Por: CienciaTripS
Imagina que decides viajar al sur de Chile para ver la naturaleza prístina que Tierra del Fuego nos puede ofrecer. Vas caminando por la ladera de un río y de pronto, vez a un cazador disparándole a un animal. Te acercas a ver qué fue lo que cazo y notas que el animal tiene una cola grande y notoriamente plana. El cazador se acerca y te comenta: “Un castor menos en Chile”.
Ahora imagina cuál sería tu reacción frente a esa situación: ¿Estarías de acuerdo o en desacuerdo de que se haya matado al castor? Dependiendo de cómo sea tu respuesta, si te inclinas por un pensamiento animalista o ambientalista.
Los animalistas defienden todo tipo de animal porque los reconocen como individuos, y por ende, los priorizan y respetan como tal. Un animalista estaría en desacuerdo con haber cazado al castor. En cambio, los ambientalistas ven el escenario con un foco más amplio, a nivel de ecosistema: ¿Se ve el ecosistema natural afectado por el castor? Un ambientalista, al priorizar al ecosistema natural, estaría de acuerdo con haber cazado al castor.
Al priorizar al ecosistema, se deben proteger a las “especies nativas” ya que estas son las que naturalmente (sin intervención humana), viven en nuestro país y forman parte de un sistema natural con el medio físico que las rodea. Se han registrado más de 30.000 especies nativas chilenas, siendo éstas, nuestro gran tesoro viviente.
Como todo tesoro tiene su “oro” 1/4 de las especies nativas chilenas son “especies endémicas” lo significa que sólo viven en Chile y en ninguna otra parte del mundo. Esto hace de nuestro país, un lugar importante para la protección de la biodiversidad mundial.
Pero como no todo lo que brilla es oro, el accionar humano genera repercusiones en las especies nativas. De forma intencional o accidental, hemos introducido especies no nativas de Chile o bien llamadas “especies introducidas o exóticas” en ecosistemas chilenos. Es como una colonización, donde el ser humano fue quién gestionó el transporte. Estas especies introducidas pueden o no alterar negativamente al ecosistema al cual llegan.
Las especies introducidas que dañan y alteran negativamente al ecosistema son llamadas “especies invasoras” ya que los efectos de su introducción generan grandes cambios negativos, tanto en distribución, como en la abundancia y diversidad de especies nativas. Ponen en peligro a la diversidad de seres vivos ya que tienen las condiciones para vivir, pero el problema es que lo hacen a costa de la utilización de espacio y recursos de las especies nativas.
En Chile hay descritas más de 1.500 especies invasoras que atentan contra la vida nativa de Chile, siendo las de mayor influencia negativa: el visón, castor, jabalí, chaqueta amarilla, conejo, zarzamora y espinillo.
Desde una perspectiva ambientalista es necesario tomar cartas en el asunto. No podemos permitir que la introducción de especies invasoras por el ser humano, atente contra las especies nativas. La principal línea de acción es erradicar a todas las especies invasoras de nuestro país. Para ello, la labor del gobierno es fundamental. En Chile se desarrolló el Proyecto “Fortalecimiento de los Marcos Nacionales para la Gobernabilidad de las Especies Exóticas Invasoras: Proyecto Piloto en el Archipiélago de Juan Fernández” (2013-2017) donde en alianza entre GEF (sigla en inglés para: Fondo Mundial para el medio ambiente), Ministerio del Medio Ambiente, y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) buscaron desarrollar y aplicar estrategias nacionales y regionales para el control de la introducción y expansión de las especies invasoras. (Link proyecto: www.gefespeciesinvasoras.cl)
Otra buena noticia para los ambientalistas es el proyecto de ley que crea el “Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas” (SBAP) el cual será el servicio público que vele por la conservación de la biodiversidad nativa chilena. Este servicio liderará planes para controlar y erradicar a las especies invasoras.
El proyecto de ley está en vías de ser aprobado por el Gobierno de Chile. De hecho, en Octubre del presente año fue aprobado por la Comisión de Medio Ambiente del Senado, faltando así, pocos trámites legislativos para que sea cree el SBAP.
Si retomamos el caso del cazador que mata al castor, ahora sabremos que ese acto ayuda a proteger a la biodiversidad nativa. De hecho, está permitido por ley cazar castores, priorizando así a las especies nativas frente a las introducidas en pos de proteger el legado natural de Chile.
Todo animal es vida y merece respeto (de acuerdo con los animalistas), pero siempre es importante analizar el contexto. Las especies que fueron introducidas son cuidadas en los países donde son nativas, como debe ser. Los invito a que cuidemos a las especies nativas y por sobre todo a las endémicas, nuestro oro viviente.
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