El vínculo entre la Dra. Flery Fonseca Salamanca y el PAR EXPLORA Región de La Araucanía data de hace mucho tiempo. Quizás la razón de esto sea la curiosidad que desde pequeña la llevó a ver más allá o tal vez sea su gran gusto por enseñar, heredado, sin duda, de sus padres. Lo cierto es que su exitosa carrera científica jamás la ha alejado del encuentro con los más pequeños, que tanto aprecia.
Las distintas áreas del conocimiento nunca le fueron esquivas a la Dra. Flery Fonseca, Tecnólogo Médico, Doctora en Parasitología y académico del Departamento de Ciencias Preclínicas de la Universidad de La Frontera, dado que, desde su infancia, sus padres la motivaron a explorar y crear, gustos que ha cultivado durante toda su vida.
Esto la ha llevado a desarrollarse en distintos ámbitos: en el científico, académico, musical y también en el encuentro con los más pequeños, quienes, a su juicio, son los más importantes en la sociedad.
¿Cómo surge su gusto por el ámbito científico?
Desde pequeña tuve un gusto por explorar, fui muy curiosa y siempre me metía en líos. Era muy buena para hacer cosas con las manos en el campo, mis papás también siempre nos llevaban a la playa, donde tienes todo un mundo para explorar, desde andar cazando los saltamontes hasta hacer la propia caña de pescar. En todo ello tuvieron mucho que ver los papás.
¿De qué modo sus padres influyeron en este gusto por la exploración?
Ellos siempre nos incentivaron la curiosidad. Creo que en esa época era mucho más fácil que ahora porque, para empezar, no había electricidad, entonces uno de nuestros juegos era hacer lámparas con tarros, hielo y velas. También teníamos acceso a la revista Mampato y ahí siempre aparecían ideas que concretar, entonces los papás nos decían, a mí y mi hermana, “¡ya, hagánlo!”, y así pasábamos tardes enteras “inventando”. Era muy entretenido, la verdad es que lo pasábamos muy bien.
¿Por qué decide tomar el camino de la Tecnología Médica?
Mi decisión la motivó una cuestión más bien práctica y económica. En general me gustaban todos los ámbitos del conocimiento, pero la carrera humanista que más me motivaba en esa época era Derecho y no se impartía en la región. También quería estudiar profesionalmente música, pero tampoco se daba acá, y la verdad es que como los papás siempre nos estimularon en todos los aspectos, todo me gustaba: biología, matemáticas, dibujo, lo que fuese.
Pero opta por la Tecnología Médica…
Mi norte fue siempre la Universidad de La Frontera y frente a la situación de que no se impartían las otras carreras, tuve claro que mi elección iba a ser de la Facultad de Medicina. Sabía que la carrera de Medicina no era una opción porque las cosas me afectan mucho y creo que uno debe tener vocación. Si bien el ayudar siempre ha sido parte de mí, el dolor humano es algo que requiere de vocación para hacerlo con excelencia. Todos tenemos habilidades diferentes, y eso es lo que nos diferencia y nos hace mejores en lo que hagamos. Por eso elegí Tecnología Médica.
¿Cómo fue su etapa universitaria?
Desde que empecé a estudiar la carrera realicé paralelamente ayudantías. Siempre me gustó el trabajo independiente en el laboratorio y tuve la fortuna de que siempre me dejaron ser, tanto en Biología como en Banco de Sangre, que fueron las ayudantías que hice durante toda la carrera.
Una vez que egresa de la carrera, ¿qué rumbo toma su camino profesional?
Durante un tiempo trabajé en el Hospital Regional, pero en un momento se terminó de despertar la chispa en mí que dijo “lo tuyo más que por el laboratorio va por hacer clases”. Debo decir, en este sentido, que tuve la suerte de llegar al mejor departamento de la Universidad de La Frontera, Ciencias Preclínicas, y de estar bajo la tutela del Dr. Carlos Oberg, quien desde un comienzo me motivó a que me especializara.
¿En qué se especializó?
Mi padre era ingeniero y profesor universitario y mi madre es profesora normalista, por lo tanto respeto mucho la labor docente. Entonces, hice un magíster en educación para hacer clases con propiedad. El año que terminaba, partí a España a hacer un Doctorado en el Departamento de Parasitología de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid.
¿Qué le ocupa actualmente en el área de la investigación?
Estamos trabajando en biología molecular e identificación de especies con parasitosis como hidatidosis, trichomoniasis triquinosis, difilobotriasis, protozoos intestinales, en general zoonosis. Todos ellos son parásitos patógenos que están presentes en nuestra región y que han sido poco estudiados molecularmente. Además, este año nuestro laboratorio se adjudicó dos proyectos DIUFRO, con lo que se le dará un impulso mayor a la investigación.
La rama de la parasitología puede que no resulte del todo atractiva para muchas personas. De hecho, cuando se habla de parásitos, surge en algunas ocasiones un cierto rechazo, sobre todo por los niños, niñas y jóvenes. ¿Cómo nace su gusto por la parasitología?
Son los bichos de la “guata” (ríe). Bueno, la parasitología es una de las menciones de la carrera de Tecnología Médica, por lo tanto para mí fue siempre un área cercana. Pero a medida que fui conociendo más los parásitos, me fueron gustando más y más. Hay temas parasitológicos que me agradan menos, por ejemplo los artrópodos, pero cada cual tiene su área. Además, los parásitos son muy entretenidos. Siempre que hago charlas a escolares les cuento que son los bichos que están en la “guata” y que por lo tanto se comen los nutrientes; si no hay nutrientes, no se puede crecer; si no se crece, no se puede pensar; y si no se piensa, todo es muy aburrido.
Vinculado a lo anterior, ¿cómo comienza a participar en el PAR EXPLORA Región de La Araucanía y qué tal ha sido esta experiencia?
No recuerdo cómo comenzó, pero lo que se ha logrado con la vinculación entre la Unidad de Parasitología y las actividades de EXPLORA para mí ha sido espectacular. Nosotros decimos que sí a todas las iniciativas del Proyecto porque creemos que hay que sembrar en los niños, a ellos hay que llamarlos a la curiosidad. A mí me dieron un amplio espacio para que me desarrollara y hay niños que no tienen esa posibilidad; por eso se abren las puertas de nuestros laboratorios a los estudiantes y si la lejanía no les permite venir, yo voy a visitarlos.
Hay un sentido de responsabilidad social en ello…
Así es, y lo haces a través de dos direcciones. La primera es despertar la curiosidad en los niños, mostrándoles cosas a las cuales ellos no pueden acceder, generalmente por las distancias, y por otro lado podemos compartir con ellos lo importante que es prevenir la infección con acciones tan simples como el lavado de manos.
La artista detrás de la científica
Dentro de la Universidad es conocida su faceta en la música. ¿En qué circunstancias se gesta esta pasión que ha compatibilizado con su carrera científica?
Mi madre trabajaba en la Escuela de Cultura y Difusión Artística como profesora de guitarra clásica, por lo mismo desde los ocho años ya estudiaba música. Cuando entré
en la Universidad también ingresé a la Orquesta Filarmónica de Temuco, como chelista.
¿Y en qué está esa faceta artística en la actualidad?
Cuando el Dr. Eduardo Hebel estuvo de Decano de la Facultad de Medicina me solicitó que formara la Orquesta de Cámara de la Facultad, que era algo que siempre había querido. Ese proyecto funcionó bastante bien unos tres años y era un espacio de distención para los estudiantes. Luego nos quedamos sin músicos, pero los atriles y las ganas aún están, por lo tanto cualquier día de éstos retomaremos la Orquesta.
Ya en el campo de las proyecciones, ¿cómo le gustaría seguir desarrollándose?
Yo siempre me veo como que estoy partiendo y esa actitud te da energías para siempre planear cosas nuevas. Hace poco nos cambiamos a nuevas dependencias, y creo que esto también va a marcar una gran diferencia en lo que se hará a futuro. Además, seguiré participando en las actividades del PAR EXPLORA Araucanía porque para mí lo principal son los niños. Nosotros nos hemos encontrado con escuelas muy rurales y pequeñas, donde el profesor de ciencias ha formado un laboratorio, entonces la motivación está… somos nosotros quienes debemos potenciar esto. Esta es la única forma de mejorar el país.
Desde tu posición de científica, ¿qué les dirías a los niños, niñas y jóvenes de nuestra región?
Que nunca se detengan. Exploren, busquen, pregunten, miren, lean, salgan de sus casas, súbanse a un árbol… en suma, los llamaría a siempre ser curiosos.
Periodista: Carolina Nahuelpi Álvarez.