Escrita por Roberto Fernández Ruiz
El académico Dr. José Luis Arumí de la Facultad de Ingeniería Agrícola de la Universidad de Concepción (FiaUdeC) e investigador principal del Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería (CRHIAM), institución perteneciente a la Red Multi Explora Ñuble, expresó su preocupación por las dificultades de acceso al agua potable en zonas rurales como elemento clave de prevención del contagio de Covid-19, pero también advirtió que la pandemia está desviando la necesaria atención que requiere la crisis hídrica que afecta a la región y al país.
El investigador comenta su preocupación ante la actual crisis hídrica inmersa en una pandemia. En este sentido, anticipó que “de acuerdo a los pronósticos, ya se marca una tendencia que no se ve muy auspiciosa, lo que no sólo va a afectar la disponibilidad de agua para la agricultura, sino que también para el consumo humano, sobre todo, para las regiones Metropolitana y de Valparaíso, donde la situación va a ser crítica”.
Al mismo tiempo el académico destacó que “el problema del escenario Covid-19 es que la emergencia no te deja enfrentar otros problemas importantes. Y dado que la emergencia es proteger la vida, todo el esfuerzo se han focalizado en este tema, pero hay otros temas que han quedado relegados, y la escasez hídrica es uno de ellos”.
Sin embargo, el Dr. Arumí planteó que también esta emergencia puede contribuir a reinstalar el tema del agua en la agenda debido que es una herramienta sanitaria clave.
El investigador apuntó a las dificultades de acceso al agua potable en zonas rurales “considerando que la gente necesita lavarse las manos y tener condiciones de saneamiento; desde esa perspectiva, el Covid-19 es un motivo más para darle prioridad al tema; de todas formas, para mí, el acceso humano al agua no requiere de una pandemia como lo es el Covid-19 para que sea prioritario”.
En esa línea planteó que producto de la contingencia, se debiera avanzar con mayor celeridad en dar soluciones definitivas de acceso al agua potable para el mundo rural de la región de Ñuble, explorando alternativas como las plantas desalinizadoras de agua o retomando proyectos que consisten en aprovechar las aguas del río Itata, usando elevación de agua con energía solar, para regar y dotar de agua potable rural a la parte baja del Valle del Itata y las zonas costeras aledañas.
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