carbono, amortigua el calentamiento global, y es una alternativa real, eficiente y resciliente frente al cambio climático”, comentó Moreau.
El permacultor explicó que se puede aplicar a espacios terrestres, ya sean urbanos o rurales; lo principal es la topografía, pues al poseer las distintas alturas del lugar, muestra cómo será el flujo del agua. “Así podremos distribuir el uso eficiente del recurso hídrico, mediante el diseño de los canales que lo llevarán a las distintas partes del terreno y un patrón de arado que distribuya el agua hacia donde más se requiera”, aseveró.
Agregando que “por eso difiere de la agricultura convencional, pues a diferencia de ésta, en que los cultivos se colocan mayoritariamente formando una línea recta; en un diseño permacultural, las plantas se distribuyen adecuándose a la forma del terreno y a la mejor distribución del agua”.
1) Sanitarios secos: Son una alternativa a los “pozos negros”, baños que no usan agua, sino aserrín o paja para evacuar los deshechos. Una de las formas es colocar bajo el sanitario un gran contenedor plástico o de cemento. Una vez lleno se vacía en una cámara adaptada especialmente, en donde los desechos se someten a un proceso de compostaje donde alcanza elevadas temperaturas por un tiempo prolongado, así queda libre de patógenos y se trasnforma en un abono que se pude usar en huertos frutales.
2) Deshidratador de frutas: Especie de cajón construido de madera, rejillas y vidrio para deshidratar frutas, sin que éstas pierdan su contenido proteico. Existen otras alternativas más baratas (presentadas en las ferias escolares que PAR EXPLORA O’Higgins ha desarrollado), como usar dos cajas de cartón, la más grande rellenarla con papel y recubrirla con papel aluminio, la más pequeña se coloca sobre el relleno, se cubre con una tapa de vidrio, la cual al ser expuesta a la radiación, deshidrata la fruta.
3) Casas construidas con materiales ecológicos: Existen varias alternativas, una de ellas es recubrir las casas con paja y barro, cuyos materiales bioclimatizan las casas, en verano son más frescas, y en invierno son más cálidas, de esta manera, tiene gastos menores en energía.
4) Sistemas termosolares: Los más conocidos son los paneles solares fotovoltaicos, colocados en un ángulo tal que le permitan capturar mejor la radiación solar, para transformar la energía en electricidad. A grandes rasgos, la energía se almacena en una batería colocada tras los paneles, y de ahí es tr
ansformada por un conversor de corriente. Existen otras formas de aprovechar la energía del sol, como las cocinas solares, construidas con aluminio y vidrio, utilizan la radiación para cocer los alimentos; además de calefactores solares de agua.
5) Recolección de aguas lluvias: Adaptar los terrenos y los techos de las casas para que se pueda acopiar las aguas lluvias, para su posterior uso en riego. El agua que se recopila de las techumbres, se puede potabilizar ecológicamente, se pasa por filtros físicos de decantación y luego se desinfecta por hervor, solarización o cloración.