Doctora en Química y artista visual, la académica de la UDA Alejandra Tello Zamorano estrenó este año una exposición basada en sus trabajos de laboratorio. Un bosque de setas inspirado en una placa de óxido de zinc, pinturas basadas en observaciones con microscopios nucleares y un fallido experimento flúor son parte de la obra.
Un cubo blanco en medio de la Universidad de Atacama. La gente mira extrañada y se acerca a ver para apreciar de qué se trata. En las paredes de la estructura hay pequeños visores negros. Al aproximarse y mirar, se pueden observar hongos rosados pequeñitos y ¿personas?, ¿Personas pequeñitas?
Sí, son personas que andan ahí dentro. Se trata de la instalación “Bosque de Zetas”, un cubo al que se puede ingresar libremente por una puerta lateral, y ya dentro de él se puede interactuar con hongos gigantes en un espacio reducido, dando una sensación de pequeñez. Los espectadores son, a la vez que observadores, sujetos de observación, ya que desde afuera otras personas los pueden ver por visores de monoculares que, al estar invertidos, los hacen lucir pequeñísimos.
Dentro del cubo se esconde otra realidad.
Esta es solo una de las tres partes que componen la obra “Nanocosmos”, de la doctora en química y artista visual Alejandra Tello Zamorano, quien durante la inauguración de la exposición, en las dependencias de la Universidad de Atacama, hizo del antiguo edificio de rectoría un laboratorio para la experimentación artística en “nanoarte”. “El nanoarte consiste en el arte de lo muy, muy pequeño, de lo microscópico, en la escala del nanómetro, es decir menos de 10 mil veces el diámetro de un cabello humano”, explica Tello.
Dos instalaciones y una serie de pinturas componen la exposición. En total son ocho pinturas al óleo que están inspiradas en micrografías tomadas en potentes microscopios de barrido y atómicos, dando una nueva mirada al entorno. Estos cuadros están basados en estructuras moleculares que son hasta 10 mil veces más pequeñas que el diámetro de un cabello humano y, a través de ellos, los espectadores se hacen parte de la experiencia de asombro que conmovió en un comienzo a la artista en sus labores de científica.
Resalta en la ex casa central de la Universidad de Atacama “Microgotas”, una de las pinturas basada en un experimento de Alejandra donde tonos azules nos hablan del líquido más extraordinario para el arte y la ciencia: el agua. “Microgotas consiste en el estudio de gotas de agua, las cuales provienen de una laguna desde una pequeña vertiente en la Laguna Verde de Valparaíso. Quise ver algas, microalgas. Al estudiar estos microorganismos, vi cómo estas gotas chocaban y se convertían en gotas más grandes. El agua tiene un ciclo, el agua que está en todos lados es la misma agua que da vueltas y vueltas por los siglos de los siglos… ¿por qué el agua?”, reflexiona la investigadora.
Saliendo de la sala central se encuentra una pequeña puerta de donde proviene una música misteriosa. Se trata de un antiguo gabinete que las hace de laboratorio, pero no cualquier laboratorio. Es uno donde falló un experimento y los colores flúor se apropiaron del espacio. Los colores se toman todas las paredes iluminadas con luces azules.
Al entrar los asistentes ven pequeñas cápsulas Petri donde habitan mini mundos de colores. Estas cápsulas son las mismas que se utilizan 
para cultivos biológicos. Los colores y las formas emulan la realidad de las bacterias criadas en estos contenedores de vidrio.
“Los elementos que incorporo son bastantes. Por un lado, predomina la pintura y, por otro, textiles, óleos y acrílicos, temples y las cápsulas Petri, que son típicas de laboratorio. Estas las pinto con acrílicos fluorescentes y con nanopartículas que también son flúor. Las nanopartículas Quantum Dot”.
Sobre las motivaciones de hacer esta exposición, Tello cuenta que “son las primeras indagaciones que realicé, fotografías a través de microscopios que se llaman micrografías” y añade, “para mí, el mundo microscópico y el mundo macro que es donde nos movemos, están unidos. El mundo macroscópico está sustentado en el mundo microscópico, en ese mundo invisible de átomos, energía, moléculas que sustenta a todas nuestra materia orgánica y nuestras vidas”.
Una experiencia que mezcla el arte y la ciencia y que está disponible en el salón central del edificio de la ex rectoría de la Universidad de Atacama. El horario para las visitas es de 09:00 a 13:00 horas y en la tarde, de 15:00 a 17:00 horas. Estará disponible hasta el 9 de agosto.
