Home / Libertador Bernardo O'Higgins / Noticias
La fortificación incaica emplazada en la cima del cerro de la comuna de Graneros es un recuerdo tangible de nuestra historia. El emplazamiento es Monumento Arqueológico e Histórico, por lo que el ente a cargo realizará un cierre perimetral para controlar de mejor forma las visitas y así protegerlo.
Hasta las últimas décadas del siglo XV, los habitantes del valle ubicado al sur de la unión de las cordilleras de la Costa y Los Andes (Angostura) tenían sus asentamientos a la orilla del río Cachapoal, donde hoy su ubica la ciudad de Rancagua. Estos pueblos agroalfareros habían avanzado en la agricultura por lo que cultivaban porotos, maíz, zapallos, calabazas y quínoa, aprovechando el agua del afluente.
A diferencia de sus ascendientes cazadores y recolectores (hasta el 300 AC), estos nativos desarrollaron la alfarería, incluso algunos objetos fabricados con arcilla, fueron sepultados junto a los niños que fallecían. De acuerdo a los vestigios encontrados, los picunches construyeron rucas y utilizaron un cerro isla ubicado donde hoy está La Compañía (Graneros) para poder observar de mejor forma la amplitud del valle.
Entre los años 1471 y 1493, durante el reinado del emperador Tupac Yupanqui, los aborígenes de este sector recibieron la expansión del Imperio Inca. Los foráneos llegaron de forma pacífica al lugar, y establecieron un lazo con los originarios que incluyó reformas políticas, económicas y culturales. Si bien no se conoce mucho de la relación entre incas y picunches, sí se sabe que los norteños utilizaron el cerro isla para construir un pucará (fortaleza) para vigilar el valle y, al parecer, realizar ceremonias religiosas. La alianza entre incas y nativos, que fueron llamados también promaucaes por el incanato, fue paralela a la llegada de los españoles a América, por lo que prontamente fue deshecha.
Una vez que se instalaron los europeos en la zona central de Chile, las fuerzas mapuches lideradas por el toqui Michimalonco planearon un ataque para sacar a los invasores que eran comandados por Pedro de Valdivia. El día elegido fue el 11 de septiembre de 1541. En pocas horas las tropas indígenas destruyeron la ciudad construida por los ibéricos en uno de los primeros eventos bélicos de la extensa Guerra de Arauco entre españoles y mapuches.
Al mismo tiempo, Valdivia había planificado una arremetida sobre las fuerzas nativas dirigidas por el cacique Cachapoal en el valle de la hoy Provincia de Cachapoal: “Hay un hecho histórico que está directamente relacionado con el cerro La Compañía, y que ocurrió el 11 de septiembre de 1541, cuando el cacique Michimalonco ataca la ciudad de Santiago en instancias que Pedro de Valdivia se encontraba fuera de la ciudad, justamente esperando atacar al cacique Cachapoal que estaba refugiado en el cerro La Compañía junto a un grupo de indígenas”, explica el arqueólogo del Museo Escolar Laguna Tagua Tagua (Melt), Jairo Sepúlveda.
Vencidos los nativos, los españoles tomaron posesión parcial del valle y fundaron el pueblo de Codegua ubicado en la ruta del Camino del Inca; cerca de dos siglos más tarde fundaron las ciudad de Rancagua y posteriormente San Francisco de Mostazal y Graneros. “Tras el ataque español, el cerro quedó abandonado y una vez que los españoles reorganizaron la vida en encomiendas o en la mita, el cerro seguramente quedó abandonado; algunos historiadores españoles hablan de él, pero no se supo hasta los años 90 -del siglo XX-”, asevera Sepúlveda.
EL LARGO ABANDONO DEL PUCARÁ
El cerro donde está emplazado el pucará quedó abandonado; ello, a pesar de estar ubicado a un costado del Camino Real, la principal ruta de conexión del incipiente país. Si bien hay algunos comentarios de historiadores españoles sobre el lugar, no hay indicios que permitan concluir que los invasores lo utilizaron. Con el paso de los siglos los alrededores de La Compañía fueron tomando más importancia, principalmente por la construcción del principal granero de la zona, que hoy está siendo rescatado por la municipalidad local.
La situación de abandono se extendió hasta fines del siglo XX, cuando un grupo de arqueólogos descubrió que las ruinas ubicadas en la cima del cerro La Compañía, eran los vestigios de una fortaleza incaica. “El pucará es una construcción de piedra sobre un lugar estratégico que realizaban los Incas a lo largo de Sudamérica. Pero también se han encontrado evidencia arqueológicas sobre una ocupación local anterior, de los hoy conocidos como picunches o promaucaes como les decían los incas”, agrega Jairo Sepúlveda.
El importante descubrimiento supuso un giro en la historia nacional, ya que se demostraba que el Imperio Inca había llegado más al sur de lo que se pensaba anteriormente, es decir, hasta el cerro Chena ubicado en San Bernardo, actual Región Metropolitana. Años más tarde se descubrió que el cerro La Muralla de San Vicente de Tagua Tagua también tiene un pucará, que es hasta ahora, la fortaleza inca más austral.
VISITADO PERO ABANDONADO
El pucará del cerro La Compañía consta de cuatro estructuras cuadradas de piedras, cada una apuntando a su punto cardinal (norte, este, oeste y sur), lo que permite tener vistas privilegiadas del valle. Además, en el lugar hay ocho círculos de piedras que serían las colcas, que es donde se presume, guardaban los alimentos.
Como forma de proteger este importante vestigio, en 1992 el Estado de Chile declaró al Pucará de La Compañía como Monumento Histórico y Arqueológico Nacional, por lo que su protección quedó en manos del Consejo de Monumentos Nacionales. A pesar de ello, a fines de las década del noventa se autorizó la instalación de una antena a un costado de los restos, construcción que significó la rotura de parte de las pircas.
Hoy el cerro La Compañía es visitado constantemente por los lugareños. Para subir, ingresan ilegalmente por los terrenos adyacentes, ya que la autorización debe ser entregada por el Consejo de Monumentos Nacionales y los administradores del predio colindante. Las visitas no reguladas han provocado algunos deterioros menores en el histórico lugar, debido a que encienden fogatas y juegan con las piedras de las pircas.
De acuerdo a lo señalado por el director del Consejo de Monumentos Nacionales de la Región de O’Higgins, Eduardo Contreras, “el pucará del cerro La Compañía está en una situación, desde el punto de vista arqueológico, igual como ha estado los últimos 15 o 20 años”. “El deterioro del recinto viene desde hace más de 100 años. Lo que sí hemos podido evitar a través del control del acceso, es que mucha gente que sube intervenga o dañe el pucará. Si bien no es efectivo 100 por ciento, porque hay gente que utiliza accesos que no son los oficiales, hemos podido tener más control de las personas y entidades que suben. El lugar se encuentra limpio y, dentro de nuestras posibilidades, medianamente protegido”, explicó la autoridad.
CIERRE PERIMETRAL
Como forma de reforzar el cuidado de este importante recinto arqueológico e histórico del valle del noreste de la Región de O’Higgins, el Consejo de Monumentos Nacionales está gestionando los recursos para hacer un cierre perimetral del recinto, y así evitar que gente sin autorización suba a provocar daños en la estructura.
“A través de un proyecto con fondos del Consejo de Monumentos Nacionales, esperamos realizar un cierre perimetral del pucará, que tendrá alrededor de 300 metros, y con ello protegeríamos definitivamente el acceso para evitar que la gente sin permiso de Monumentos Nacionales llegue allí; hay que dejar claro que no es que nosotros queramos eliminar el acceso, sino que queremos controlar quién entra, para que ellos estén informados de que es un sitio arqueológico, importante, que no se puede intervenir ni ensuciar, y que hay que proteger y cuidar. La gente tiene derecho a conocerlo y admirarlo, como un patrimonio histórico importante de la región y el país” indica Contreras.
Según lo indicado por la autoridad de Monumentos, “con este control hecho, se podrían realizar actividades de difusión del monumento, que es lo que esperamos hacer, con una publicación que reúna publicaciones de investigaciones históricas que se han hecho en torno al pucará para así mostrar su importancia y situar al cerro La Compañía como uno de los sitios arqueológicos e históricos relevantes de la época prehispánica”.
LA IMPORTANCIA DE SU PROTECCIÓN
El cuidado de nuestro patrimonio es tarea de todos, ya que es una buena forma de conocer nuestro pasado y entendernos como sociedad. Es por ello que tanto el pucará del cerro La Compañía, como otros vestigios de nuestro pasado deben ser valorizados por el Estado y respetados por los habitantes.
“Creo que no se ha buscado valorar lo que significa el cerro La Compañía como Monumento Arqueológico, ya que además es Monumento Histórico, que debiera significar una protección extra. Creo que ni las autoridades locales ni otras instancias se han preocupado en protegerlo, que es lo primero que se debería haber hecho. Luego, hay que ponerlo al servicio de la sociedad a través de actividades patrimoniales y educación, que le otorgan valor a los sitios arqueológicos”, concluye el arqueólogo Jairo Sepúlveda.
El director del Consejo de Monumentos Nacionales realiza una llamado a “tener el respeto adecuado a un lugar histórico, a no rayarlo, a no ensuciarlo”. Agregando que, “Es un llamado a la consciencia; uno puede contemplar sin necesariamente mover las rocas o modificar su ubicación. Si se va a visitar hay que tener el cuidado necesario, porque la contaminación demuestra un respeto no adecuado. Es un lugar muy bonito, pero no hay que intervenirlo; al contrario, hay que mantenerlo intacto”, señala.
Felipe Alvear Silva
Fotografías: Gentileza Felipe Acevedo Bolbarán
Glosario
Picunches: en mapudungún, gente del norte, utilizado para describir a los habitantes del valle ubicado al sur de la unión de las cordilleras de la Costa y Los Andes (Angostura) en la provincia de Cachapoal.
Promaucae: en quechua enemigo rebelde, otra forma de llamar a los picunches.
Pucará: Construcción incaica semejante a un castillo o fortaleza, se edificaba en la cima de cerros estratégicos, y se piensa que sus fines fueron religioso-defensivos.
Mita: Sistema de trabajo obligatorio para los indígenas, que debían servir a los españoles.
Colcas: del quechua, depósitos; lugar donde los incas guardaban sus alimentos.
Referencias Bibliográficas:
_René Leiva, 1986, “Páginas para la historia de Rancagua”.
– Corporación Pro O’Higgins, 2000, “Cuaderno del estudiante: Región de O’Higgins, Geografía, Historia, Cultura”.
– José Bengoa, 2004, “La memoria olvidada: historia de los pueblos indígenas de Chile”.
ETIQUETAS:
COMPARTE: