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María Soledad Astorga es Doctora en Ciencias Químicas e Investigadora de la Universidad de Magallanes. En el año 1993, María Soledad viajó a España a estudiar su Doctorado y regresó a finales del 96, siendo una de las primeras académicas de la universidad en obtener este grado y la primera mujer, en alcanzar ese logro.
¿Cómo fue su experiencia estudiando el Doctorado?
La experiencia fue muy enriquecedora, porque el haber ido a estudiar allá me cambió la vida. Me cambió la mirada de la vida. Yo soy de Porvenir y nosotros allá tenemos muy poco contacto, estamos alejados de muchas posibilidades, en cambio allá es como todo cerca. Viajar y estudiar en España me permitió ver el mundo desde otro punto de vista.
¿Por qué quiso volver a Magallanes y hacer carrera acá?
Yo siempre tuve claro que iba a volver, porque yo decía que las cosas hay que hacerlas aquí, no allá donde tienen más avanzado. Entonces yo quería ir, aprender para venirme a trabajar aquí. Posibilidades de quedarme obviamente que tuve, pero yo siempre quise volver. De hecho trabajé intensamente para volver al poco tiempo.
He vuelto a España varias veces, pero siempre he encontrado que tomé la mejor decisión. Aquí es donde hay mucho por hacer; creo que somos pocos y que hay que hacer cosas y motivar a gente en todas las áreas
¿Quién la inspiró a dedicarse a la ciencia?
Yo tenía facilidades para la ciencia desde pequeña. Allá en Porvenir no teníamos laboratorio, pero me llamaba la atención hacer experimentos y mirar por un microscopio. En la Enseñanza Media estudié en el Liceo de Niñas y en esa época era muy poca la ciencia que veíamos.
Yo creo que con el tiempo se fue dando. Dentro de las carreras que daba la Universidad de Magallanes la ingeniería me llamaba la atención y me decidí por Ingeniería Química y a penas entré a la carrera yo dije: “esto es lo mío”. A mi me cambiaba la cara cuando trabajaba en el laboratorio. Yo soy muy feliz trabajando allí.
Yo creía que era muy difícil quedarse trabajando en la Universidad, pero un profesor me ofreció un proyecto de investigación y yo hice mi tesis de eso. Me pagaban poquísimo, eran $30.000, pero como yo nunca había recibido dinero encontraba que eso era una fortuna. Me puso a trabajar con este profesor y después de ese proyecto vino otro, y después otro y luego de tres años vino Edmundo Pisano, que era en ese tiempo Director del Instituto de la Patagonia y me ofreció hacer clases a los técnicos el ramo de Química General. Yo me sentí honradísima.
Después de eso pensé. Si me están ofreciendo hacer clases y yo estoy trabajando en proyectos, quiero hacer carrera académica, no voy a seguir aquí como ingeniera. Empecé a ver que la forma de trabajar en una universidad es teniendo un grado y luego de eso el camino se aceleró porque mi vida personal tuvo un quiebre.
Me fui a estudiar y siento que la vida me fue mostrando ese camino. Ya cumplí 25 años trabajando en la Universidad.
¿Cómo surge la idea de crear el Magister en Ciencias mención manejo y conservación de recursos naturales en ambientes subantárticos?
Cuando uno regresa de otro país, uno quiere replicar las experiencias que uno ve en otras regiones o países aquí. Entonces uno quiere que eso que vio y que vivió también lo tengan nuestros estudiantes, la infraestructura, las posibilidades, etc. Entonces empezamos a ver que era una necesidad y que la forma de hacer ciencia es tener posgrado y eso incluso es muy poco. Nosotros estamos orgullosos de lo que hemos hecho, pero aún así no es suficiente. Falta mucho más en el tema de las carreras científicas y en los posgrados. Todavía no tenemos un doctorado y estamos trabajando para ello.
Creamos el Magister, porque consideramos que es necesario crear conocimiento, de fortalecer el conocimiento de los profesionales de la Región. Tenemos científicos que han venido a estudiar nuestro magister de distintas partes del mundo, porque Magallanes es un laboratorio natural y está todo intacto para ser estudiado, pero falta fortalecer el área de la investigación.
¿Es difícil hacer ciencia en Magallanes?
Es difícil porque además yo considero que las autoridades no están sensibilizadas en el tema y eso está a la vista. Potencian otros accionares en vez de tener una oficina de posgrado, por ejemplo. Tampoco hay en la Universidad donde los estudiantes puedan informarse por las becas.
Hemos tenido mucho que pedir por espacios para desarrollar el Magister y esos espacios no cumplen con los requerimientos básico de infraestructura para hacer clases. La biblioteca es otro tema, los horarios no se condicen con los horarios de los estudiantes de posgrado. No hay lugares de encuentro para debatir o discutir ideas. Falta mucho para convencer que es muy importante fortalecer el postgrado y eso ha significado que aún no tengamos el doctorado, porque uno tiene que hacer mucho esfuerzo personal para convencer de la necesidad de fortalecer la investigación.
Actualmente ¿Cuáles son sus líneas de investigación?
Desde mi tesis de Ingeniería Química que he trabajado en metales pesados y contaminantes orgánicos. Siempre las metodologías analíticas van avanzando y por eso, yo hice mi tesis de Doctorado en Contaminación Marítima en las Islas Canarias en España. Cuando llegué aquí no tenía laboratorio, no tenía nada para desarrollar mi línea de investigación, entonces ha sido un largo camino de ir creando primero los espacios hasta lograr tener un laboratorio.
La contaminación se estudia a través de organismos, entonces si uno quiere saber cuanto Mercurio hay en el mar, uno busca indicadores y esos indicadores son los organismos marinos. En este caso, los indicadores universales son los choritos, las cholgas, las lapas, mariscos que nosotros los consumimos a diario. En nuestro país hay débil legislación sobre los límites máximos permisibles de elementos tóxicos que consumimos, pero sí son más exigentes los países que nos compran estos productos. En la región los recursos son escasos si yo digo “quiero estudiar contaminación marina” no me voy a conseguir fondos, entonces tuve que buscar estrategias y conseguir recursos por el área de la alimentación.
De esa manera he conseguido tener el laboratorio y en eso estoy trabajando, porque tenemos estudios preliminares que nos ayudan a decir que son inocuos y que cumplen con los estándares de calidad que nosotros esperamos y como he habilitado el laboratorio eso me permite trabajar con otros alimentos, entonces también estoy caracterizando frutos regionales y eso lo hago en colaboración con la Universidad de La Laguna, casa de estudios que me acogió en España.
También en colaboración con Frederic Thalasso, Investigador de Excelencia, hemos estudiado la emisión de Metano en los lagos, que es un gas producido por el efecto invernadero y tiene que ver con el cambio climático. Con Thalasso hemos creado un grupo importante de colaboración entre varia
s instituciones que sigue investigando y se presentó a mediados de mes un proyecto a la INACH para estudiar los lagos antárticos y subantárticos
¿Por qué es importante publicar y comunicar ciencia?
Hay detractores de las publicaciones, porque nosotros tenemos que hacerlas en inglés para que salgan en revistas científicas, pero esa no las lee el público general. Pero esos son los indicadores que tiene el mundo actual para medir como está el desarrollo de un país en el área de la ciencia. Nos miden según el número de publicaciones científicas que tengamos y según el impacto que tenga la revista donde presentamos el trabajo. Tenemos que hacerlo porque esa es la forma de conseguir fondos para las investigaciones, pero además nosotros tenemos la obligación moral de dar a conocer estas investigaciones en los diarios regionales para que la gente se entere.
Yo no estudio la contaminación solo porque a mi me gusta, sino porque eso tiene una aplicación. Por ejemplo, los turistas si saben que esta es una zona de las menos contaminadas del mundo les llama la atención, porque si lo que consumimos tiene menos contaminantes también es un plus. Pero además, saber que esta zona está hasta ahora libre del cambio climático, porque también los contaminantes se transportan a través de los cambios climáticos, de la atmósfera y de las corrientes marinas y no estamos libres de eso. Es una preocupación, por lo tanto hay que estudiarlo y hay que darlo a conocer para que la gente sepa en qué ocupamos nuestro tiempo y sepa que estamos haciendo esfuerzos por aportar a ese conocimiento.
¿Qué le pareció el premio recibido por la intendencia?
Lo recibí con sorpresa y mucha alegría, porque es primera vez que se destaca el Área de la Ciencia y la Investigación. Creo que es muy importante esa iniciativa del Gobierno Regional, porque yo soy consciente de que las mujeres nos desarrollamos muy bien en diferentes ámbitos, pero siempre se han reconocido otras áreas del quehacer femenino y es la primera vez aquí en la región que se reconoce el Área de la Ciencia y la Investigación.
¿Por qué hay tan pocas mujeres dedicadas a la ciencia?
Yo creo que porque la ciencia requiere mucho tiempo. Las mujeres deben distribuir su tiempo en múltiples actividades, ser esposa, ser mamá, criar a los hijos, etc. Hay que estar muy comprometido con la ciencia, porque esto es una pasión difícil para hombres y mujeres. Los indicadores afirman que hay muy pocas carreras científicas, pocos estudiantes dedicados a las carreras científicas. Es difícil desde el punto de vista académico, como de la remuneración. En la ciencia puede uno no tener resultados al corto plazo, se puede uno demorar toda una vida en aportar al conocimiento.
¿De qué forma se pueden incentivar a niños y jóvenes a apasionarse por la ciencia?
Yo creo que el Programa Explora ha ayudado a entender más la ciencia, porque nosotros convivimos con la ciencia todo el día, desde que nos levantamos.
Tendría que cambiar el enfoque de la educación en esa área, el enfoque que se le da en la sala de clases a la ciencia. Se enseña todo separado y a lo mejor en algún momento de las etapas educacionales hay que hacer algo multidisciplinario que se vea en la aplicación.
Hoy usamos ropa sintética, pero es porque los químicos hicieron la síntesis para tener polímeros y tener ropa sintética. Actualmente tenemos que diversificar la matriz energética del país, porque no somos nada sin electricidad, pero para avanzar en eso siempre hay que conocer la base, hay que estudiar ciencia básica para después conocer la aplicación y falta que todo el mundo, incluso los que administran el país, sean consciente que hay que invertir mucho más en el conocimiento y el programas que ayuden a mostrar en la educación que la ciencia no está alejada de nosotros.
¿Recomendaría a las nuevas generaciones a estudiar y ser científicos?
Absolutamente. Yo lo encuentro apasionante. Hay tanto por hacer y uno llena su alma. Hay distintas formas de hacer ciencia, pero la mayoría de las metodologías consisten en ir a terreno y estar en contacto con la naturaleza y eso llena el alma de felicidad. La vida de un científico es una vida apasionante.
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