Las participantes de PIPE 2022, participaron de la charla “Las ciencias en educación parvularia”, donde se promovió la trascendencia de que niños y niñas dialoguen y reflexionen con los elementos de su entorno.
Un espacio de diálogo y reflexión en torno a la labor educativa en la primera infancia, en conexión con la ciencia, fue la que vivieron los equipos educativos que están siendo parte del Programa de Indagación para Primeras Edades, PIPE 2022, que desarrolla el Proyecto Explora Coquimbo, del Ministerio de Ciencia, y ejecutado por la Universidad Católica del Norte.
El grupo de educadoras de PIPE participó de la charla “Las ciencias en educación parvularia”, impartida por la educadora de párvulos y Magíster en educación, Rossana Godoy, quien estructuró su presentación abordando aspectos como la resignificación de las ciencias como una dimensión humana, algunos referentes pedagógicos y sobre el acontecer de las ciencias en la vida de los párvulos.
La experta comenzó su intervención invitando a las participantes a entregar su parecer ante una situación ejemplo: ¿qué pasaría con los párvulos si se deja una caja de cartón abierta en medio de una sala de clases? Las educadoras entregaron sus impresiones y experiencias similares con niños explorando esa caja, mientras que la charlista recalcó que “los niños, por una condición ontológica, van a acceder y relacionarse con el mundo, lo cual les permite desarrollar diversas habilidades”.
Sobre esta ansia de explorar de niñas y niños, la educadora resaltó la trascendencia de cuestionar el entorno para vincularse con él. “Siempre subyace a nuestra relación con el mundo una pregunta, aún cuando no la formulemos conscientemente. Y allí es donde nace la ciencia”, afirmó.
Respecto a esta relación con el mundo, Rossana recalcó que el niño y niña lo hace “como cuerpo vivo, para que de esta forma, los elementos de la realidad no le sean algo ajeno. El cómo nos vinculamos con nuestro entorno y realidad es parte de la subjetividad humana”.
En este sentido, la educadora sostuvo que si desea el desarrollo de una pedagogía orgánica, se debe trabajar en una pedagogía de la indagación, donde se debe promover que niños y niñas dialoguen y reflexionen con los elementos de su entorno. “Por ejemplo, al momento de que el niño o niña se encuentra en este momento de relacionarse con el mundo, plantear preguntas como ‘¿qué crees que va a pasar’ o ‘¿probemos?’, pueden ayudar a esta indagación”, comentó.
Finalmente, para este proceso de indagación, la experta sentenció que la naturaleza de la infancia es el juego, donde la capacidad de aprender y desaprender es su naturaleza. “Cuando los párvulos están en espacios de juego y en interrelación con el mundo potencian sus habilidades cognitivas, afectivas, sociales, psicomotrices y espirituales. También atiende, anticipa, relaciona, propone soluciones, duda y crea en equipo para comprender el mundo y sus significados”, sentenció.
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