El Programa de Indagación para Primeras Edades realizó el encuentro “Indagación en Tecnología”, en donde 50 agentes educativas reflexionaron sobre el diseño de experiencias de aprendizaje e interacciones pedagógicas con foco en la tecnología. Durante 2025, PIPE considera dos módulos de tecnología ¡Vamos a contar historias!, enfocado en el desarrollo de objetos tecnológicos que aportan a la comunicación”, e Inventamos por naturaleza, que aborda cómo el diseño de diversos objetos cotidianos fue inspirado en elementos de la naturaleza.
En la primera parte del encuentro, las agentes educativas reflexionaron sobre las definiciones del concepto tecnología y en qué elementos pueden o no considerarse como parte de la tecnología. Por ejemplo, se abordó que la tecnología no es sinónimo de digital, que tiene efectos sociales y ambientales, que no está asociada a un objeto, sino que incluye prácticas, saberes, decisiones que la hacen parte de la dimensión humana.
A continuación, las asistentes tuvieron la oportunidad de conocer la experiencia del Museo Nacional de Bellas Artes, que es institución asociada del PAR Explora RM Sur Oriente de la UC, en su trabajo con niñas y niños que vistan el museo. Además, se reflexionó sobre la relación entre arte y tecnología y se plantearon preguntas a las asistentes para discutir entre ellas: ¿qué vínculos se pueden encontrar entre arte y tecnología?, ¿de qué manera dialogan en la obra?, ¿cómo puede aportar esta experiencia en sus prácticas educativas? Esta instancia contó con la participación de Gabriela Echiburu, coordinadora del área de Mediación y Educación del MNBA, junto con su equipo compuesto por Matías Cornejo y Mariana Vadell. Según Echiburu, para las primeras edades “es un motor de despertar la creatividad, despertar estos procesos y conectar las artes y la tecnología con la vida cotidiana: cómo eso es parte de nosotros y cómo eso también implica poder ayudar al desarrollo, a la maduración, al descubrimiento del entorno, a la relación entre pares y a la relación entre el mundo escolar de la educación formal con un contexto de la vida cotidiana”.
Finalmente, y para llevar a la práctica los módulos de tecnología de PIPE, el encuentro abordó la triada objeto – proceso – entorno, vista como una herramienta interpretativa que permite a las agentes educativas observar, planificar e intervenir en experiencias tecnológicas desde una perspectiva sistémica y situada para comprender su aporte en la vida de las niñas y niños, y con ello considerarla como parte inherente de la experiencia humana y no solo como un conjunto de artefactos o procedimientos.
Para Andrea Orellana, educadora del colegio Santa Rosa del Sur, de La Pintana este taller le permitió “derribar el concepto de tecnología como herramienta digital, porque todo lo que involucra un proceso también tiene tecnología y que se puede aplicar en cosas tan sencillas como comer una fruta en el recreo, saber de dónde proviene, o qué procesos químicos lleva a hacer comestible esa fruta. Nada de esto me lo había planteado esto y me llevo un nuevo concepto como aprendizaje, de una tecnología más contemporánea que busca satisfacer necesidades, pero a partir de cosas más simples y presentes en la vida cotidiana”.