Profesora que viajó a Groenlandia: “estaba arriba del mundo”

fbdf9c35f0e130e40ac81bf5b9b6223f
  • 6 Agosto, 2014

Hace once años llegó a Punta Arenas y comenzó a trabajar como profesora de biología y química en el Liceo María Auxiliadora.

Cuando era estudiante, en la Universidad de Concepción hace 15 años, comenzó su trabajo con el Programa EXPLORA CONICYT, época en que recién partía este proyecto de difusión del conocimiento científico entre los niños y jóvenes.

Desde entonces no se ha desligado de esa labor. Actualmente forma a otros profesores en la investigación científica. Su consistente trabajo a favor de las ciencias la llevaron a ser escogida por el Instituto Antártico Chileno (INACH) para viajar a Groenlandia, desde el 25 de junio hasta el 21 de julio.

 

¿Cómo fue este extenso viaje?

Primero son cuatro horas a Santiago. De ahí a Atlanta diez horas; de Atlanta a Albany cuatro horas. De Albany a Canadá cuatro horas más y de ahí, de Canadá a Groenlandia, fueron seis horas. En total 22 horas. Bueno, y cuatro horas más al Ártico.

 

¿Qué hiciste allá?

Allá llegamos a una ciudad que se llama Kangerlussuaq, que es la puerta de entrada a Groenlandia. Ahí es donde se encuentra el aeropuerto y es donde se hace la comunicación para el Polo. Participé en campamentos científicos de verano, donde trabajamos con veinte alumnos provenientes de Estados Unidos, Groenlandia y Dinamarca. A su vez se trabajó con dos profesoras de Estados Unidos, dos profesores de Groenlandia y uno de Dinamarca, y aparte yo, que era la chilena.

 

En ese campamento científico ¿qué actividades realizaron?

Nosotros hicimos investigaciones en fósiles, estudios de bacterias, de ablación, cambio climático, de glaciares, polinización, porque se estudió la flora y fauna de Groenlandia, entre otras cosas.

 

¿Incluyó actividades prácticas?

Todo práctico. Lo bueno es que se hace un convenio con profesores y con estudiantes de doctorado. Ellos vienen a hacernos las clases en la mañana y luego la actividad de terreno en la tarde.

 

¿La idea es que ustedes puedan replicar esas actividades en las aulas?

Esa es la idea: cómo hacer una práctica distinta.

 

Los estudiantes que participaron ¿qué edad tenían?

Estos chicos tenían entre 15 y 18 años, como de tercero y cuarto medio de acá.

 

¿Cuánto tiempo estuviste en Kangerlussuaq?

Tres semanas.

 

Y ¿en el Ártico?

Una semana, la última semana.

 

¿Cómo fue la experiencia allí?

Muy helado. El Ártico es muy distinto a la Antártica Chilena.

 

¿Qué temperaturas tenían?

20 grados bajos cero, 14 grados bajo cero… era lo normal durante el día. En la noche lo más bajo que se registraron fueron 24 bajo cero.

 

¿En qué sitio se quedaron?

En la estación Summit. Esa es la estación del Polo Norte. Ahí están los tres países: Groenlandia, Dinamarca y Estados Unidos. En la estación solamente hay científicos, que son alrededor de seis, y el resto son personas que trabajan de apoyo como albañiles, carpinteros, cocinera.

 

Muy pocos.

Es muy poca gente. Ahora empieza a haber más movimiento. De hecho, cuando nosotros nos vinimos arribaron como treinta personas.

 

¿Qué pudiste observar en el Ártico?

Nada… (risas). Al menos en Antártica hay flora, hay fauna, pingüinos, pero allá es hielo (risas).

 

¿Qué experiencias realizaron con los científicos de la estación?

La estación se divide en ocho sectores, que están distanciados. El sector más lejano a la casa madre queda, más o menos, a dos kilómetros ida y vuelta; con nieve a la rodilla se te hace terrible. Hay un sector donde ellos hacen estudios de la nieve: calidad, presencia de bacterias; es el lugar puro de la base. Muy pocas personas pueden ir para allá, salvo los científicos, y nosotros fuimos (…).  También participamos de actividades meteorológicas: vimos unos globos que se envían desde cuatro puntos del mundo, entre esos uno es allí, en Summit, y miden las condiciones meteorológicas, como presión, temperatura; van todos con sensores conectados.

 

¿En qué otros temas trabajaron?

En glaciación, en ablación, en deshielo; temas que habíamos visto en Kangerlussuaq, pero ahí lo vimos en terreno. Además trabajamos con GPS, para que los  niños se familiarizaran con el tema del GPS, y además viendo cuán efectivo eran o no.

 

¿Qué experiencias curiosas viviste durante esos días?

No nos podíamos bañar.

 

¿Seis días sin bañarte?

Seis días sin bañarme (risas). Lavaditas rápidas.

 

¿Dónde dormían?

En carpas.

 

Entonces ¿fue difícil conciliar el sueño?

La estación en verano tiene 24 horas de día, son 24 horas de luz. Tenía que dormir con máscaras, tapada entera, metida en un saco dentro de otro saco, con gorro, y todo amarillo adentro, pero por el cansancio me podía dormir hasta parada (risas).

 

¿Las estaciones no tienen espacio para dormir adentro?

Tienen lugares, pero se usan en invierno por la gente que es de la base. En verano todos duermen afuera, en las carpas.

 

¿Algunas de las experiencias que conociste durante este viaje las podrás replicar acá?

Sí, muchas de las experiencias. De hecho ahora ya se van a empezar a programar una serie de reuniones, a través de EXPLORA y de INACH, donde se podrán trasmitir estas experiencias.

 

De lo que viviste ¿qué te sorprendió más?

Una cosa que me sorprendió es que en la Universidad de Dinamarca las carreras tienen mención polar. Por ejemplo, puedes estudiar Arte con mención Ártico, entonces estudias el arte polar, estudias Química, con especialidad en Recursos Árticos.

 

Tú estuviste en la Antártica en 2011, y antes de este viaje querías hacer un estudio comparativo entre los dos polos ¿pudiste hacerlo?

Los sectores son distintos. Allá yo realmente estaba arriba del mundo. Acá, en la Antártica, no estaba en el otro polo; yo estuve más hacia el lado de la península. Entonces, obviamente que allí hay un cambio climático, hay una posición geográfica distinta, flora, fauna. En el Ártico no hay flora, no hay fauna (…).

Ahora, yo comparaba Groenlandia con Punta Arenas, o con Natales, o con Williams, pero en Groenlandia no hay árboles, no hay vacas, no hay caballos, muy pocos perros, salvo los perros de trineo, muy pocos gatos. En Kangerlussuaq hay un canil de perros, pero son exclusivamente perros de trineo, y controlan mucho que no lleguen otro tipo de perros para evitar el mestizaje.

 

De todo ¿qué es lo que más te aportó profesionalmente?

La forma de educación. La educación chilena es muy estructurada: hay horarios establecidos, recreos establecidos, formas de ubicación dentro de las salas; allá no. Yo le pregunté a los otros profesores, visité colegios, y me encontré con colegios que no tenían pupitres, sino sillones, puf para que los estudiantes se sienten con sus tablet; todos los niños trabajaban con sus computadores.

 

¿Quisieras implementar alguna de estas ideas?

Yo originalmente quise estudiar bioquímica, cuando empecé a trabajar con EXPLORA hice el cambio de carrera a Pedagogía. Tu
ve una visión distinta. Cuando estaba estudiando la carrera científica me di cuenta que la forma en que se estaba llevando no era la correcta, entonces ahí fue cuando me empezó a picar el bichito. Tú no puedes enseñar ciencias dentro de una sala; cómo vas a enseñar ecología sin llevar a los niños ni siquiera al patio.

Creo que la experiencia que he estado adquiriendo es en ver cómo llevar una buena educación científica, y que no significa necesariamente hacer experimento tras experimento, sino que dar una base científica llena de inquietudes, para que el alumno le guste saber el por qué e ir más allá, y frente a eso llevar la práctica. Toda actividad teórica tiene que llevar una actividad práctica de por medio.

 

¿Cuánto ayudó este viaje a esas ideas?

Este viaje me dio más ideas. Muchas de las actividades que se hicieron en Groenlandia son actividades muy parecidas a las que nosotros hemos hecho aquí, en Chile. Pero acá falta el recurso económico y también falta cambiar estas estructuras de educación porque el problema que tenemos acá es que formamos alumnos para que tengan un buen resultado PSU, un buen resultado Simce.  

 

¿Cuán importante ha sido para tu carrera trabajar con EXPLORA?

EXPLORA es quien me formó, desde monitora obtuve financiamiento para lograr proyectos, las instancias de comunicación con científicos fueron, originalmente, a través de Explora y me ha ido acompañando. Ahora yo estoy devolviendo la mano a Explora, formando otras personas como yo.

 

¿Qué labor haces con otros profesores de la región en cuanto a la enseñanza de las ciencias?

Yo veo todo lo que es el método, el trabajo de llevar un trabajo de ciencias, y es lo que estoy haciendo con profesores ahora: enseñarles el método científico.

 

Para ti ¿qué es lo  más importante de ser profesora?

Primero, formar una valoración de las ciencias; creo que ese es mi gran sello EXPLORA. Yo no voy a formar científicos, pero quiero que valoren las ciencias: en qué es lo que les sirve, cómo la utilizan, qué es lo que hacen con las ciencias, y qué es lo que se ha podido lograr a través de ella, y sin querer han llegado niñas que se han encantado con las ciencias y que han terminado estudiando carreras científicas. Trato de hacer una ciencia amena.

ETIQUETAS:

COMPARTE: