Nancy Calisto: “Yo los invito a investigar las Ciencias en general, ya que los estudios no se terminan con un pre-grado y acá en Magallanes hay mucho por descubrir”.

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  • 23 Junio, 2016

Nancy Calisto, es Licenciada en Química de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina y Magister en Ciencias de la Universidad de Magallanes. Actualmente es académica del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Magallanes e investigadora del área de contaminación Antártica y Subantártica.

Nancy ha viajado a la Antártica durante siete años consecutivos, por lo que conoce muy bien como es la vida en el continente blanco y la forma en que se puede disminuir el impacto ambiental de las bases chilenas que ahí habitan. Pasó su infancia en Río Turbio y fue buena alumna desde muy pequeña. Cuando entró a la secundaria, su profesora le dijo que era buena para la Química, ya que los ejercicios los entendía y podía resolverlos muy rápido.

¿Cómo recuerdas tu infancia y tomar la decisión de estudiar Química?

Para mí era como un juego, como armar rompecabezas, encontrar los datos que faltan lo encontraba entretenido. La Universidad fue un cambio difícil, porque me fui a estudiar a Rosario que es una ciudad mucho más grande que Río Turbio. Al estudiar en un pueblo chiquito teníamos muchas falencias en cuanto a los contenidos de Matemática y Física y el primer año de Química es pura Matemática y Física. Yo tenía una muy mala base, pero cuando uno arranca y agarra el ritmo es muy entretenido.

Uno empieza a ver la Química de verdad, no la Química de la Tabla Periódica, ni los nombres de memoria. Era ir entendiendo cómo funcionan las cosas en el mundo, por qué algunos materiales eran como eran, sus propiedades, cuáles se podían mezclar y cuáles resultados obteníamos. Para mi era como un juego.

¿Por qué decidiste trabajar en Chile?

Me vine a Chile, porque en primer lugar mis papás son chilenos y yo terminé de estudiar justo cuando comenzó la crisis económica en Argentina. En esa época decidimos salir de Rosario, porque era una ciudad grande y se estaba transformando en un lugar peligroso.

Llegué a Punta Arenas y comencé a repartir currículum y ahí comencé a trabajar con Dra. María Soledad Astorga y luego me fui al Laboratorio de Aguas Residuales de Ingeniería Química y empecé a involucrarme en la docencia universitaria, trabajar en proyectos y esas cosas.

Luego empecé a realizar el Magister en Ciencias de la Universidad de Magallanes y ahí era todo distinto a lo que yo había estudiado. En Química todo es más ordenadito, las rectas son rectas perfectas y uno tiene todo el sistema más o menos controlado y al estar en contacto con otras disciplinas, me di cuenta que la Biología, la vida natural no es tan estructurada y fue un mundo nuevo para mí.

Me gustó estar en contacto con otros profesionales, porque dependiendo lo que uno estudia se va formando más cuadrado, más estructurado para pensar y otros tienen una formación mucho más flexible u otros puntos de vista para ver las cosas y cómo se pueden ir sumando estos diferentes puntos de vista.

Así fue como me desarrollé el Magister y me metí en el área de Medio Ambiente.

Investigación Antártica ¿Cómo llegaste a investigar el continente blanco?

Eso fue casi de casualidad. Trabajaba en el Laboratorio de Aguas Residuales y había una planta de tratamiento de aguas residuales que no funcionaba bien en la Antártica, entonces nos pidieron preparar un proyecto para mejorar el funcionamiento de la planta y así fue como conocí la Antártica.

La primera vez que viajé fue en el año 2006 y después, desde el año 2009 que he viajado en enero todos los años, por lo que he vivido miles de anécdotas ahí.

¿Cómo es vivir en una Base Antártica?

Cuando uno va a la Antártica se encuentra con muchos investigadores de áreas diferentes, con egos diferentes y formas de ver la vida diferentes, entonces como los espacios son compartidos suceden cosas entretenidas.

Cuando los días no son muy buenos nos tenemos que quedar en la base y eso es como un reality. Uno comparte todo el día, desde que se levanta hasta que se acuesta; las mesas, los almuerzos, espacios comunes, entonces yo siempre digo que ahí uno se encuentra con personas y personajes.

Hay que ser muy tolerante para sobrevivir en estas experiencias, sobre todo cuando el clima no está tan bueno y uno no puede hacer lo que tenía programado. Uno planifica el trabajo desde una oficina, pero en la Antártica se puede levantar una ventisca y no se puede salir o el barco se atrasó y hay que esperar días a que llegue.

Un año tuve que ir tres días seguidos al aeropuerto, muy abrigada y tener que volverme a la casa, porque el avión no pudo salir. O hay veces que te llaman a cualquier hora de la mañana avisando que hay que estar en una hora en el aeropuerto, porque podemos despegar. Con estas situaciones he aprendido que el sistema es más o menos impredecible, por lo que hay que tener un margen de días en los que hay que estar atento y dormir con el teléfono al lado, por si hay cambio de planes.

Contaminación en las Bases Antárticas

Nancy Calisto trabaja junto al Dr. Claudio Gómez, con quién ha desarrollado varias investigaciones sobre la contaminación de las bases antárticas y su impacto sobre el Medio Ambiente. Con una de sus investigaciones, lograron crear el proyecto CIMAA, Centro de Investigación y Monitoreo Medio Ambiental Antártico.

¿En qué consiste el proyecto CIMAA?

CIMAA es una consecuencia del primer proyecto de investigación. Nosotros fuimos a las bases que están administradas generalmente por las fuerzas armadas, entonces las dotaciones de las bases cambian todos los años y la gente tiene esa disposición de hacer las cosas bien medioambientalmente, pero no sabe cómo hacerlas y tampoco sabe cuando las está haciendo mal.

Frente a esto, nosotros creamos el CIMAA como una herramienta para mejorar estas formas de trabajar en la Antártica, le hacemos una capacitación a las dotaciones antes de entrar a la Antártica, le enseñamos a monitorear sus plantas de tratamiento de aguas servidas y después nos contactamos todo el año para enseñarles a realizar los análisis, el uso de los laboratorios de INACH y hacemos un seg
uimiento de esos resultados para ir mejorando.

También aprovechamos de tomar muestras para hacer investigación y ver qué va pasando a través de los años, cuál es el impacto ambiental de las bases y además tratamos de movernos en la Isla Rey Jorge para ver si la realidad de las bases chilenas es similar a la de otros países.

Coordinación con el Instituto Antártico Chileno

Uno de los enfoques del proyecto CIMAA es aprovechar muy bien los recursos y para ello nos coordinamos con INACH, ya que ellos realizan la logística antártica y además, utilizamos sus laboratorios. O sea, sin INACH no podríamos ir, sería extremadamente caro y tendríamos que coordinarnos con cada institución que manejan las bases y cuándo lo hace INACH esto es mucho más eficiente.

Los viajes los hacemos generalmente en el mes de enero, porque la idea es realizar los muestreos en la época de mayor impacto y es en enero y febrero donde hay mayor cantidad de gente y ahí se notan los problemas que podrían tener. Si todo funciona bien en esa época, en el resto del año no deberían tener problemas, porque hay mucha menos gente.

El año pasado estuvimos viajando con la FACH, porque ellos tienen el Hércules que viaja a Villa Las Estrellas y ahí entrábamos una vez al mes, tomábamos la muestra y nos devolvíamos en el mismo avión. Ahí viajábamos algunas veces nosotros u otras veces le pedíamos a un alumno tesista o de último año que tomara las muestras. Tratábamos siempre en enero de llevar a algún alumno para que conozca la realidad Antártica, comprender como se trabaja en terrero y cuáles son los problemas logísticos que existe, etc.

¿Le recomendaría a los jóvenes estudiar Química?

Si, la Química es entretenida  y hay muchas cosas que se pueden hacer. Hay muchas carreras que estudian Química, pero después comienzan a ver otras cosas, por ejemplo la Ingeniería Química es muy diferente a la Licenciatura en Química y a la Ingeniería Química y Medio Ambiente, pero todas tienen una forma de ver los procesos químicos y eso yo lo encuentro entretenido.

Por ejemplo la carrera de Ingeniería Química y Medio Ambiente tiene un poquito de todo, ve Medio Ambiente, laboratorios, procesos, entonces es bien entretenida y dinámica. La Licenciatura en Química y la Ingeniería Civil Química es más exigente, pero pueden trabajar en diferentes áreas y hay un abanico muy amplio de posibilidades.

 

Dependiendo de lo que más les guste yo los invito a investigar las Ciencias en general, ya que los estudios no se terminan con un pre-grado y acá en Magallanes hay mucho por descubrir.

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