A 50 años de la llegada del primer hombre a la Luna, hecho que marcaría el comienzo del fin de la carrera espacial protagonizada por Estados Unidos y Rusia, una réplica a escala real del Módulo Lunar está en el Centro Interactivo de Ciencias, Artes y Tecnologías (CICAT) de la Universidad de Concepción (UdeC), como parte de la nueva muestra: “Apollo 11, el gran salto de la humanidad”.
En la década de los 60, los ojos del mundo apuntaron al cielo expectantes del conflicto entre Estados Unidos y la Unión Soviética, las dos súper potencias que se disputaban la hegemonía global y que trasladaron la competencia más allá de los límites planetarios.
Luego de tres días de viaje, el 20 julio de 1969, llegó hasta la superficie lunar el módulo con Neil Armstrong y “Buzz” Aldrin a bordo. Una réplica de esta estructura de 7 metros de altura fue construida por el CICAT con todos sus detalles para la exposición, permitiendo a las y los visitantes poder observar esta enorme pieza desde diferentes ángulos.
Los 16 paneles que complementan la exposición, muestran información del proceso, datos curiosos, textos en braille, juegos, interacciones y detalles relevantes de este ambicioso objetivo que era llegar al satélite natural antes de finalizar la década, como lo prometiese el mismísimo John F. Keneddy en su mítico discurso de 1962.
“Por un lado está el trabajo y el desafío científico y tecnológico que significó, pero también la construcción de voluntades, de esfuerzo, de trabajo en equipo, la capacidad de resiliencia, de sobreponerse a las dificultades y tragedias que vivieron en el transcurso del programa espacial norteamericano, y está claro que estaba impulsado por las condiciones geopolíticas de la época, así que tenemos un contexto importante para rememorar esta fecha”, explica el rector de la Universidad de Concepción, Carlos Saavedra.
En esta exposición se presentan datos curiosos como lo que le sucedió a Alan Shepard, el primer estadounidense en el espacio, cuyo viaje tuvo un retraso de 8 horas. Durante ese período de tiempo, tuvo que permanecer en su posición dentro de la cabina, listo para el despegue. Durante la espera él manifestó la necesidad urgente de ir al baño, solicitud que se le negó, pero se le ofreció la alternativa de orinarse en el traje y así fue como el primer astronauta estadounidense en salir del planeta lo hizo con pipí en su traje y los sensores biométricos estropeados.
Impresiona también es saber que el Saturno V, el cohete de la Misión Apollo, era casi puro combustible, de hecho la masa total era de unas 2.900 toneladas y el combustible eran 2.700, ¡Casi el 93%! En otras palabras, se podría decir que los astronautas iban sentados en la punta de una bomba gigante.
Entre las interacciones que se pueden realizar en la exposición destacan juegos de habilidad y destreza, como el que necesitó Neil Armstrong para hacer alunizar el módulo en forma manual. Aquí los visitantes deben trabajar en parejas, tomando los cordeles que sostienen una maqueta del módulo y, con sincronización y equilibro, depositarla en una zona segura para el alunizaje.
También hay un puzle que explica paso a paso la loca idea –que finalmente resultó ser la única forma viable de llegar a la Luna– de realizar una maniobra de encuentro y acoplamiento de dos naves pequeñas en órbita lunar. Esta consistía en que mientras un módulo descendía a la superficie lunar, otro quedaba dando vueltas alrededor de la Luna, para luego juntarse nuevamente en el espacio.
Fabiola Padilla, diseñadora industrial a cargo de la exposición, comentó acerca de este desafío: “Fue muy bonito trabajar en reproducir algo que ya existía, porque en general diseñamos exposiciones donde tenemos que empezar a pensar en formas y elementos que incorporar para explicar cosas. Aquí teníamos que hacerlo exactamente igual a como era, desde buscar cómo simular el dorado, en temas de materialidad, hasta hacer las antenas de la medida correcta. Todo eso sumado a hacer que esta estructura entrara en la sala. Fue todo muy entretenido y estamos muy contentos, porque si uno ve las fotos de la NASA que hay de este módulo, lo que tenemos aquí es igual”.
“Esta réplica a escala real del Módulo Lunar, nos invita a reflexionar en torno a esta prueba evidente y tangible de lo que el ser humano es capaz de hacer. Cuando se propone algo y quiere realmente hacerlo, se pueden conseguir cosas tan impresionantes como lo que se hizo en las misiones Apollo”, comenta Director del Departamento de Astronomía de la UdeC, Ricardo Demarco, sobre la muestra.
Mario González visitó la muestra junto a sus hijos y destaca la manera en que la muestra está organizada. “Me gustó mucho porque permite ir conociendo datos curiosos, en forma gradual, porque a veces mucho material hacen que uno se pierda, pero con pequeños datos puntuales uno va sintiendo la curiosidad y en cada módulo va aprendiendo un poquito”.
A Antonia, de once años, le gustó la muestra porque: “Aprendimos cosas como qué pasaría si en la Luna nos sacáramos el casco”. Sebastián, de nueve años, comentó: “A mí me gusta todo de los Apollos y de cómo llegaron al espacio, y me gustó porque me imaginé cómo se siente estar en la Luna”.
Ximena Arias llegó a ver la exposición acompañada de sus hijas. “En cuanto mi hija me dijo que estaba esta muestra, no entusiasmamos mucho y justo ella en la casa me estaba preguntando como era la superficie lunar y aquí se ve clarito. También me encantó el módulo donde se tiran los meteoritos y se marcan en la superficie, porque es muy didáctico para los niños y es una forma muy bonita de explicar cómo se van formando los cráteres en la Luna”, explica.
“Esta es una muestra pensada para todo público, y esperamos que puedan visitarla más de 60 mil personas”, comentó el Director del centro, Juan Carlos Gacitúa. Apollo 11, el gran salto de la humanidad, estará por dos años en el Centro Interactivo de Ciencias, Artes y Tecnologías CICAT, ubicado en Avenida Cordillera 3624, Parque Industrial, Coronel.
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