Cada mes, nuestros amigos del Museo del Limarí nos estarán contando de una pieza arqueológica de relevancia e interés.
Esta botija posee en su exterior una decoración esmaltada de color verde, por lo cual, se identifica inmediatamente con el período histórico colonial, que comienza en nuestra región con la llegada de las huestes españolas hacia el año 1532 d.C. Fue encontrado en una tumba del cementerio del sitio arqueológico Estadio Fiscal de Ovalle (EFO), en las excavaciones dirigidas por la arqueóloga Grete Mostny, en el año 1962, lo que demuestra la continuidad del cementerio hasta tiempos coloniales.
Aunque muchas de las áreas conquistadas por los españoles en América tenían sus propias tradiciones cerámicas, hubo una incesante demanda por parte de los colonos por formas y tipos de tradición hispana. En un principio, los productos venían de España, pero ya hacia fines del siglo XVI, existen centros productores de cerámica, que difunden los elementos y estilos españoles, en México, Panamá, Guatemala y Perú (Deagan; 1987: 26-27), que van a suministrar piezas al resto de los países conquistados, donde poco a poco también van a conformar sus centros de producción local, debido al alto costo de los productos importados, la irregularidad en su suministro y la incorporación de indígenas en labores como la preparación de alimentos, los que estarían usando sus utensilios tradicionales, entre otros factores (Prado, Gómez y Ocaranza 2015).
En Chile se ha documentado la existencia de una Ollería de los jesuitas en Santiago, que se ubicaba al sur oriente de la ciudad, en la actual calle Portugal. Al tiempo de la expulsión de los jesuitas se realizaban en ella diversas actividades, labores agrícolas y ganaderas, además se elaboraba pan, velas y jabón, y oficiaba de lavandería (C.G., Vol. 472).Sin embargo, la actividad que caracterizó a esta chacra fue la alfarería. (Prado, Gómez y Ocaranza 2015).
