Entre los chilenos, los jóvenes son quienes se han acercado más a estas tendencias, en promedio, a partir de los 24 años. Las motivaciones son diversas: posturas medioambientales, religiosas, animalistas o una mezcla de ellas.
Considerando que somos animales omnívoros, requerimos de ciertos elementos y proteínas que nos entregan los alimentos que prohíben estas dietas alimentarios, por lo que cabe preguntar si efectivamente esta estructura de comidas resulta sana para quienes las ingieren. Aun así, aseguran los especialistas que existen formas de llevar a cabo este plan de alimentación de manera saludable y exitosa.
Tal como sus nombres indican, estas dietas tienen como elemento principal, el consumo de vegetales y también frutas. Como explica Carmen Gloria González, nutricionista del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), “la dieta vegetariana habitualmente consiste en alimentos naturales donde no se consume carnes, pero en la que se pueden consumir productos de origen animal”. Por su parte, el nutriólogo y diabetólogo de la Universidad Católica, Manuel Moreno, define la dieta vegana como aquella en que la “hay ingesta de alimentos sólo de origen vegetal, por lo tanto los veganos no consumen carnes de ningún tipo ni otros productos (…) como huevos, leche, etc.”
Si definimos el vegetarismo como la exclusión de la dieta de todo producto de origen animal, es posible encontrar distintas variantes:
• Lácteos vegetarianos: consumen frutas, verduras, legumbres, cereales, lácteos y sus derivados
• Ovo-lácteos vegetarianos: agregan el consumo de huevos
• Veganos: está excluido cualquier alimento de origen animal. Tampoco utilizan subproductos como cuero, piel, etcétera.
• Macrobióticos, frutarianos: consumen alimentos en estado natural, muchas veces crudos.
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