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La pandemia ha exacerbado las disparidades existentes y ha creado desafíos adicionales para las mujeres que luchan por mantener su productividad de investigación. El Proyecto Explora O’Higgins y la Oficina de Equidad de Género, ambas instancias al alero de la Universidad de O’Higgins, han desarrollado charlas y talleres durante los últimos dos años para derribar desigualdades de género en el ámbito científico.
Durante los últimos años la sociedad ha avanzado en el reconocimiento de brechas de género que afectan a las mujeres y su desarrollo en todos los ámbitos. De ahí que, en las dimensiones sociales, políticas, económicas y culturales se han desarrollado lineamientos para derribar desigualdades y enfrentar la inequidad de género con seriedad. Sin ir más lejos, el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación trabaja en la construcción de una Política de Género, reconociendo desigualdades en este ámbito, afectando a productoras de conocimiento, académicas, divulgadoras y estudiantes en todas las etapas de desarrollo.
La pandemia, lejos de favorecer en este desafío, lo ha empeorado. Lo cierto es que el mundo científico y la producción de conocimiento ha tomado una relevancia mundial, toda vez que las investigaciones en todas las disciplinas, son las que nos permitirán sobrevivir de la Pandemia.
Pero en cuanto a perspectiva de género, las cifras son reveladoras. Las investigadoras madres sufrieron una caída de un 33% en las horas de investigación, en comparación con los investigadores padres, según una encuesta global elaborada a 20.000 doctorados/as, entre mayo y julio del 2020, publicada el mes pasado por la Oficina Internacional de Investigación Económica que representan estudios de 51 universidades norteamericanas.
Tania Villaseñor, Geóloga, profesora asistente de la Universidad de O’Higgins y asesora científica de Explora O’Higgins asegura que en el caso de las investigadoras que están iniciando la carrera académica, hay una gran presión. “Hay que estar postulando a proyectos, tratar de publicar papers, dirigir tesis y memorias y seguir incrementando el currículo que necesitamos para sostener la carrera de académica”, nos cuenta agregando que, durante el 2020, no se negó a ningún proyecto de los cuales fue invitada, lo que incrementó su demanda de tiempo escaso debido a la necesidad de compatibilizar las labores de crianza y profesionales.
En conclusión, en los meses posteriores al inicio de la pandemia, la mayoría de las investigadoras trabajan menos horas al día de lo habitual en sus investigaciones, y lo misma tendencia ocurre en la publicación de papers, postulación a proyectos, etc.
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