Las áreas silvestres son el último soporte de los procesos ambientales y las estamos perdiendo a un ritmo tal vez irrecuperable producto de los incendios forestales.
Por Dr. Juan Carlos Ramírez.
Las últimas semanas han estado colmadas de malas noticias en nuestro país, involucrando la pérdida de vidas humanas y significativos daños a la infraestructura. Igualmente tristes son las noticias respecto al avance de los numerosos incendios que han afectado a nuestras áreas silvestres, especialmente en la Región de La Araucanía: informaciones recientes indican que la superficie dañada por el fuego supera fácilmente las 10 mil hectáreas y contando…
Para muchos de nosotros, esta información puede llevarnos a tener algún pensamiento de tristeza o indignación, ya que algunos de nuestros hermosos paisajes por decenas o centenares de años no serán los mismos. Sin embargo, el problema va mucho más allá: en primer lugar ¿podemos realmente dimensionar la superficie de áreas silvestres afectada hasta el momento por el fuego? Una hectárea corresponde a un cuadrado de 100 metros de lado. Considerando que una persona normal corre esta distancia en un tiempo de 15 a 30 segundos, para recorrer los 4 lados de este cuadrado se requeriría al menos de 1 minuto (obviemos el récord mundial de 100 metros planos). Un simple cálculo nos permite, entonces, concluir que para recorrer un cuadrado de 10 mil hectáreas requeriríamos al menos de 400 minutos (casi 7 horas), sin detenernos y considerando una superficie plana, sin obstáculos.
Nuestras áreas silvestres están, sin embargo, lejos de ser zonas planas y sin obstáculos. Recorriendo sus senderos, el visitante encontrará una vegetación exuberante, afloramientos rocosos, maravillosos ríos, lagunas y cascadas. Las áreas silvestres nos entregan no sólo un lugar de esparcimiento, sino que son el hogar de numerosos organismos, y son el último sostén que garantiza la permanencia del ciclo del agua y los nutrientes, entre otros. Es decir, hablamos del soporte vital de los procesos naturales.
Esta tragedia que hoy ensombrece la luz de la biodiversidad sería algo más llevadera si acaso los incendios forestales en nuestro país fueran principalmente de origen natural. Lamentablemente es todo lo contrario: en Chile, la mayor parte de los incendios forestales son provocados por la irresponsabilidad, indolencia e incluso la maldad del ser humano. Fueron necesarios varios años para que las normas de ingreso a las áreas silvestres fueran lo suficientemente estrictas como para llegar a la expulsión, incluso del país, de aquellos visitantes que no respetasen las normas respecto al uso del fuego, como ocurrió recientemente en el Parque Nacional Torres del Paine.
¿Podemos hacer algo como simples ciudadanos? ¿Sólo nos queda ver en las noticias la velocidad con la que nuestros parques, refugios de la biodiversidad, se consumen? Claro que podemos hacer algo: organicemos y participemos de campañas que vayan en ayuda de quienes ahora combaten el fuego. Cuando visitemos las áreas silvestres, respetemos TODAS las indicaciones, y siempre confiemos en los guardaparques para cualquier consulta, o bien, para denunciar alguna conducta irresponsable que observemos. Como tarea para quien lee este artículo, pensemos en otras maneras de ayudar a que el fuego no consuma nuestro patrimonio y difundámoslas. Este planeta es nuestro único hogar y todo lo que le afecte a la larga nos afectará también a nosotros.
El Dr. Juan Carlos Ramírez es Ingeniero Forestal (Universidad Austral de Chile), Magíster en Ciencias mención Silvicultura (Universidad Austral de Chile) y Doctor en Recursos Naturales (Institute of Soil Science, Gottfried Wilhelm Leibniz Universität Hannover, Alemania). En la actualidad es académico del Departamento de Ciencias Químicas y Recursos Naturales de la Universidad de La Frontera.