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Desde el valle de Lluta al corazón de Santiago

  • 24 Noviembre, 2016

Alumnos ganadores de concurso regional viajan a defender sus proyectos

·         Cuatro alumnos y dos profesores viajan a defender los dos proyectos científicos ganadores del Concurso Regional Escolar de Ciencia y Tecnología del Programa Asociativo Regional EXPLORA de Conicyt. Entre ellos, va una alumna del valle de Lluta, que se traslada cada día 20 kilómetros desde su casa, al liceo municipal en el que estudia.

La luna apenas ilumina las colas de caballo, plantas prehistóricas que abundan en el valle de Lluta, cuando son las cinco de la mañana. Pero en el kilómetro 15 y medio, al interior del campo, las luces se encienden para que Wendy y sus dos hermanitos mayores, Diego y Cristopher, se levanten a tomar desayuno. Cantan los gallos y ladra un cachorro pastor alemán a la hora en que la mesa está lista con el pan amasado junto a la leche caliente, es la última corta conversación con su padre, Santos, antes de partir a clases.

Para Wendy, continuar estudios en la enseñanza media  implica desplazarse 20 kilómetros desde el valle a la avenida Loa donde queda el liceo donde estudia. A las seis y media de lunes a viernes, camina entre la oscuridad por un sendero de tierra, mientras la luna sigue. Por la carretera pasan grandes camiones con carga desde Bolivia al terminal portuario y también su taxibus municipal de color amarillo que se detiene para llevar a los alumnos que como ella, se desplazan cada día para continuar sus estudios en la ciudad.

Después de una hora en que suben niños a lo largo del valle de Lluta a esta micro grande, Wendy llega al liceo donde además de asistir a clases, comparte un desayuno y almuerzo con sus compañeros de lunes a viernes. Es aquí donde aprovecha junto a su compañero Christhoper y Paola, su profesora de ciencias,  de avanzar en una investigación escolar que los llevó a ocupar el primer lugar y la posibilidad de representar a la región a nivel nacional la próxima semana.

TRABAJOS

En el mes de octubre se realizó el Concurso Regional de Ciencia y Tecnología del Programa Asociativo Regional Explora de Conicyt, Arica y Parinacota, presentándose 34 trabajos, los cuales fueron expuestos antes jurados especializados, quedando dos seleccionados, uno de educación básica y otro de media. Los alumnos y sus profesores viajarán el martes 22 a Santiago a defender sus proyectos a nivel nacional.

A nivel básico, en el áreas de las ciencias naturales, fue ganador el trabajo “Reproducción de cactus candelabro en ambiente de laboratorio escolar a nivel del mar” de los alumnos de la escuela José Miguel Carrera, Héctor Rojas y Sebastián Zegarra, guiados por su profesor, Patricio Alcántara.

Su investigación consistió en la reproducción del cactus candelabro en el laboratorio de la escuela, para ello tuvieron que pedir autorización de la Conaf para trabajar con esta especie protegida y en extinción, siendo asesorados por un experto en el corte de esquejes y tratamiento de semillas. Agregaron una segunda etapa de investigación,  ya que el hábitat de los distintos pisos ecológicos afectó las plantas a las que se le desarrollaron hongos.

A nivel medio, el tema ganador fue “Concentración de salinidad adecuada para la desactivación de la criptobiosis en el género artemia”, desarrollado por Wendy Vadillo y Christhoper Reyes, del Liceo Antonio Varas de la Barra, guiados por su profesora Paola Moraga y el asesor científico de la Universidad de Tarapacá, Arnaldo Vilaxa.

Trabajaron con unos pequeños crustáceos llamados artemias, los cuales se encuentran en estado de criptobiosis, es decir, una etapa en que estos seres marinos se encuentran sin signos vitales pero tampoco muertos. Estudiaron la cantidad óptima de salinización para desactivar este estado y producir eclosiones en los huevos.

EMOCIONES

El día que los 34 trabajos de los estudiantes fueron defendidos, se definió a estos cuatro alumnos como los representantes de la región. El momento de la premiación fue emocionante, porque según sus propias palabras, no pensaban llegar tan lejos. Dicen que se les encogió hasta el estómago y los nervios se apoderaron por un momento, sólo al pensar que por primera vez tres de ellos van a viajar a Santiago y subir a un avión. Están felices y hasta lo encuentran divertido.

 

Wendy saltó del asiento y fue a recibir la copa y el diploma. En su casa la esperaba una deliciosa comida preparada por su mamá Loyola, luego apareció la familia de la precordillera el fin de semana, a seguir celebrando la buena noticia. A sus 14 años además de estudiar, colabora en casa haciendo pan, algunos platos de comida, cuida a sus hermanitos pero también juega en el amplio espacio rural en Lluta que limita con los cerros, hasta que cae la noche, oscura como boca de lobo. Así pasan los días hasta que canta nuevamente el gallo a la misma hora en que se debe levantar para subir a la micro amarilla que  la lleva nuevamente a su Liceo en Arica.

 

 

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