Cambio climático: la ciencia identifica los riesgos para el cultivo de la macha y el ostión en la Región de Coquimbo
Científicas y científicos del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA), trabajan en el Proyecto AdaptaClim para establecer los efectos del cambio climático para algunos recursos marinos emblemáticos de zona.
En materia de producción nacional pesquera y acuícola, la Región de Coquimbo es de suma importancia. En sus costas se genera más del 90% de producción de especies como la macha y el ostión del norte. Por ello, es de suma importancia evaluar los riesgos que pueden afectar a estos recursos ante cambios de los niveles de oxígeno y pH, pero también, el aumento de la temperatura en el mar, que podría ascender entre 1°C y 1,2°C adicionales desde el presente año hasta el 2035.
En este contexto, el Proyecto AdaptaClim está investigando la identificación de los efectos de estas alteraciones para diseñar una futura estrategia regional de adaptación al cambio climático. La actividad es liderada por el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas, CEAZA, y forma parte de la iniciativa para la Construcción de Capacidades en Transparencia en Chile (CBIT). El proyecto cuenta con el financiamiento del Ministerio del Medio Ambiente de Chile y de GEF (Global Environment Facility) y su implementación y ejecución está a cargo de la Oficina para América Latina y El Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Temperatura, adaptación y sobrevivencia de especies
La Dra. Laura Ramajo, investigadora del Centro Científico CEAZA, cuenta que “nuestro estudio identificó el riesgo de la producción acuícola del ostión para las bahías de Tongoy y Guanaqueros frente a cambios en las temperaturas y el patrón de surgencia. Sabemos que la temperatura tiene un efecto importante sobre la fisiología de estos organismos e impacta tanto las tasas metabólicas como las tasas de crecimiento y que, en periodos con altas temperaturas, se pueden generar algunos procesos de estrés fisiológico, impactando la sobrevivencia de este importante recurso.”
En cuanto a la pesquería de la macha, la especialista agrega que se analizaron las principales áreas de manejo de este recurso marino y el impacto que experimentará por cambios en la surgencia, que consiste en la aparición de aguas frías y productivas profundas que emergen a la superficie. “La zona de Coquimbo y Tongoy presenta un riesgo de aumento en la intensidad de la surgencia mucho mayor que la zona de Punta de Choros”, señala.
La especialista subraya que la capacidad adaptativa dependerá, en gran parte, del monitoreo de condiciones de la atmósfera y del océano, explicando que “en Tongoy, CEAZA cuenta con una boya oceanográfica que nos permite monitorear variables ambientales y obtener datos para proyectar los efectos en la producción acuícola y pesquera, pero a su vez, contribuye a que los actores tomen decisiones informadas”, destaca.
Zona costera en riesgo
Por su parte, la investigadora de CEAZA, María Valladares, evaluó los riesgos para los sectores productivos de la macha y ostión del norte, e indica que “entre los cambios ya identificados en los océanos se encuentran: la ocurrencia de marejadas más frecuentes e intensas, cambios en los patrones de los vientos, el aumento de la temperatura, la disminución del oxígeno del mar, la acidificación de los océanos, el incremento del nivel del mar y una mayor intensidad de los fenómenos de El Niño y La Niña.”
En cuanto a la zona costera de la Región de Coquimbo, los efectos del cambio climático son diversos: según señalan informes del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) 2021-2022. En ese sentido, Valladares explica que “habrá un aumento en las olas marinas de calor, de la intensidad del viento, de la acidificación del océano, mayor erosión e inundaciones costeras; además de un aumento relativo del nivel del mar.”
Finalmente el Seremi del Medio Ambiente de la Región de Coquimbo, Leonardo Gros, comenta que “la presencia del cambio climático va a afectar a todos los rubros productivos, y la recolección de machas y producción de ostiones no son la excepción. Por este motivo, debemos anticiparnos a los efectos negativos que este fenómeno pueda producir, adaptando las actividades productivas a esta nueva realidad. Para ello, es necesario contar con insumos científicos-técnicos como los que generará el Proyecto AdaptaClim, lo cual permitirá mejorar las capacidades de planificación e incorporar elementos innovadores, logrando su sustentabilidad en el tiempo”, destaca.
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