¿Se puede vincular turismo y ciencia? Ésa es la idea de una ruta científica, un lugar en donde el visitante pueda aprender y maravillarse con el entorno natural, social y cultural, teniendo una experiencia cercana con el quehacer científico. No tenemos que viajar miles de kilómetros para vivir una experiencia de este tipo, ya que el Grupo de Acción Ecológica y Conservación Añañuca, está desarrollando la Ruta Científica: “Historia Natural de Taguatagua”, ubicada en la comuna de San Vicente, que permite a sus visitantes aprender de paleontología, arqueología y antropología.
Según destacó uno de los coordinadores de la agrupación, Ignacio Celis, la vida en este valle tiene antecedentes prehistóricos, precisamente en toda la zona que circunda lo que fuera el gran humedal Laguna de Taguatagua. Explicando que se trata de un “sector donde se han encontrado diversos restos que hablan de un paisaje de ensueño, de la presencia de gigantescos animales y de la ocupación humana de estos territorios desde, por lo menos, hace 12.000 años atrás”.
La iniciativa está conformada por varios hitos: el antiguo emplazamiento de la laguna; yacimientos de fósiles marinos; los gonfoterios (parientes prehistóricos de los elefantes) que habitaron esta zona; el cementerio indígena con el Hombre de Cuchipuy; vestigios arquitectónicos del imperio Inca en el Pucará del Cerro La Muralla; El Socavón, zona de desagüe de la laguna; y el Museo Escolar de La Laguna, lugar donde la comunidad local guarda sus tesoros arqueológicos más preciados.
Hasta hace 200 años, a 10 kilómetros al sur de San Vicente hubo un humedal, Laguna Taguatagua, tenía forma elíptica de 13 por 10 kilómetros aproximadamente, en donde se podían observar distintas especies, como: el flamenco chileno, el cuervo de pantano, el cisne de cuello negro o la espátula, aves que están consideradas extintas localmente, producto de la desecación de este lugar.
Como relató Celis, el propietario de esas tierras, quiso solucionar sus problemas de inundaciones, desaguando parcialmente la laguna mediante la construcción de un túnel de 4 kilómetros, entre los cerros de La Muralla y la Silleta, llamado ‘El Socavón’. Pero, los trabajos no salieron como lo esperado y el curso de agua terminó por vaciarse, ocasionando a juicio de Celis, “el mayor desastre ecológico de la zona”.
Sin embargo, una vez que fue disecada, en el sector de El Socavón se encontraron restos de fauna pleistocénica, especialmente de 13 gonfoterios (mal llamados mastodontes), en los sitios ‘Taguatagua 1’ y ‘Taguatagua 2’. En sus restos óseos se encontraron marcas de faenamiento y de cuchillos; es decir, quedó constancia de que hubo seres humanos que hace 12 mil años que los usaron de alimento para la subsistencia.
Celis explicó además que en esa época la flora y la fauna eran diferentes; “además de los gonfoterios, había huemules, ranas chilenas gigantes y la flora que cobijaba era un bosque húmedo, como robles, mañíos, coigües y raulís, más semejante al sur de nuestro país”.
El recorrido comienza en el sector El Salvador, en donde se encuentra un yacimiento de fósiles milenarios, que “corresponden a restos de diversos animales marinos, como algunas conchitas de bivalvos e incluso amonites que vivieron hace millones de años en esta zona y dan evidencia de un pasado oceánico en este lugar, y que los visitantes pueden observar en terreno directamente”, comentó el coordinador.
El cementerio Cuchipuy es el cementerio arcaico más antiguo de Chile y el tercero más antiguo de América; se han extraído 18 esqueletos de seres humanos, uno de ellos data desde hace 8 mil años, y es conocido como el “hombre de Cuchipuy”. Dentro de la ruta se puede visitar el lugar donde aún está emplazado el cementerio, y una réplica de uno de ellos, ya que por las condiciones medioambientales no se puede tener los originales al descubierto.
El hallazgo de este hito fue gracias a que en los años ’70, hubo trabajos para confeccionar y reparar el camino interior de esta localidad, en donde los inquilinos del fundo encontraron huesos, que fueron entregados a la Universidad de Chile para su estudio. Así, se han hecho excavaciones en cuatro niveles, desde el nivel cero hasta los tres metros de profundidad; en donde hay evidencias de osamentas de diferentes épocas que fueron enterradas con diversas clases de elementos, como piedras horadadas, piedras y manos de moler, puntas de proyectil, restos óseos de aves, anfibios y mamíferos.
Para Celis, “es sin duda, uno de los lugares más importantes, pues da evidencia del pasado humano del valle de Taguatagua, acá los antiguos habitantes del sector llevaban a sus muertos y los depositaron ahí, de una determinada forma, dando cuenta de sus costumbres, su alimentación y sus creencias”.
Ubicado en el cerro La Muralla, se encuentra emplazado los restos del pucará más austral del Imperio Inca, se trataba de una fortaleza o palacio construido de piedra canteada, y contaba con un muro de protección perimetral. Según los datos de construcción y algunos restos de cerámica, se cree que esta ocupación correspondería entre los años 1.470 y 1.540 D.C
El coordinador de Añañuca indicó que este pucará correspondería a una “fortificación de piedra creada por la cultura incaica con un significado religioso y de protección, aprovechando la posición estratégica del cerro; pues hacia el norte contaba con una visión envidiable y hacia el sur con todas las bondades naturales de la laguna Taguatagua”.
El Museo Escolar La Laguna, se encuentra ubicado en el colegio del mismo nombre, en dependencias de la antigua casona de lo que fuera el fundo patronal. Gracias a una iniciativa de la comunidad educativa, se logró reunir objetos de gran valor arqueológico y patrimonial.
El lugar cuenta con una sala de exposición de materiales arqueológicos y paleontológicos, una sala de geología, una sala de antigüedades, un salón de exposiciones y en su exterior se luce una escultura de mastodontes a escala original.
o, PAR EXPLORA O’Higgins y AÑAÑUCA, han realizado visitas guiadas para establecimientos educacionales de la zona de manera gratuita. Para quienes deseen más detalles de esta ruta y de cómo visitarla pueden escribir a accionecologicayconservacion@gmail.com, o a parexplora.ohiggins@ucm.cl.