A lo largo de nuestra vida la narración tiene un rol importante, es la forma en la que comenzamos a entender el mundo, le damos nombre a las cosas, comprendemos los fenómenos. A través de los relatos de nuestras abuelas y abuelos conocemos nuestros orígenes, escuchamos canciones infantiles que cuentan historias y, por supuesto, nos encantamos con los cuentos. La narrativa, sin darnos cuenta, es parte indispensable de nuestro cotidiano.
Todos narramos, sin darnos cuenta todos contamos cuentos, al volver a casa después de una jornada laboral o al compartir una anécdota en una reunión social. Pero, ¿por qué hay personas que cautivan la atención y el interés de quien escucha y otras no?
Esto es porque hay personas que estructuran mejor sus historias que otras, que ordenan la información de tal forma que al escucharla parece un verdadero cuento y se vuelve atractiva. Si a esto sumamos pequeñas herramientas paralingüísticas como buenas inflexiones, las pausas adecuadas, y otros truquitos, ya te convertiste en el centro de atención de tu audiencia. ¿No sería esto útil al momento de enseñar a los niños? ¿No nos ayudaría a hablar de temáticas más complejas o menos cotidianas para los niños como la ciencia?
Esto es lo que aprendimos en la jornada del 17 de marzo en el Taller “Divulgación científica a través del cuento” instancia que fue parte del seminario de divulgación científica: “La ciencia se comparte” del PAR Explora Ñuble, que se realizó entre el 16 y el 18 de marzo vía online.
En este taller aprendrimos la importancia de una buena y atractiva narración al momento de entregar conocimientos, entregamos herramientas para estructurar un cuento y sazonarlo para usar este recurso ya conocido por los niños como una herramienta para llevarlos a la ciencia de forma atractiva.
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