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En lo alto, en el altiplano de la región de Arica y Parinacota se encuentra ubicada la Reserva de Biosfera Lauca, que abarca el Parque Nacional Lauca, La Reserva Nacional Las Vicuñas y el Monumento Nacional Salar de Surire, lugar donde hoy se está realizando un gran trabajo de investigación que busca recuperar y conservar la biodiversidad de especies que se encuentran en la zona.
Nombrada en 1984, La Reserva de Biosfera Lauca es parte de las zonas de ecosistemas reconocidas en un plano internacional en el marco del Programa MAB (Hombre y Biosfera) de la UNESCO. Estos sitios sirven para impulsar armónicamente la integración de las poblaciones y la naturaleza, a fin de promover un desarrollo sostenible mediante un diálogo participativo, el intercambio de conocimiento, la reducción de la pobreza, la mejora del bienestar, el respeto a los valores culturales y la capacidad de adaptación de la sociedad ante los cambios.
Parte de las 10 Reservas de la Biosfera que existen en el país, Lauca se ubica a más de 4.000 metros de altura y cuenta con una superficie total de 137.883 hectáreas, es un entorno medioambiental altamente frágil y vulnerable. Su flora compuesta por tolares, bofedales y la fauna endémica con sus camélidos y su variada avifauna comparten terreno con las comunidades de la zona que forman un gran sincretismo cultural.
En el lugar, actualmente se realiza una serie de trabajos de investigación que buscan preservar las especies que se encuentran en el lugar, ya que por las condiciones extremas de altitud, clima y escasez de oxígeno, representa una región biogeográfica y bioclimática única de Chile.
Una de las instituciones que se encarga de velar y resguardar el Lauca y las 3 reservas y zonas protegidas del altiplano, es la Corporación Nacional Forestal, Conaf. La cual a través se su revista CHILE FORESTAL y BIODIVERSIDATA, dan a conocer una serie de investigaciones y en post de la conservación y desarrollo que se debe realizar en este tipo de sitios.
Guillermo Cisternas Valenzuela, Director Regional de Conaf Arica y Parinacota habló sobre la serie de trabajos que se están concretando en la zona, la investigación que se lleva a cabo y los métodos de conservación y desarrollo que se producen para mantener está importante reserva de la biosfera.
¿Qué son las áreas protegidas y cómo cuidan de ellas?
Las áreas protegidas son una herramienta que tiene el estado para cuidar las diferentes especies que existen en zonas específicas del país. Para ello, la Conaf cuenta con diversas herramientas partiendo por nuestro equipo técnico y profesional que vela por el cuidado y manejo de las áreas silvestres protegidas, los guarda parques que están permanentemente en terrero y los equipos tecnológicos como los GPS, Binoculares especiales, sistemas geográficos de Información, cámaras trampa, entre otros; que ayudan realizar censos y estudios de las especies de estos lugares.
Además, se estudian con método de campo para analizar las especies en terreno y el método científico para analizar los movimientos de la población, en el caso de las aves y los mamíferos. También, debemos trabajar con otras instituciones como carabineros para lo que es el patrullaje preventivo dado la extensión del terreno y la cantidad de personas que circulan por ahí.
¿Cómo vinculan su trabajo con las comunidades del Lauca?
Algunas de las características que se da en el lugar es que parte de los terrenos son privados, algunas de las comunidades que habitan la zona son dueños de ellos por lo que nuestro trabajo debe ser consentido y mutuo. Por ello realizamos muchas charlas en la zona y se da el caso que algunos de los niños que habitan cuando grande pasan a ser guarda parques.
Por ejemplo se está realizando un trabajo de recuperación de la Queñoa, donde se está reforestando con la gente.
¿Cómo puede ayudar la gente a cuidar las zonas protegidas?
Nosotros usamos básicamente la herramienta de la educación ambiental, a través de diferentes programas in situ y ex situ; esto quiere decir que educamos a las personas que llegan al lugar para conocer como también, realizamos charlas a la población de la zona; sobre todo en los colegios donde también hemos ido a plantar llaretas y Queñoa con ellos.
Es fundamental trabajar con los niños y niñas, ya que ellos son los que velarán en el futuro por su entorno, por lo tanto si ellos aprenden a cuidar el medio ambiente transmitirán la información y las buenas prácticas a los adultos que tienen cerca.
Algunos de los trabajos de investigación que se han desarrollado es el de “Abundancia Relativa y Patrones de Actividad en Euphractus nationi (Thomas, 1894) en la Reserva de la Biósfera Lauca” que habla sobre el avistamiento del Quirquincho una de las especies menos estudiadas en Chile y que gracias a cámaras trampa se pudo apreciar patrones de comportamiento y habitad.
Asimismo podemos ver el trabajo y los procesos que se utilizan para la Recuperación de la Queñoa y el re descubrimiento de los “Anuros en el Monumento Natural Salar de Surire”, estos últimos son anfibios poco estudiados debido a la fragilidad del entorno producto de la influencia antrópica y el cambio climático.
Entre las especies más notorias y que han servido de investigación, producto del peligro de extinción en el que se encuentran están:
La llareta: Azorella compacta, flora con extraordinarias adaptaciones a las altas elevaciones y escasez de oxígeno.
La Queñoa: Polylepis Rugolosa Bitter, planta con flor de la familia de las rosáceas (Rosaceae), es el árbol que vive a más altura.
Peces del Género Orestias: habitan a treinta metros de profundidad que constituyen especies bastantes primitivas y ya casi desaparecidas.
Suri:Pterocnemia pennata tarapacensis, avestruz alto andino de considerable tamaño.
Chorlito Cordillerano: Phegornis mitchellii, ave de carácter solitario que vive cerca de lagos entre los 3.000 y 5.000 metros de altura.
Tagua Gigante: Fulica gigantea, que construye grandes nidos de barro en el agua que pueden alcanzar los 3 m de diámetro y con capacidad para soportar 80 kilos.
Flamencos: habitan tres tipos de flamencos: el flamenco chileno (Phoenicopterus chilensis), flamenco andino (Phoenicoparrus andinus), y flamenco de James (Phoenicoparrus jamesi).
Los Guanacos: Lama guanicoe, que se distribuían ampliamente en el sur de América, ahora son relativamente escasos.
La Taruca: Hippocamelus antisensis, Venado Andino con una distribución en Chile muy restringida, estando presente sólo en las áreas más nortinas de la pre-puna y de la puna.
El Puma: Puma concolor, felino más grande del continente que se extiende desde Canadá hasta Magallanes.
El Gato Andino: Oreailurus jacobita, también conocido como titi es una de las especies menos conocidos más amenazada del continente americano.
El Gato De Las Pampas: Lynchailurus colocolo, es similar al gato doméstico, mide de 50 a 70 cm. y su pelaje largo y de color gris amarillento, con líneas oscuras en la nuca y en los hombros.
También, hay una gran diversidad de roedores dentro del Lauca, siendo la mayor de Chile con 22 especies; donde el más notorio por su tamaño es la Vizcacha(Lagidium viscacia), que habita en los sitios pedregosos.
Por otro lado, gracias a las investigac
iones realizadas por la Conaf pudieron ver que han regresado a la zona los Quirquinchos, Euphractus nationi, de caparazón aplanada y con pelos que se implantan entre las corridas de ésta. Ha sido ocupado para crear un instrumento musical y como amuleto ancestral.
Y finalmente, uno de los mamíferos con los que se realiza un gran trabajo de protección y vigilancia es La Vicuña, Vicugna vicugna, parte de la familia de los camélidos conocida entre los aymaras como Wari, amo de las alturas estuvo al borde de la extinción al principio de los 70’s y que es víctima de caza indiscriminada, ya que su lana es una de las más caras del mundo.
Debido a esto con la Vicuña se da un caso especial con la mantención de un trabajo con la comunidad que cría a esta especie y el SAG (Servicio Agrícola Ganadero), donde se ha organizado un proceso que permite el desarrollo económico sustentable certificado de esquila del animal en momentos específicos del año.
La Reserva de Biósfera Lauca es un lugar lleno de posibilidades que recién comienza a conocer su potencial. Gracias a la tecnología y los investigadores interesados en la zona podemos descubrir más sobre el comportamiento de las especies que ahí habitan y, a través de la vinculación con las comunidades y la ciudadanía en general se podrán concretar desarrollos sustentables que no afecten negativamente a la flora y fauna endémica del lugar.
Referencias Bibliográficas
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