Matías Portflitt Toro
Biólogo Marino, Magíster en Ciencias del Mar
Encargado de Divulgación Centro Científico ESMOI
Si nos tomamos dos minutos en observar nuestro alrededor mientras estamos en la calle, la playa, el colegio, la oficina, o en nuestra casa, podremos ver diversos objetos hechos de plástico, los cuales nos han facilitado la vida durante décadas. Sin embargo, estos objetos también son un peligro para la vida en el planeta, incluido el ser humano.
Por décadas, sólo se veían los beneficios del plástico y poco se hablaba de los daños y efectos negativos que tenían sobre los ecosistemas y el planeta. La producción de este material ha ido en aumento, exponencialmente, año tras año, desde la década de los ’50, alcanzando los 368 millones de toneladas en el año 2019. El problema es que un gran porcentaje de esta producción no se recicla ni tiene un buen manejo, terminando como desecho en los ecosistemas terrestres y marinos. Se ha estimado que, sólo en el año 2016, ingresaron entre 19 a 23 millones de toneladas métricas de plástico a los ecosistemas acuáticos; y que si la generación de desechos sigue la misma tendencia actual, se espera que para el año 2030 esta cifra alcance los 90 millones de toneladas métricas.
Lo más preocupante es que un gran porcentaje de esta basura que se genera y vemos en la costa continental, termina viajando cientos o miles de kilómetros en el mar para llegar a zonas remotas, como las islas oceánicas. Y esto es un gran problema, no sólo porque estas islas están recibiendo basura que no generan, sino porque la basura está afectando a diversos organismos como peces, tiburones, tortugas, aves y mamíferos marinos.
Investigaciones en las que ha participado y liderado el Centro Científico ESMOI han mostrado que la basura plástica que encontramos en la Ecorregión de Isla de Pascua (Rapa Nui y Motu Motiro Hiva) es principalmente de origen pesquero, es decir, grandes redes de pesca, cajas plásticas para transportar pescado, boyas de pesca o fragmentos de estas. Sin embargo, también se han registrado plásticos de uso cotidiano, como por ejemplo tacones de zapatos, botellas, cucharas o juguetes. Un gran porcentaje de la basura que llega a las costas de Rapa Nui proviene, principalmente, del territorio continental de Chile y de áreas de pesca situadas frente a Perú. Las estimaciones indican que más de un 50% de la basura que está flotando frente a la costa de Chile estaría llegando a Rapa Nui; y que el 18 % de la basura generada por la flota pesquera frente a Perú también llegaría a las costas de Rapa Nui.
Por otro lado, los efectos más visibles que podemos observar en la fauna marina que habita esta ecorregión son la ingesta y el enredo. Aquí hemos encontrado peces y aves con fragmentos plásticos en sus estómagos, llegando incluso a tener cientos de fragmentos. De igual manera, hemos reportado tiburones que se han enredado en objetos plásticos y aves que están construyendo sus nidos con basura plástica, lo que es un peligro inminente de enredo y muerte. Estos son los efectos que podemos observar a simple vista, pero desconocemos el efecto a nivel interno y fisiológico que podrían estar causando la contaminación por plásticos en la fauna marina de Rapa Nui.
A pesar de la lejanía que tiene Rapa Nui con el continente, podemos ver que nuestras acciones afectan directamente a estos ecosistemas remotos. Por lo tanto, se deben seguir reforzando medidas de manejo: la reducción del uso de plástico, el reciclaje y evitar tirar desechos al mar, para así proteger no sólo nuestra costa continental, sino también, estos valiosos ecosistemas de las islas oceánicas.
