Aunque a muchos sorprenda, el interés por conocer el mundo no ha disminuido en los infantes, curiosidad perenne que fue refrendada por un estudio que realizó la Fundación Integra en todo el país.
Aunque el proceso de vacunación el país sigue avanzando, aquella vida “normal” que alguna vez conocimos aún está lejos de aparecer en el horizonte cercano, especialmente para la educación presencial. Por ende, niños y niñas, en su mayoría, siguen en sus casas educándose a distancia y sin contacto social. Pero, ¿qué ha ocurrido con ellos/as? ¿Qué tan duro ha sido este periodo para su crecimiento?
Buscando respuestas a estas y otras interrogantes, la Fundación Integra encargó a la U. Católica el estudio “Efectos de la pandemia en los niños, niñas, familias y equipos”, investigación realizada a fines del año pasado y que abarcó a familias de sus salas cuna y jardines infantiles en todo el país, y en particular, acogió el sentir de 249 familias de la Región de Coquimbo.
Entre los resultados, destacó que un 45% disminuyó su paciencia durante este periodo de pandemia. Sin embargo, el 78% de los/as infantes incrementó sus ganas de jugar, al mismo tiempo que un 67% aumentó sus ganas de aprender.
Positiva sorpresa
Sobre este último punto, los profesionales de Integra se manifiestan gratamente sorprendidos/as, pues se esperaban cifras menos positivas en atención a que muchas familias estaban en casa pero bajo condiciones complejas, “pero fue esperanzador saber que niños y niñas no han disminuido sus ganas de conocer su entorno y el mundo”, indica al respecto la Jefa del Departamento Educativo de la fundación, Johanna Cortés Véliz.
¿Cuál sería la posible causa de esta situación? Johanna comenta que la propensión a aprender es innata a niños/as y al ser humano desde el momento de nacer, “por tanto, es una condición vital, y aún frente a situaciones adversas como una pandemia, desnutrición y maltrato, entre otras, esta capacidad de aprender no se inhibe, porque para poder estar vivos necesitamos aprender”, añade.
Asimismo, la profesional comenta que, en este contexto, generar oportunidades de aprendizaje para los/as niños/as es un tema de equidad, y por ello, el Programa de Indagación para Primeras Edades, PIPE, del Proyecto Explora Coquimbo financiado por el Ministerio de Ciencias, ejecutado por la Universidad Católica del Norte, es una excelente instancia para ese objetivo.
“Todos los niños tienen el derecho de poder conocer y apropiarse del mundo, y cualquier iniciativa que propenda a que puedan indagar y conocer su entorno, me parece fundamental para su desarrollo, y por ende, viene a dar respuesta a uno de los resultados de esa encuesta, en cuanto a esas ganas de aprender que nunca se apagan”, sostiene Johanna.
Habilidades para todos/as
Al respecto, la Encargada de PIPE, Francisca Monardes Flores, comenta que los procesos educativos no se pueden detener, “aunque hay procesos cognitivos y de interacción a través de relaciones con otros, pero como educadoras no podemos detener el proceso educativo por una pandemia, porque la brecha de desigualdad social se extendería mucho más”, agrega.
“PIPE es una de las iniciativas del Programa Explora que viene a ser este equilibrio social, en donde se comprende, reconoce y protege el medio que rodea a niños y niñas desde una mirada de conciencia social y ambiental”, destaca también Francisca, e igualmente, enfatiza que “a través de este espacio se pretende desarrollar habilidades no sólo en los párvulos, sino que también en los mediadores que están siempre con ellos, en este caso, los equipos pedagógicos que desarrollan un trabajo articulado, efectivo y sistemático con las familias, quienes en este momento son el gran apoyo y sustento de las comunidades educativas”.
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