Entrevista: Los beneficios escondidos de las algas

  • 26 Julio, 2017

Alejandro Buschmann, académico de la Universidad de Los Lagos, comenta que su pasión por el mar comenzó desde muy pequeño, fueron las hazañas del oceanógrafo francés Jacques-Yves Cousteau, las que gatillaron su curiosidad por los misterios de las profundidades marinas. “El sistema terrestre es nuestro hábitat, entonces el ir más allá era algo que me llamaba muchísimo la atención”, comenta de aquella época, cuando aprendió a bucear junto a sus amigos de manera autodidacta.

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Cuando aún no finalizaba Biología Marina en la Universidad de Concepción, Alejandro se inscribió en un curso de verano para estudiantes en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Allí, siendo el alumno más joven, y rodeado de estudiantes de postgrado, pudo adentrase en el mundo de las algas, organismos que marcarían sus investigaciones a futuro.

Gracias al curso, este investigador ingresó al doctorado en Ciencias Biológicas con mención en Ecología en la misma casa de estudios. Allí descubrió y comenzó a desarrollar temas como el cultivo de algas, la acuicultura sustentable y la economía costera, áreas en las que hoy lidera distintas investigaciones. “Hice mi tesis en ecología y allí me di cuenta de que las algas también pueden usarse para la biorremediación ambiental, algo nuevo en ese minuto. Es así como empecé mezclar la ecología con la acuicultura y el medio ambiente. Ya no se trataba solamente de investigar la producción de algas, sino que también de mejorar su cultivo, lo que hoy conocemos como acuicultura sustentable”.

Actualmente, Chile y China son dos de los principales extractores de algas del mundo. Sin embargo, a diferencia del gigante asiático, nuestro país no presenta una política científica que vele por el aprovechamiento de este recurso. “Las algas son un elemento clave dentro de ecosistema marino, hay organismos que se alimentan de ellas o que las usan como lugares de refugio contra los depredadores. Al alterar su población por explotación también alteramos otros ecosistemas de manera importante, situación de la que no somos consientes”.

Hoy, Alejandro es profesor titular en la Universidad de Los Lagos, investigador del Centro de I+D en Recursos y Ambientes Costeros (i-mar), de la misma universidad, e investigador titular en el Centro de Biotecnología y Bioingeniería (CeBiB). Este último reúne a investigadores de diversas universidades que desarrollan aplicaciones para la optimización y eficiencia de distintos procesos, como la obtención de compuestos de alto valor desde variadas biomasas, proyecto en el que este investigador está muy comprometido.

El poder de las algas

Sabias queAlejandro relata que uno de los temas que más le interesan es cómo poder aumentar el valor agregado de las algas. “Los ingresos país por la exportación de este recurso son de millones de dólares, sin embargo, gran parte de las algas que enviamos son pre molidas o representan unproducto de muy bajo valor. Nuestra idea es poder transformar la biomasa que hasta el momento se desecha, en productos con un valor adicional. Esto aumentaría el retorno económico sin aumentar la explotación”, destaca.

En la búsqueda por encontrar subproductos de mayor valor, este investigador señala que las algasson muy ricas en antioxidantes, como lo es el ácido hialurónico. El desafío de estas investigaciones está en poder definir cómo extraer estas moléculas que naturalmente no están totalmente biodisponibles para el hombre. “Muchas veces nos dicen que debemos comer ciertas frutas parapoder incorporar los antioxidantes, sin embargo, la fracción de estos elementos que nuestro cuerpo logra asimilar es muy pequeña. Nuestro objetivo es lograr que esta molécula estébiodisponible de manera mucho más eficiente para los organismos que la consumen, ya sea el hombre u otro animal”, señala, y agrega que ya han diseñado dos protocolos para su extracción.

En el desafío de generar una demanda con mayor valor agregado, se interesó por la extracción de los polisacáridos de las algas y, de esta forma, tratar de desarrollar una industria con más perspectiva. Hoy en día, la producción de los polisacáridos de las algas para su uso como ingredientes de productos farmacéuticos, alimenticios e industriales ya se lleva a cabo. Lamentablemente, este proceso tiene un retorno relativamente bajo y no contempla la obtención de otros subproductos, por lo que la biomasa no utilizada es directamente considerada residuo. “Debemos comenzar a tener un concepto de biofábrica y de uso integral de las algas. Por ejemplo, las industrias que sacan polisacáridos utilizan el 30-40% de la biomasa seca y el otro 60% se bota porque por el tipo de proceso de extracción no sirve para otros fines. Dentro de ese gran porcentaje de material podemos encontrar proteínas, sales y muchos otros productos que pueden ser utilizados pero que el tipo de extracción actual no aprovecha”.

Al día de hoy, Alejandro y su grupo ya han logrado transformar los azúcares de las algas en etanol. “Lo más importante es que pudimos generar un proceso que separa las distintas fracciones de proteínas y minerales, ya que el etanol en sí tiene un precio relativamente bajo”. Esta separación de biomasa pretende darle valor a las partes fraccionadas y reducir los desechos que hoy son pasivos ambientales para el desarrollo de nuevos productos. Pero además, Alejandro remarca que para enfrentar estos nuevos desafíos, “necesitamos una mayor capacidad de inversión, y por ello estamos buscando nuevos socios estratégicos”, finaliza.

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